El valor incalculable de América Latina
América Latina abarca sólo el 16 por ciento de la superficie terrestre y el ocho por ciento de la población del mundo, mas ocupa un lugar ventajoso en el escenario internacional por su riqueza ecológica.
La globalización, la unipolaridad y el neoliberalismo desatados a partir del desplome del socialismo en Europa, en los años de 1980, incidió en que muchos de los recursos de la región comenzaran a considerarse estratégicos para la seguridad nacional por la potencia del norte.
Cuestiones esenciales desde la óptica de la sustentabilidad planetaria- entiéndase biodiversidad, desnuclearización y los identificados como servicios ambientales- convergen en los países del área, donde quizás llegue a jugarse el futuro de la humanidad.
Este criterio, en el que concuerdan especialistas de diversas ramas, guarda relación conque la zona es una de las pocas del mundo libre de instalaciones nucleares, dueña del 27 por ciento de la reserva de agua dulce superficial, de una riqueza biológica y boscosa.
Los bosques tropicales y templados latinoamericanos ofrecen un servicio muy preciado para la supervivencia de los seres humanos: la captación del dióxido de carbono y otras sustancias contaminantes, opinó Antonio Elizalde, rector de la Universidad Bolivariana de Chile.
Estadísticas del Banco Interamericano de Desarrollo señalan que América Latina alberga, de las especies conocidas, el 27 por ciento del total de las mamíferas, el 37 de las reptiles, el 43 de las aves, el 47 de las anfibias y el 34 por ciento de las plantas de floración.
La región también es privilegiada porque cuenta con 700 millones de hectáreas cultivables, 570 millones propicias para el pastoreo natural y más de 800 millones pobladas de bosques, según investigadores del Departamento de Desarrollo Sostenible del organismo financiero.
Elemento de peso en el valor readquirido por América Latina, antes proveedora del oro con el cual creció el capitalismo, es la cuantiosa riqueza hídrica expandida por su jurisdicción.
Además de la abundancia de arroyos, bañados, esteros, glaciares, lagos, lagunas y ríos, diseminados del Bravo a la Patagonia, destaca el tercer acuífero más grande del mundo: el Guaraní, cuyo volumen es de 55 mil kilómetros cúbicos.
Varios autores coinciden en que las guerras, al avanzar la centuria, serán provocadas por la ansiedad de controlar las aguas continentales ante la ascendente demanda y el previsible agotamiento del recurso por la deforestación, el despilfarro y otras cuestiones asociadas.
Científicos prevén para 2025 una demanda de 56 por ciento por encima del suministro en el mundo: sólo el sector industrial estadounidense consumirá para entonces 1,5 billones de litros de agua dulce y generará 300 mil millones de litros de desechos por año.
Gian Carlos Fernández, investigador mexicano, precisó que tales cifras no incluyen el gasto de los agricultores, ni el de los grandes centros urbanos de ese país.
Negocio que supera el relacionado con la industria farmacéutica es el del agua embotellada, cuya venta creció más de 80 veces hasta alcanzar el récord de 22 mil millones de dólares de ganancia de 1970 a 2000, de acuerdo con datos de la Organización Mundial del Comercio.
En ello descansa la pugna entre los que defienden que el agua es un bien común social relacionado con el derecho a la vida y los que consideran que esta debe verse como una mercancía al estilo del café, el petróleo, el trigo o el tabaco.
A tono con la segunda opción, el Banco Mundial impulsa la concentración del control de las fuentes hídricas en manos de organizaciones no gubernamentales -Conservation International, World Wild Fund for Nature, y otras-, y la privatización de las cuencas.
Mientras, las transnacionales alientan a los Estados a deshacerse, a favor de aquellas, de los sistemas de distribución, almacenaje y potabilización, añadió Fernández.
Ejemplos sobran en América Latina de gobiernos que, sin detenerse en los atributos ecológicos de sus países, cedieron a presiones de ese tipo o entregaron la soberanía sobre el medio ambiente en virtud de Tratados de Libre Comercio ideados en Estados Unidos.
Estos obviaron la magnitud del valor estratégico que conservan los minerales y el petróleo latinoamericanos, pero en particular, si la región logra integrarse sobre su propio eje, puede transformarse en la cuarta economía más poderosa del planeta.
La integración autónoma permitiría administrar de conjunto la riqueza natural de la zona y participar con ventajas en las negociaciones de cuotas de producción y precio, señaló el profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana de México, Fernando A. Noriega.
La unidad del área también redundará en la conformación del tercer mayor mercado potencial del mundo, sólo superado por los de China y Japón, añadió el catedrático.
Para entonces, la importancia estratégica de la Patria Grande, en el plano económico, puede traducirse en poder de negociación de su posición en el sistema financiero internacional y constituirse en el bloque poseedor de los ecosistemas de mayor biodiversidad conocido.
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