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Poco entusiasmo y lluvias, desafíos para el balotaje en Guatemala

Poco entusiasmo y lluvias, desafíos para el balotaje en Guatemala

El poco entusiasmo de un electorado marcado por una crisis política sin precedentes, debido a reiterados escándalos de corrupción, así como la eventual continuidad de los fuertes aguaceros arriesgan hoy el balotaje en Guatemala.

Cuando apenas faltan seis días para la segunda vuelta de los comicios, sólo puede apreciarse uno que otro cartel por las calles y avenidas, sobre todo de la capital, y el rumor popular muestra la falta de confianza en los planes de quienes dicen estar preparados para comandar los destinos de la nación de 2016 a 2020.
El silencio también abarca a consultores y empresas encuestadoras en este país centroamericano, en tanto analistas insisten en lo incierto de la perspectiva electoral en un contexto marcado por los constantes ataques de uno a otro candidato en sus presentaciones públicas.
Elocuente fue el último debate organizado por la Asociación de Gerentes de Guatemala, el 14 de octubre, durante el cual los presidenciables, Jimmy Morales (Frente de Convergencia Nacional-Nación, FCN-Nación) y Sandra Torres (Unidad Nacional por la Esperanza, UNE), más bien se centraron en dedicarse improperios.
La presunta improvisación en materia política del humorista y su vínculo con exmilitares fueron los principales dardos lanzados por la ex primera dama durante el gobierno de Álvaro Colom (2008-2012), mientras su rival se dedicó a airear pasajes oscuros del desempeño de esta desde esa posición.
Medios de prensa guatemaltecos y analistas concuerdan en que lo más importante faltó en esa cita: las propuestas concretas de los aspirantes a la Presidencia y el modo en que pretenden financiar las escasas iniciativas que expresan en cuanto a salud, educación, seguridad, transparencia y otros temas medulares para la nación.
No obstante, para los miembros de la plataforma Mirador Electoral y para buena parte de los ciudadanos entrevistados por Prensa Latina en estos días no caben dudas de que el plan de Gobierno de Torres, de 60 años de edad, resulta más perfilado y aventaja con creces al de su contrincante.
Sin dudas, concuerdan, la representante de la UNE posee una mayor trayectoria en política y su exitosa carrera como empresaria del sector de las confecciones textiles la avalan para ocupar un puesto que estuvo sujeto a la controversia en este último año.
Y es que pese a la aparente calma que reina, subyacen los pilares de la crisis desatada por la denuncia del Ministerio Público y de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) acerca de la implicación de autoridades de primer nivel en el caso de defraudación aduanera conocido como La Línea.
Paralelo a las campañas proselitistas en vísperas del balotaje, marcha el recelo ciudadano en torno al futuro de los apresados por esos hechos -particularmente del exgobernante Otto Pérez Molina y de la exvicepresidenta Roxana Baldetti-, así como de otros funcionarios y empresarios señalados pero todavía sin entrar a la cárcel o estar sujetos a proceso.
Igual prolifera la inconformidad con la posible legitimación de 11 diputados electos, presuntamente contratistas del Estado o implicados en actos de corrupción, con antejuicios sobre sus cabezas.
Como si no bastase, organismos de protección civil y partes meteorológicos refieren que las lluvias persistirán en estos días y, con ello, las amenazas de nuevos deslaves, muertes y cientos de damnificados en Guatemala, uno de los más afectados por el cambio climático y todavía enlutado por la pérdida de más de 300 vidas humanas a raíz del desastre en El Cambray II, caserío del municipio de Santa Catarina Pinula, en el departamento capitalino.
De tal suerte, como señaló el Mirador Electoral, el balotaje podría estar signado por los márgenes de la conflictividad histórica observada en la segunda vuelta electoral en este territorio: apatía y aumento del abstencionismo.
La postergación de las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, el escepticismo ante el descrédito de los políticos, el incumplimiento de promesas, la falta de transparencia en el financiamiento de las organizaciones contendientes, y las constantes acusaciones de ilícitos, pudieran incidir de modo negativo en la ronda final de los comicios.

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