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Perspectiva del cambio desde los planes presidenciales en Costa Rica

Perspectiva del cambio desde los planes presidenciales en Costa Rica

Los resultados de la segunda vuelta electoral solo pudieran implicar un cambio en la administración estatal en Costa Rica si se consideran los planes gubernamentales defendidos hoy por quienes contenderán el 6 de abril.

Los programas de Luis Guillermo Solís del Partido Acción Ciudadana (PAC) y de Johnny Araya (Liberación Nacional, PLN) aluden a problemas esenciales y son presentados como alternativas para revertir los indicadores del deterioro social, pero sin alterar el modelo político o económico en el país.
La supuesta posibilidad de humanizar al capitalismo prima en las propuestas de ambos aspirantes a la Presidencia, cercanas a los preceptos de la corriente socialdemócrata que hace poco más de un siglo defiende esa perspectiva.
Al margen de las diferencias entre esos proyectos y la trayectoria de sus defensores, un historiador que fungió como diplomático y el otro un ingeniero devenido alcalde rodeado por la controversia, las coincidencias corroboran esa tesis.
Solís y Araya prometen una educación de calidad, una eficiente gestión ambiental y el respeto a los derechos humanos, aunque convienen en mantener la prohibición del aborto y solo valorarían su aceptación en casos de violaciones de índole sexual.
Ninguno favorecerá el matrimonio entre homosexuales, pero aseguran que permitirán a esas parejas disfrutar de iguales ventajas jurídicas que las convencionales.
Los dos abogan por una reforma tributaria pero Solís la implementaría tras mejorar la recaudación, revisar los gastos y exenciones que se otorgan; mientras que Araya incluiría en ella la renta global y el Impuesto al Valor Agregado para los servicios, sin tocar los impuestos para las zonas francas o las rentas mundiales.
Restringir el ingreso de capitales especulativos, revisar las subvenciones y esetabilizar la banda cambiaria de divisas, son otros puntos similares, más el postulante del PAC daría más protagonismo al Estado, reactivaría el mercado interno y los encadenamientos productivos.
Por su parte, el liberacionista reforzaría el modelo de desarrollo ligado a la promoción de exportaciones y la atracción de mayor Inversión Extranjera Directa.
Eje central del plan de Solís, triunfador en las elecciones del 2 de febrero, es la administración responsable de las finanzas públicas como parte de una estrategia contra la corrupción, generar más empleos y articular programas sociales dispersos.
También facilitar el crédito a los pequeños y medianos empresarios, mejorar el transporte e infraestructura vial, el seguro de salud, la seguridad del productor nacional y la soberanía alimentaria.
Araya daría un bono para unas tres comidas diarias a las 339 mil 305 personas en pobreza extrema, les construiría viviendas, y les otorgaría tierras, en tanto contra el desempleo ejecutaría programas de infraestructura y uno enfocado en las mujeres jefas de hogar, a las cuales daría mayor capacitación.
El desafío para el que gane en la segunda vuelta es detener la caída de los indicadores del desarrollo humano y que este país deje de estar entre los más desiguales de América Latina, como señaló el XIX Informe Estado de la Nación.
No obstante, cualquiera que venza en las urnas tendrá que gobernar sobre la base del diálogo, con una Asamblea Legislativa fragmentada y marcada por una polarización ideológica poco usual en la historia de Costa Rica.

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