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Latinoamérica: Propuestas integracionistas contemporáneas

La integración es la clave de la salvación para América Latina: la unidad es indispensable como medio de autodefensa para mantener la libertad.

Para concretar estas aspiraciones, sugirió el filósofo mexicano Leopoldo Zea, será determinante elaborar programas educativos capaces de incentivar el respeto a lo autóctono, la libertad y la búsqueda de una efectiva relación entre todos los pueblos de esta área.

"El viejo sueño de la integración latinoamericana ha sido intentado, una y otra vez, por la política y la economía. Sin embargo, la falta de una conciencia integracionista impidió que el mismo fuese realidad…", señaló.

"Difíciles han sido, igualmente, los intentos para la integración por la vía económica. Intereses diversos han impedido su posibilidad. Pero existe otra vía…la de la integración por la educación y la cultura".

Para este pensador, el día en que toda la niñez latinoamericana, jóvenes y adultos tengan conciencia de lo que tienen de común con el resto de los pueblos de esta región, la integración se dará por añadidura.

"Conciencia de lo común sin negación de lo peculiar y lo propio. Conciencia de que además de ser brasileño, mexicano, argentino, etcétera, se es latinoamericano", puntualizó.

El proyecto de integración en la libertad, actualizado por este destacado intelectual del siglo XX, tiene como eje articulador el proceso de descolonización, porque parte de la conformación de un modelo auténtico basado en la libre determinación de estos países.

Zea promocionó un pensamiento autonomista en esta región e insistió en varias de sus obras en que la liberación total de las naciones latinoamericanas comenzaría a partir de que sus pobladores tomaran conciencia de la dependencia forjada por la tradición.

La búsqueda de la integración en el subcontinente debe sustentarse en la solidaridad, identificación de afanes comunes, similitud de acción de seres humanos y pueblos, y el diálogo.

Tales requisitos posibilitarán adelantar el proceso encaminado a lograr la unidad en la libertad y evitar la transformación de esta en anarquía, diagnosticó de manera temprana.

Pero esta modalidad integracionista debe tener como fines prácticos el progreso y la paz: "desde este punto de vista, teniendo a la unidad de los pueblos latinoamericanos como punto de partida para la unidad de las dos Américas y saltar después a la de todos los pueblos".

La integración en la libertad tendría como corolario la construcción de un mundo donde lo humano alcanzara la realización plena sin desatenderse de la aportación de la experiencia latinoamericana en la concreción de las aspiraciones de las sociedades de las restantes regiones del planeta.

Cualquier proyecto unificador, en su opinión, debe tener en cuenta que todos los hombres son iguales por ser distintos, iguales por poseer un rostro, una carne, una situación social y una cultura, y que por ello se asemejan al resto de los hombres y de los pueblos.

La cuestión de la identidad, el sujeto y la resistencia en Latinoamérica resultan temáticas interrelacionadas y complejas también en el pensar del brasileño Darcy Ribeiro.

En obras como El dilema de América Latina, este intelectual demostró su afán de describir y analizar, de manera multidisciplinaria y sistemática, los procesos sociales, culturales y económicos de los países de esta región.

Clave legada por este, en base a sus evaluaciones de la contemporaneidad en el subcontinente, fue la necesidad de aunar la teoría y la práctica desde una pronunciada inclinación latinoamericanista destinada a recuperar caminos propios.

Estas vías autopropulsadas garantizarían a mujeres y hombres de pensamiento en esta zona crear nuevos marcos conceptuales, capaces de reflejar de forma más fidedigna la realidad de estos países.

La propuesta gira en torno a la reivindicación de la identidad latinoamericana, orgullosa de su pasado pero dispuesta a despojarse del sentimiento autodestructivo de la inevitabilidad de un destino de opresión cultural, económica y política.

Aunque el proceso de globalización parece no dejar espacio para alcanzar este ideal, es preciso continuar la búsqueda de una identidad o identidades que permitan deslindar entre lo propio, lo ajeno y lo espurio.

Los investigadores Marcelo Colussi y Guillermo Guzmán coinciden con Zea y otros pensadores en que la educación popular es un requisito sin el cual no puede darse la integración y para eso es necesario indagar a fondo acerca del conocimiento y del pensamiento, sus alcances y sus posibilidades.

En América Latina atentaron contra la integración durante el siglo XX varios mecanismos ideados más allá de sus fronteras, como la Organización de Estados Americanos y el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.

Estas iniciativas, que contaron con el apoyo de gobiernos venales al sur del río Bravo, constituyeron expresiones del "panamericanismo" propugnado desde etapas precedentes por la derecha norteamericana y se camuflaron tras una falsa intención de unificación.

Programas impulsados hoy por países de esta América nuestra potencian la reanimación de los vínculos afectivos entre los distintos pueblos, el reconocimiento mutuo y las constantes pesquisas de nuevas vías o instrumentos de colaboración.

 

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