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Honduras una apuesta por el futuro

Honduras una apuesta por el futuro

(Entrevista a Bertha Cáceres, del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH)

"Es el pueblo hondureño el que mueve la lucha contra la dictadura y definirá su futuro", me aseguró la presidenta del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), Bertha Cáceres.

Para ella, como para muchas personas en el mundo, el golpe de estado perpetrado contra el presidente constitucional Manuel Zelaya, el 28 de junio de 2009, fue una pesadilla inesperada en pleno siglo XXI y más, las represalias desatadas contra quienes enfrentan a sus artífices.

Ejecuciones extrajudiciales, torturas, secuestros y detenciones, están a la orden del día en el país centroamericano, pero ello no rompe la tibieza de lo que Cáceres identificó como "comunidad internacional institucionalizada".

"Los golpistas han violado, han perseguido, han apresado, han matado...sin embargo, no vemos que la Organización de Naciones Unidas y la de Estados Americanos hagan algo radical contra ellos", opinó la joven.

Gracias a su disposición al diálogo -sin ocultar las preocupaciones por la suerte de sus hijos y su madre que quedaron en Honduras- confirmamos las informaciones sobre los asesinatos de niños y jóvenes negados a unirse de manera forzosa al ejército.

Las cárceles hondureñas estaban repletas de jóvenes, acusados o simplemente sospechosos, de ser miembros de pandillas o maras. Los golpistas abrieron las celdas y les dieron la opción a estos de enrolarse en las fuerzas encargadas de reprimir al pueblo en pie de guerra.

Cientos de ellos, junto a otros reclutados en estas semanas en las calles, fueron trasladados a bases de entrenamiento de batallones criminales como Los Cobras y algunos de los que intentaron escapar, terminaron ejecutados.

Es difícil precisar cifras. Dirigentes del Frente Nacional contra el Golpe de Estado -"creado por el pueblo el domingo fatídico, frente a la Casa Presidencial"- acopian evidencias contra los represores, pero la magnitud de la violencia contra la ciudadanía y la censura sobre ello, obstruyen la labor.

Gran parte de los medios de comunicación, apegados al gobierno de facto, encabezado por Roberto Micheletti, procuran en tanto vender la imagen de que la situación se ha estabilizado y nada ocurre en el territorio.

"Los oligarcas jamás esperaron una respuesta tan fuerte del pueblo y es probable que hasta quienes nos respaldan en esta lucha, inicialmente se sorprendieran de la fortaleza demostrada por los movimientos sociales hondureños".

De acuerdo con la dirigente popular, la única solución posible al conflicto interno en su país es el retorno y reposición de Zelaya.

 "La lucha apenas comienza. Apostamos al sueño que nos han quitado", sentención y aseveró que si el mandatario legítimo logra retornar al cargo, su pueblo le permitirá gobernar por el tiempo establecido, sin considerar los meses que le robaron los golpistas.

En una asamblea, efectuada el 6 de septiembre, centenares de representantes de organizaciones de la resistencia en los 18 departamentos del país, acordaron desconocer las elecciones generales del 29 de noviembre, si son organizadas por los autores del golpe militar.

Igual, determinaron repudiar a los candidatos de la reacción y desconocer los resultados de los comicios, si llegaran a efectuarse sin restablecer el orden constitucional, porque ello sería "la legalización de la violencia militar contra el Estado".

 "Con o sin restitución de Zelaya, nos preparamos para la instalación de una asamblea nacional democrática, con representación de todos los sectores sociales, que impulse la adopción de una nueva Constitución".

La reforma de la Carta Magna deberá garantizar la recuperación de los derechos humanos, de las riquezas, de la capacidad de definir el desarrollo, y legitimar los derechos de las mujeres.

Desde el madrugonazo de junio, féminas de todas las edades, estamentos sociales, y etnias, se lanzaron a las calles para defender la institucionalidad coartada por los militares entrenados en la Escuela de las Américas y la élite sociopolítica, pero su contribución apenas se menciona, recordó.

Cáceres, digna representante de esta parte de la población tradicionalmente discriminada, pronosticó un recrudecimiento de la represión y de la militarización en el país.

 "Los oligarcas tratarán de avanzar más en su proyecto y en la misma proporción, surgirán otros escenarios de lucha, todavía por manifestarse", vaticinó.

En su alocución en el VIII Taller sobre Paradigmas Emancipatorios, celebrado en la capital cubana del 1 al 5 de septiembre de 2009, Cáceres había agradecido la solidaridad de cientos de integrantes de movimientos sociales populares del continente y de países como Cuba y Venezuela.

Mientras denunciaba las atrocidades cometidas por los golpistas -frente a integrantes de agrupaciones feministas, indígenas, lésbicas, gay, académicos y otros impulsores del cambio social en la región-, cobraba forma la voz de un pueblo convencido de la justeza de su lucha.

 "Nunca pensaron en una reacción tan fuerte del pueblo y menos, que este fuese capaz de enfrentarlos tanto tiempo con su creatividad y demostrando una fuerza impensada", afirmó henchida de orgullo en la sesión inaugural del encuentro.

En nombre de los que quedaron en las calles hondureñas, enfrentando la violencia policial, los gases lacrimógenos, las porras, y todo tipo de presiones, la joven reiteró: "nos tienen miedo, porque no tenemos miedo".

El estribillo de la canción, convertida en himno de guerra tras el golpe, resonó en el salón en la voz de Cáceres y dejó la certeza entre los asistentes de que hondureñas y hondureños lucharán hasta restituir al único presidente que escuchó a los excluidos y olvidados de siempre.


 

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