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Centroamérica-Estados Unidos: El fenómeno de la migración infantil

Centroamérica-Estados Unidos: El fenómeno de la migración infantil

La crisis humanitaria y diplomática derivada de la afluencia masiva de infantes y adolescentes centroamericanos hacia Estados Unidos en el último año obligó a ambas partes a reconocer la responsabilidad compartida en ese fenómeno.

Tanto desde el país norteño como desde la región vecina varias voces se alzaron en pos de eliminar de manera coordinada la pobreza y la violencia acumuladas en esa área, como única vía de solución a esa problemática, que afecta a una tercera nación: México.
"Para frenar la migración infantil de Centroamérica hacia Estados Unidos es necesario ir a la raíz del problema y aceptar la responsabilidad compartida de todos", declaró el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, durante una reunión en Tegucigalpa.
Con parches nunca podrá solucionarse la crisis humanitaria generada por el despegue del flujo de infantes y adolescentes que viajan solos rumbo al país del Norte, opinó el mandatario, al inaugurar el encuentro sobre ese tema celebrado el 16 de julio.
Estadísticas oficiales muestran que en el último año fueron detenidos al ingresar a territorio estadounidense cerca de 57 mil menores de 18 años de edad de El Salvador, Guatemala y Honduras, sin acompañantes adultos.
El drama que adquiere el fenómeno de la migración, especialmente en niños y jóvenes, exige una nueva forma de abordarla. Es un fenómeno colectivo que viaja por la desesperación y la desesperanza, afirmó.
Demandó aunar fuerzas para frenar esa problemática, cuya solución -a su juicio- pasa por reducir los niveles de corrupción en el Estado, desarrollar el nivel de producción y disminuir las desigualdades en la región centroamericana.
Necesitamos el apoyo de Estados Unidos y de México, porque este es un problema de todos, añadió, y sugirió al Gobierno de Barack Obama aplicar un programa similar a los acordados con México y Colombia para frenar el éxodo de quienes huyen por la incidencia del crimen organizado.
"Hoy, por ejemplo, el Plan Colombia registra éxitos importantes. Se trabajó en conjunto, se asumió la corresponsabilidad entre los que producen la demanda de la droga en el Norte y quienes producen la droga en el Sur y fue efectivo", expresó.
El presidente hondureño aludió al papel desempeñado por los coyotes o traficantes de personas en medio de este drama y consideró que estos han sido notoriamente más efectivos que los gobiernos en manejar la migración ilegal.
Asistieron a la cita de Tegucigalpa más de 200 delegados de los gobiernos de Centroamérica, México y Estados Unidos, así como representantes de organizaciones no gubernamentales, interesados en diseñar un plan regional para hacer frente a la crisis.
Los participantes en el cónclave concordaron en que este fenómeno migratorio con destino a Estados Unido es motivado por la pobreza extrema, el accionar criminal de las maras o pandillas, y la violencia asociada al tráfico ilegal de drogas en esos países.
Con base en esa visión, los presidentes de El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; de Guatemala, Otto Pérez Molina; y de Honduras, Juan Orlando Hernández, acudirán a una cita con su par estadounidense este 25 de abril.
De acuerdo con fuentes oficiales, en el encuentro en la Casa Blanca los gobernantes de las naciones afectadas debatirán proyectos de desarrollo económico y de seguridad que desestimulen la migración.
Para los mandatarios del Triangulo Norte resulta perentorio poner fin a décadas de abandono y desequilibrio en el desarrollo socioeconómico de esta región y lograr la cooperación efectiva del vecino poderoso en materia de seguridad.
Combatir las redes de traficantes de personas y de droga, y otras expresiones del crimen organizado, puede frenar el flujo migratorio que hizo colapsar en estos meses al sistema de vigilancia en la frontera Sur de Estados Unidos, concuerdan.
También abogan por impulsar proyectos de desarrollo local e infraestructura, para que las personas de los países de origen encuentren las oportunidades de empleo y de mejorar su subsistencia en sus naciones y desistan de buscarla en el Norte.
Dentro de la agenda de los gobernantes de Centroamérica está la búsqueda de mayor respeto al debido proceso judicial migratorio en Estados Unidos para definir, conforme a la ley en ese país, si los infantes llegados sin acompañantes pueden quedarse.
"El Gobierno de El Salvador está comprometido en garantizar que en Estados Unidos se sigan los procedimientos legales que establece la misma ley", afirmó Sánchez Cerén, en una conferencia de prensa.
Recordó que a Estados Unidos se le solicitó que, en la medida de las posibilidades que otorgan las leyes, se respete el derecho a la reunificación de los menores de edad con sus familias.
No obstante, si no es posible la reunificación familiar y estos son deportados, en El Salvador se preparan planes para su atención, aseguró.
El problema de la niñez migrante es responsabilidad de todos los países que estamos involucrados en eso, expresó Pérez Molina.
Opinó que muchos de los padres residentes en Estados Unidos pensaron que la reforma migratoria que prometió impulsar Obama facilitaría reunirse a sus hijos y por esos los alentaron a emigrar.
Aseguró que fue equivocada la información que tenían esos padres de familia y llamó a no exponer a los niños, al tiempo que lamentó las muertes de menores migrantes en medio de esta situación.

AL MARGEN DE LAS BÚSQUEDAS
Mientras continúa la búsqueda de soluciones a la problemática, 58 por ciento de los estadounidenses rechaza la deportación masiva de la niñez inmigrante indocumentada, reflejó una encuesta publicada por The Washington Post y la cadena ABC News.
El estudio mostró que 66 por ciento de la ciudadanía desaprueba la manera en que los congresistas republicanos enfrentan la oleada migratoria a pocos meses de las elecciones de medio término de noviembre.
Resultados adversos en ese ejercicio del sufragio podrían representar un duro golpe político para Obama, porque la reforma migratoria fue anunciada como prioridad para su segundo mandato tras reelegirse en 2012.
Paralelo a ello, televisoras de habla hispana mostraron más de una vez protestas de radicales estadounidenses contra la llegada ilegal de infantes centroamericanos, so pretexto de que sean pandilleros o tener enfermedades transmisibles como la lepra.
Por suerte esas y otras escenas se suman a las denuncias de maltratado contra los menores recluidos en los albergues improvisados donde son alojados en tanto se defina su situación.
La Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (Whola) publicó en su sitio digital un artículo que cuestiona cómo gran parte del debate sobre los niños se centra en las causas del aumento de la migración, sin considerar esa otra cara fea del fenómeno.
Recuerda que hace décadas los centroamericanos transitaron por México con la esperanza de ingresar a Estados Unidos para huir de la pobreza y la violencia, y que muchas veces fueron víctimas de grupos criminales y de autoridades mexicanas.
Pero ahora la situación empeoró significativamente, porque la delincuencia organizada que opera en los territorios por donde transitan los migrantes los considera presa fácil para el secuestro, la trata de personas, la extorsión y otros delitos, advierte.
En junio de 2014 defensores de migrantes y libertades civiles en Estados Unidos denunciaron que 116 menores fueron víctimas de agentes de la Patrulla Fronteriza, quienes los sometieron a asaltos sexuales, golpizas, insultos y encadenamientos.
La organización humanitaria Unión Americana de Libertades Civiles de Arizona informó, además, de abusos contra la niñez recluida en cinco centros temporales de detención en Arizona.
Los menores están siendo abusados sexual y físicamente, con agresiones verbales; no les dan tratamiento médico y obviamente están en condiciones terribles e inhumanas. Es un problema documentado por años, expuso la directora del grupo, Alessandra Soler.

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