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Opera Terminal de Contenedores Quetzal en Guatemala pese a críticas

La Terminal de Contenedores Quetzal (TCQ), del Puerto de San José, en el departamento sureño de Escuintla, inició operaciones el 19 de febrero de 2017 pese a las críticas que rodean al proyecto, derivado de un contrato anómalo en Guatemala.

El atraque del buque Safmarine Nokwanda, con bandera de Hong Kong, marcó la entrada en operaciones de la base marítima, en un ámbito marcado por la protesta de decenas de trabajadores empeñados en hacer notar que tal acción legitima la corrupción en este país centroamericano.

Los miembros de los tres sindicatos de la Empresa Portuaria Quetzal (EPQ), de la asociación de jubilados, de los gestores y tramitadores de la terminal, concordaron en que el presidente de Guatemala, Jimmy Morales, nunca debió autorizar el inicio de las maniobras en esta.

Asimismo recordaron la existencia de varias resoluciones pendiente en la Contraloría General de Cuentas, en el área judicial de lo contencioso administrativo, y aseguraron que continuarán manifestándose.

Este rechazo guarda relación con la historia de sobornos e irregularidades que signó las negociaciones del exgobernante Otto Pérez Molina y el exinterventor del puerto Allan Marroquín con el consorcio TCQ, entonces filial de la empresa española Terminal de Contenedores de Barcelona (Grup TCB).

El acuerdo entre ambas partes, negociado a puertas cerradas en 2012, derivó en la entrega a la concesionaria española de un terreno de 348 mil metros cuadrados en usufructo oneroso, por 25 años prorrogables, para ejecutar la ampliación de Puerto Quetzal.

Pero para obtener ese contrato, los empresarios españoles Ángel Pérez-Maura y Juan José Suárez, director general de TCQ, prometieron pagar unos 24,5 millones de dólares al exmandatario y a sus cómplices.

Tales irregularidades forman parte del amplio expediente que mantiene en prisión preventiva a Pérez Molina, a su exvicepresidenta Roxana Baldetti y a otras personas ligadas a su administración.

Sin embargo, el interventor de TCQ, Alexander Aizenstatd, alegó que la operación inaugural de este domingo se basa en el contrato original suscrito y que por ahora no hay sentencia de las acciones legales que se emprendieron.

Definió que su misión es administrar la terminal, hacerla productiva, y garantizar que opere con transparencia, sin esconder bajo la mesa o la alfombra los señalamientos de opacidad de lo que pudo haber sucedido allí.

De igual modo, insistió en el presunto estado crítico de las finanzas de TCQ, por no haber operado a tiempo, y en la existencia de una deuda de 26,5 millones de dólares.

Con base en esa visión, el buque de Hong Kong atracó cerca de las 2:00 de la tarde con el propósito de cargar 249 contenedores vacíos en la portuaria del Pacífico, dotada de equipamiento digital para la fiscalización de aduanas y considerada una de las más modernas de Iberoamérica.

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