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XXII Cumbre Iberoamericana: La confirmación de América Latina

XXII Cumbre Iberoamericana: La confirmación de América Latina

   En medio de los embates de una crisis económica global, cuya solución no se vislumbra, las políticas que se aplican en Europa no parecen dar resultados ni lidiar con las causas de los problemas, afirmó el canciller cubano, Bruno Rodríguez, al intervenir en la XXII Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno, celebrada en Cadiz, Andalucía, España.

   El Estado de bienestar, del cual se enorgullecía el llamado Viejo Continente, parece en peligro de extinción. La supervivencia del euro, que fue motivo de esperanza, está amenazada, y el proceso de integración europeo está atrapado en dilemas profundos, subrayó.

   Los ciudadanos de esta región no son consultados ni participan en las decisiones de gobierno, mientras las consecuencias de la debacle financiera se descargan sobre los desempleados, los trabajadores de menos ingresos, los jóvenes y los emigrantes, añadió.

   Los recortes sociales y la represión de los movimientos de protesta no pueden ser el camino de ninguna solución para salir de la actual crisis, porque los sistemas políticos, que alguna vez fueron impuestos como modelo, han perdido legitimidad, agregó.

   A juicio del canciller cubano, este panorama alentó el desencuentro y el debilitamiento de los vínculos económicos entre Europa y América Latina.

   Cuando nos reunimos en Guadalajara (México) -sede de la I Cumbre del foro en 1991-, la UE concentraba el 24,8 por ciento de las exportaciones y el 20,2 por ciento de las importaciones latinoamericanas.

   Sin embargo, para 2009 fueron el 13,7 y el 14 por ciento, de manera respectiva, según datos aportados por el representante de la delegación antillana en el foro.

   En los años 90, nuestra región absorbió el 12 por ciento de la inversión directa del bloque; en los años cercanos al 2010, se redujo al seis por ciento, precisó.

   Ello demuestra que las relaciones económicas siguen siendo significativamente desfavorables para Latinoamérica, marcadas por la inequidad entre proveedores de materias primas con bajo valor agregado y suministradores de manufacturas.

   La vulnerabilidad frente a los movimientos de precios, el carácter injusto y desigual del orden económico internacional, la naturaleza irracional e insostenible de los modelos capitalistas de producción y consumo y el daño ambiental que provocan, significan riesgos muy graves para nuestro continente, argumentó Rodríguez.

   América Latina y el Caribe viven una nueva época. Nunca antes había existido de parte de los Gobiernos un compromiso más definido y orientado a favor de la justicia social, de la equidad y de la defensa de los intereses soberanos de los pueblos latinoamericanos, destacó.

   Con la constitución de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), las naciones del área han mostrado su determinación de construir un destino común. La Celac es nuestra obra más preciada, con la cual reivindicamos más de dos siglos de luchas y esperanzas, remarcó.

   Rodríguez citó al presidente cubano, Raúl Castro, cuando en la cumbre fundacional de ese mecanismo, celebrada en Caracas en diciembre de 2011, avisó que “sería un grave error desconocer que América Latina y el Caribe han cambiado, que no se nos puede tratar como en el pasado”.

   A la Península Ibérica nos unen históricos y especiales nexos, comentó en alusión a los vínculos con España y Portugal, y llamó a ambos a articular una política eficaz y mutuamente enriquecedora hacia Latinoamérica.

   Una relación, puntualizó, sustentada en la relación respetuosa entre soberanos iguales, sobre el sólido acervo de cinco siglos de historia compartida y lazos culturales raigales e intensos.

   El titular cubano de Relaciones Exteriores advirtió sobre los peligros que aquejan a la Unión Europea (UE), debido a los férreos planes de austeridad aplicados por los gobiernos del bloque comunitario.

   América Latina necesita una Europa fuerte, que asista a la arena internacional como una potencia global, afirmó y añadió que “todos necesitamos un mundo multipolar”.

   Rodríguez recordó que los grandes desafíos, como la amenaza nuclear o el cambio climático, son planetarios.

   Cuba considera que las cumbres iberoamericanas deben renovarse con una mirada nueva a América Latina por ser una época distinta y ello da a España, la oportunidad que existe cuando la región busca una gran diversificación de relaciones, expresó.

   Esta región “no es ya el patio trasero de Estados Unidos, sino que concurre al escenario mundial con alta población, grandes recursos del planeta, con un alto PIB y como actor independiente".

   El orden internacional actual es poco equitativo y excluyente, donde un grupo de países tratan de hablar en nombre de todos. Los países emergentes tienen que alcanzar una representación distinta y ser tratados como iguales. Los países del sur deben ser socios y hay que renunciar a prácticas pasadas que son obsoletas, de acuerdo con el canciller.

   “Viajamos todos en el mismo barco con un destino común en el que nos hundiremos o nos salvaremos todos”, sentenció.

   En torno a la relación con Estados Unidos y a las perspectivas que se abren tras la reelección del presidente, Barack Obama, informó que el gobierno cubano le a este propuso reanudar contactos sobre temas de interés común, como el migratorio o el reinicio del correo postal directo.

   Ello, a partir del presupuesto de que el bloqueo comercial de Estados Unidos es obsoleto y las encuestas señalan que la población de ese país está en contra, explicó.

   “Esperamos que Obama escuche al pueblo que lo eligió y de pasos en ese sentido que serían acogidos de forma constructiva por el gobierno cubano”, afirmó y recordó que la Unión Europea se ha pronunciado históricamente contra el bloqueo a Cuba que “acumula daños extraordinarios para una economía pequeña”.

   Un 76 por ciento de los cubanos han nacido bajo las condiciones del bloqueo norteamericano, precisó.

   También aludió a la posición común que la Unión Europea mantiene sobre Cuba desde 1996, la que calificó de inoperante, anclada en el pasado y violatoria del derecho internacional y la libertad de comercio.

   Existe una relación profunda histórica y cultura entre la península ibérica y América Latina fuera de cualquier coyuntura política. Siento que hay una oportunidad común entre Europa y América Latina, y entre España y América Latina, opinó.

   Siete presidentes latinoamericanos estuvieron ausentes en el encuentro bilateral del 16 y 17 de noviembre en España, pese a que asistieron delegaciones de 22 países.

   Los mandatarios que no asistieron fueron Daniel Ortega, de Nicaragua; Otto Pérez Molina (Guatemala), Cristina Fernández (Argentina), Raúl Castro (Cuba), Pepe Mujica (Uruguay), Hugo Chávez (Venezuela) y Federico Franco, impuesto en Paraguay tras la destitución en un juicio político amañado del presidente constitucional, Fernando Lugo.

   Aunque la convocatoria al evento definía que este sesionaría bajo el lema Una relación renovada, Fernández y Mujica cancelaron su participación por razones de salud, mientras que Ortega alegó “razones de fuerza mayor”. Chávez y Castro, en tanto, comunicaron su ausencia por distintos motivos.

   El gobernante de Guatemala declinó su participación debido a que debía coordinar las acciones estatales tras el terremoto del 7 de noviembre que afectó a ese país centroamericano.

   Franco, por su parte, decidió no viajar a España debido a la oposición de varios países latinoamericanos a compartir con el protagonista y principal beneficiado de la maniobra parlamentaria contra Lugo.

   La Cumbre de Cádiz versó sobre la crisis económica en Europa como tema central, así como la necesidad de impulsar el desarrollo de infraestructuras y la necesidad de establecer sinergias en la comunidad iberoamericana para crear empleo, entre otros temas.

   El encuentro de dos días estuvo marcado por la crisis financiera en Europa, que castiga con especial fuerza a España y Portugal, los dos miembros europeos de la comunidad nacida hace poco más de dos décadas.

   Mariano Rajoy, presidente del Gobierno español, expuso la situación de la zona euro en el ámbito de la reunión con los representantes del bloque latinoamericano, cuyos países han logrado sortear la crisis en mejores condiciones que su contraparte europea.

   La mayoría de los jefes de Estado y de Gobierno que intervinieron en la jornada de la cumbre criticaron los severos recortes del gasto público promovidos desde el 2010 por la UE y el Fondo Monetario Internacional como remedio universal para superar la crisis.

   En ese sentido destacaron la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y su par ecuatoriano, Rafael Correa. Ambos recordaron las dos décadas de ajuste fiscal riguroso que enfrentó la región latinoamericana y el terrible estancamiento, mayor desempleo y profundas desigualdades sociales, que ello trajo consigo.

   La política de austeridad tiene sus límites…La confianza en la economía de un país no se construye solamente con los sacrificios de sus ciudadanos, criticó Rousseff, para quien queda cada vez más claro que sin crecimiento será muy difícil el camino de la consolidación fiscal.

   Los ajustes serán cada vez más costosos socialmente y críticos políticamente, enfatizó la mandataria de la sexta mayor economía del mundo.

   Para hacer frente a los enormes niveles de insatisfacción en la población europea, es necesaria la adopción de una estrategia que obtenga resultados concretos para las personas y presente un horizonte de esperanza, no sólo la perspectiva de más años de sufrimiento, sugirió.

   Nuestros esfuerzos se convirtieron en una solución cuando volvimos a crecer…Con esa receta, no sólo Brasil sino toda América Latina ofrecen ahora dinamismo económico, vigor democrático y mayor igualdad social gracias a políticas que dieron prioridad al crecimiento económico y a la inclusión social, rememoró Rousseff.

   Las políticas de ajuste, aunque alejan el quiste de una quiebra financiera, no alejan la desconfianza de los mercados, y aún más importante, no alejan la desconfianza de las poblaciones, insistió la presidenta y remarcó que “la austeridad ni siquiera ha sido capaz de consolidar su objetivo principal, el equilibrio fiscal, pues en virtud del bajo crecimiento y del austero corte de gastos, se asiste ahora al crecimiento de los déficits fiscales y no a su reducción”.

   Correa, respectado economista, arremetió contra el neoliberalismo, cuyas recetas no sirven para salir del actual atolladero en el que está sumido el mundo occidental.

   En Latinoamérica fuimos víctimas de la corrupción de los capitales financieros y las políticas de austeridad, que en un contexto de recesión y desempleo sólo profundizan y retrasan la salida de la crisis. El problema de los desahucios de viviendas, como resultado de la profunda crisis y el elevado desempleo en España, es sólo una muestra de la supremacía del capital sobre los seres humanos, señaló.

   De forma paralela, denunció una crisis sistémica en la que hay gente sin casa y casas sin gente, en alusión a la acumulación de viviendas por parte de los bancos por impago de hipotecas.

   Durante la cita en la ciudad sureña de Andalucía, los dignatarios y cancilleres iberoamericanos iniciaron un proceso de reflexión sobre la conveniencia de convertir en bienales las cumbres que desde 1991 celebran de manera anual.

   Igual, acordaron celebrar la próxima reunión en octubre de 2013 en Panamá y definir allí la posibilidad de establecer el nuevo formato.

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