Centroamérica sin respiro frente a la criminalidad
Centroamérica continúa disputándole la primacía al reino del dios griego de la muerte, Hades, pues exhibe la tasa de homicidios más elevadas del mundo, ascendente a 33,3 por cada cien mil habitantes.
Lo impactante de la cuestión es que ningún país del área escapa de la problemática y que uno de cada 50 hombres mayores de 20 años morirá antes de los 31 años, según el Estudio Global de Homicidios, emitido por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd).
Hasta Costa Rica, promovida por mucho tiempo como una especie de paraíso centroamericano, siente la presión del crimen organizado pese a la estabilidad de su tasa de homicidio, de 11, 9 asesinatos por cada 100 mil habitantes.
Panamá, considerado también uno de los más tranquilos con relación a sus vecinos istmeños, quedó por encima de los pronósticos.
Medios de comunicación de la nación canalera contabilizaron 485 asesinatos hasta el mes de septiembre de 2011, por encima de los 479 reportados por el ministro de Seguridad, José Raúl Mulino.
Pero donde más abierta es la ineficacia de las estrategias gubernamentales aplicadas para detener esa problemática social es en Honduras, que destaca como primero del planeta, con 82,1 homicidios por cada 100 mil personas, confirmó Onudd.
El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Ramón Custodio, cuestionó la falta de políticas concretas para contrarrestar la violencia y pronosticó 86 homicidios por cada 100 mil habitantes al finalizar 2011.
Datos aportados por el funcionario sugieren que Honduras acumulará al cerrar el año unas ocho mil muertes en circunstancias violentas y un ascenso de la tasa de criminalidad frente a la reportada por el ente internacional.
En Honduras impera la cultura de la violencia, opinó Custodio, quien precisó que la tasa de asesinatos en el territorio supera casi 10 veces la registrada en el mundo, equivalente a 8,8 por cada 100 mil habitantes.
El titular del organismo gubernamental destacó que las muertes violentas suben de forma descomunal en el país y que muy pocos de esos crímenes son castigados, porque casi todos quedan en la impunidad.
En Honduras, cada día muere una veintena de personas de forma violenta, más del 80 por ciento como resultado del uso de armas de fuego, 16 por ciento de armas blancas, otros por estrangulamiento, y un ínfimo número, de quemaduras.
La cifra prevista para finales de este año casi triplicará la registrada en 2006, cuando se registraron tres mil 118 homicidios, para una tasa de 46 por cada 100 mil habitantes, recordó el diario El Heraldo.
También el Estudio Global de Homicidios señaló que El Salvador ocupa el segundo lugar en el mundo, con una tasa de 66 por cada 100 mil habitantes, en tanto Belice (41,7) y Guatemala (41,4) acapararon para si el sexto y séptimo puesto, de manera respectiva.
El triángulo norte de Centroamérica (Honduras, Guatemala y El Salvador) es una de las regiones más peligrosas del mundo y donde más se trafica con droga destinada al mayor consumidor mundial, Estados Unidos, añade el informe.
La multiplicidad de armas mortíferas al alcance de todos, pese a las alertas y sugerencias de los defensores del pueblo y diversos sectores sociales de abolir las leyes que lo impulsan, es otro factor que redunda en tan elevadas tasas de criminalidad en la zona.
Estas despegaron casi al terminar los procesos que pusieron fin a los conflictos armados de los años 80 en Centroamérica, por las heridas arrastradas desde estas guerras, el deterioro progresivo de las condiciones de vida y la desatención estatal a los sectores más vulnerables, entre otras.
La región vive una situación límite en cuanto a violencia y ello impacta de manera particular en sus economías e institucionalidad estatal, de por sí débiles en su mayoría, afirma el diario costarricense, Informa-tico.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo alertó que el gasto público en seguridad consumió 2,66 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de Centroamérica y que solo en 2010, la inversión en la lucha contra el crimen acaparó casi cuatro mil millones de dólares, sin mucho éxito.
Las pérdidas por concepto de la criminalidad superan los seis mil 500 millones de dólares, casi ocho por ciento del PIB, agrega el Banco Interamericano de Desarrollo, según el rotativo.
Esta epidemia compartida, como la catalogan algunos, obliga a coordinar acciones entre los distintos países del área y hasta a buscar el respaldo de Estados Unidos, principal receptor de los dividendos generados por el trasiego de drogas, armas y personas en la región.
0 comentarios