La Paloma llegó a Cuba
“Se equivocó la paloma. Se equivocaba.
Por ir al Norte, fue al Sur. Creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo; que la noche la mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas eran rocío; que la calor, la nevada.
Se equivocaba….”
Rafael Alberti, (n. 1902).
Aproximadamente a las siete de la noche del sábado 8 de noviembre de 2008 tocó tierra cubana el huracán Paloma, por el este del municipio camagüeyano de Santa Cruz del Sur.
Con vientos de 238 kilómetros por hora y categoría tres en la escala de Saffir- Simpson, el meteoro transitó por el poblado, uno de los cuales conoce mejor los desastres que puede causar un evento de esta naturaleza.
Paloma- tercero de su tipo en impactar a Cuba, en menos de dos meses- barrió instantáneamente con la torre de la empresa de telecomunicaciones Etecsa en la localidad agramontina, que hace 76 años padeció la mayor catástrofe de la historia.
Más de dos mil muertos y cientos de heridos dejó a su paso por Santa Cruz del Sur el ciclón del 9 de noviembre de 1932, que también dejó su huella sobre otros territorios de Las Antillas y Centroamérica y al llegar al archipiélago trajo consigo vientos que sobrepasaban los 250 kilómetros por hora.
Las ráfagas de aire del ciclón empujaron sobre la ciudad, situada a metro y medio sobre el nivel del mar, olas que alcanzaron, alturas entre 22 y 30 pies en el momento clímax y lograron sepultar a la localidad. Los pocos sobrevivientes fueron trasladados un día después a la capital de la provincia, en el primer tren de ayuda que llegó al lugar.
Cuba, anclada en el mar Caribe, es susceptible a este tipo de fenómenos adversos y el municipio santacruceño ha sido testigo de las dos más grandes catástrofes naturales reportadas en el país: el ciclón de 1932 y el Flora, que dejó dos mil fallecidos, en 1963.
Despreocupación y falta de previsión contribuyeron, en gran medida, al fatal desenlace de los acontecimientos en el primero. La inexperiencia de las autoridades en lides como estas aportó su parte durante el segundo, pero transcurridos 45 años, eso no ocurrió: previo a la llegada de Paloma, 98 mil personas fueron evacuadas, la mayoría hacia unas 300 instalaciones de la ciudad de Camagüey.
También en Nuevitas, municipio por el cual salió en horas de la madrugada el huracán, los miembros de la Defensa Civil garantizaron el traslado a lugares seguros de unos 700 seres humanos y otras 12 mil se auto-evacuaron en casas de familiares o vecinos.
El poblado más norteño de la provincia fue uno de los más castigado por el Ike, meteoro que provocó daños en al menos el 15 por ciento de los hoteles de ese territorio camagüeyano y más de dos mil 500 viviendas, 300 de las cuales quedaron destruidas.
Sobre la vivienda cayó el impacto más letal de Ike y de su antecesor, Gustav: más de 444 mil dañadas- buena parte de ellas con pérdidas parciales y totales de techo, además de otras averías- y del total, 63 mil 249 son derrumbes totales. Como consecuencia, alrededor de 200 mil personas quedaron sin hogar y cientos de miles, con la esperanza de reacondicionar las suyas en dependencia de los planes estatales de recuperación.
Años de trabajo intenso y constantes erogaciones de recursos millonarios exigirá la rehabilitación de tamaña cantidad de viviendas, máxime si tenemos en cuenta que los daños fueron calculados sobre la base de precios históricos y convencionales, y no los valores reales a precios internacionales.
Esta es apenas una arista del problema: los huracanes que irrumpieron en el territorio entre el 30 de agosto y el 10 de septiembre de 2008 dejaron pérdidas de más de ocho mil millones de dólares, incluyendo la destrucción del 30 por ciento de los cultivos, con la consiguiente disminución de la oferta de productos agrícolas y alzas considerables en los precios.
Gustav no dejó pérdidas en vidas humanas, pero Ike incidió en el fallecimiento de siete personas, la mayoría de las cuales perdieron la vida por desatender las medidas de prevención orientadas por la Defensa Civil, según una declaración emitida por ese ente.
"Los cálculos iniciales de los estragos económicos de los dos huracanes anteriores quedaron por debajo de la realidad (…..). Ahora se producirán daños adicionales", alertó el líder de la Revolución cubana y recordó que las precipitaciones asociadas al nuevo meteoro "caen sobre las áreas agrícolas saturadas de humedad por las recientes lluvias", en tanto las "presas con alto nivel de embalse, como consecuencia de los huracanes Gustav y Ike, verterán sus aguas sobre valles y campos cultivados".
"Muchos cultivos cuyos frutos se esperaban pronto, incontables horas de trabajo humano, el combustible, las semillas, los fertilizantes, los herbicidas y el trabajo de los equipos empleados para producir alimentos con urgencia, volverán a perderse", lamentó Fidel y puntualizó que "en muchos sitios donde las familias esperaban y recibían materiales para las viviendas (...) otra vez volverán a vivir en parte la misma experiencia”
Paloma, tercer huracán de gran intensidad que llega a la isla en la actual temporada ciclónica- cuya culminación está planificada para el 30 de noviembre-, golpeó por el este al archipiélago británico de las Islas Caimán y cobró categoría cuatro en la escala de Saffir-Simpson en su trayectoria hacia Cuba.
Todavía debemos esperar para poder tener una noción más o menos exacta de las pérdidas provocadas por el desaforado aleteo de sus alas sobre la Mayor de las Antillas, más resulta previsible que deben redoblarse los recursos y el empeño humano destinados a la recuperación
De momento, contamos con las millonarias donaciones en alimentos y otros productos necesarios para la reconstrucción, aportadas por decenas de países tras el paso de Ike y Gustav; con la asistencia adicional por unos 33,7 millones de dólares, facilitados por naciones como España; 8,7 millones de dólares entregados por el sistema de la Organización de Naciones Unidas en Cuba y los 30 millones de dólares que procuran movilizar las agencias especializadas del organismo internacional para asistir a damnificados durante los próximos 12 meses.
Como tras el Flora, cuando el gobierno cubano emprendió un acelerado programa de construcción de embalses, canales magistrales, estaciones de bombeo y derivadoras, para frenar las inundaciones y aprovechar las aguas, son muchas las acciones por acometer.
La más compleja de todas, probablemente, es la de mantener viva la esperanza de los afectados de manera directa por los embates de la naturaleza y recuperar la confianza de todos en que la avecilla que hasta ahora simbolizó la paz, simplemente equivocó la ruta…como sugirió Rafael Alberti en su poema, musicalizado por Serrat.
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