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Paradojas de la modernidad para las mujeres

Paradojas de la modernidad para las mujeres Hace algún tiempo corre por la red de redes esta proclama. Sabe dios, elaborada por quién y con qué intenciones. Lo cierto es que un elevado por ciento de mujeres capaces, bien calificadas y aparentemente realizadas en su doble condición de profesionales y amas de casas, dice identificarse con ella.

Ahora, es otra mujer moderna quien me la envía. Quizás, también agobiada por ese papel que asumimos estoicamente día a día con tal de sentirnos menos minimizadas frente al macho de la especie y hacer algo porque las de mañana, tenga menos de que quejarse de sus congéneres.

Allí van las Confesiones de una mujer moderna

Son las 6:00 hrs. A.m. El despertador no para de sonar y no tengo fuerzas ni para tirarlo contra la pared. Estoy acabada. No querría tener que ir al trabajo hoy. Quiero quedarme en casa, cocinando, escuchando música, cantando, etc.

Si tuviera un perro, lo pasearía por los alrededores, limpiaría la casa, haría de comer y descansaría, pero NO!! Tengo que salir de la cama, meter primera al auto y tengo que poner el cerebro a funcionar como una computadora.

Me gustaría saber quien fue la bruja imbécil que tuvo la puta idea de comenzar la lucha por la reivindicación de los derechos de la mujer y preguntarle porqué hizo eso con nosotras, las que nacimos después de ella.

En el tiempo de nuestras abuelas todo estaba bien: ellas se pasaban todo el día bordando, intercambiando recetas de cocina con sus amigas, enseñándose mutuamente secretos de condimentos, trucos, remedios caseros , leyendo buenos libros de las bibliotecas de sus maridos, decorando la casa, podando árboles, plantando flores , recogiendo legumbres de las huertas y educando a sus hijos.

La vida era un gran curso de arte, medicina alternativa, cultivo de la razón y la inteligencia y cocina.

Después se puso mejor: teníamos servidumbre, el teléfono, las telenovelas, el internte!!!!

Cuantas horas de paz nos trajo, a las mujeres, las tecnología y las chachas…hasta que vino una pendejita a la que no le gustaban ni el corpiño ni los corsés y empezó a contaminar a varias otras rebeldes inconsecuentes con ideas raras como “vamos a conquistar nuestro espacio”…qué espacio ni que la chingada…si ya teníamos la casa entera!!!

Todo el cabrón barrio era nuestro, el mundo a nuestros pies!!! Teníamos el dominio completo sobre los hombres; ellos dependían de nosotras para comer, vestirse y hasta para aparentar bienestar delante de sus amigos. Y ahora... ¿donde diablos están ellos?

NUESTRO ESPACIO!!! Ahora ellos están confundidos, no saben qué papel desempeñan en la sociedad, huyen de nostras como el diablo de la cruz. Ese chistecito, la gracia del feminismo, acabó llenándonos de deberes y obligaciones como si fuéramos hombres.

Pero nunca nos libró de los que ya nos tocaban como plantilla desde la cuna por ser mujeres y lo peor de todo, acabó lanzándonos dentro del calabozo de la soltería crónica aguda!

Antiguamente los casamientos duraban para siempre.

¿Por qué, díganme por qué, un género que tenía todo lo mejor, que sólo necesitaba ser frágil y dejarse querer en la vida, comenzó a competir con los machos? ¿A quién jodidos se le ocurrió?

Miren el tamaño de los bíceps de ello y el nuestro…eso estaba muy claro desde le principio…la cosa no iba a terminar bien…ahora no son pocas las que andan con ojos rojos o lesiones en cualquier parte, eso, cuando quedan vivas!

No aguanto más ser obligada al ritual diario de estar flaca como una escoba, pero con tetas y culo duritos, para lo cual tengo que aparte de trabajar matarme en el gimnasio, además de morir de hambre, ponerme hidratantes, antiarrugas, padecer complejo de radiador viejo tomando agua a todas horas, y demás armas para no caer vencida por la vejez, maquillarme impecablemente cada mañana desde la frente al escote, tener el pelo impecable y no atrasarme con las mechas, que las canas son peor que la lepra; elegir bien la ropa, los zapatos y los accesorios, no sea que no esté presentable para esa reunión de trabajo.

No quiero seguir teniendo que decidir qué perfume combina con mi mal humor, ni salir corriendo para no quedarme embotellada por el tráfico y resolver la mitad de las cosas por teléfono, correr el riesgo de ser asaltada, de morir embestida por un autobús, instalarme todo el día frente a una mendiga computadora trabajando como una esclava (moderna, claro está…como si eso hiciera diferencia),y resolviendo los problemas de todo el que se acerca a mi!!!

Todo para salir con los ojos rojos- por el monitor, claro, por que para llorar de amor no hay tiempo-…y seguir recordando que teníamos todo resuelto!!

Cuán elevado es pagar el precio por estar siempre en forma, sin estrías, depiladas, sonrientes, perfumadas, uñas perfectas, sin hablar del currículum impecable, lleno de diplomas, maestrías, doctorados y especialidades y siendo una ejecutiva profesional (o una esclava que le soluciona la vida al haragán de su jefe).

Nos volvimos las súper mujeres ejecutivas pero seguimos dependiendo de los hombres, ganando igual que ellos por hacer el doble del trabajo que ellos jamás hacen en el día y de todos modos siguen siendo los que tienen el poder para darnos órdenes!!! ¿ qué diablos pasó???

¿No era mejor, mucho mejor, seguir tejiendo en la silla mecedora como si no pasara nada?

¡¡¡BASTA!!!

Quiero que alguien me abra la puerta para que pueda pasar, que corra la silla cuando me voy a sentar, que me mande flores, cartitas con poesías, que me dé serenatas en la ventana.

Si nosotras ya sabíamos que teníamos el dominio del Hombre en casa y un cerebro potencialmente más agudo que ellos, para que complicarnos la existencia…¿para quééééé había que demostrárselo a ellos??

Aaah pero tenia que salir alguna marimacha con delirio de inferioridad con sus ideas estúpidas a manipular y vender su idea de los derechos de la mujer. Bonitos derechos!! nos convirtieron en esclavas del trabajo y la soltería!!!

Ay, Dios mío, son las 6:30 AM y tengo que levantarme...

¡Que fría está esta solitaria y grandísima cama! ahhh ... quiero otra vez tener un maridito que llege del trabajo, se siente en el sofá y diga: mi amor…puedes hacerme un poquito de café, por favor??? ...o, ¿mi ángel, qué vamos a comer hoy?...porque en honor a la verdad, descubrí que es mucho mejor servirle una cena casera al que luego comparte conmigo la almohada y hasta el dolor nocturno, que atragantarme con un bocado mal procesado y un refresco mientras termino el trabajo de la oficina que traje a casa para entretenerme.

¿Piensas que estoy ironizando? No, mis queridas colegas, inteligentes, realizadas, liberadas, seducidas y abandonadas…estoy abdicando de mi puesto de mujer moderna!!!”

¿¿¿Qué opinas tú???

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