Despojadas de futuro miles de niñas hondureñas
La infancia quedó atrás para al menos 20 mil niñas hondureñas, cuyos días transcurren en medio de jornadas laborales extenuantes, sin firmar contratos ni recibir un salario mínimo, como empleadas domésticas.
Gran parte de estas potenciales madres apenas rebasan los 12 años y el alejamiento de las aulas constituye un freno para su desarrollo como ser social, lo que a la larga incidirá en la recirculación de la pobreza en el país centroamericano.
De acuerdo con la organización de apoyo a la niñez en riesgo social Casa Alianza, constantes amenazas sobre estas menores de edad son el abuso sexual, el físico y la sobrecarga de trabajo.
Más del 5,1 por ciento de ellas fueron violadas por miembros de la familia para la cual trabajan, reflejó la Encuesta de Hogares 2010 y el dato fue confirmado por el director de la agrupación civil, Manuel Capellín.
Casi todas esas chicas laboran en los hogares sin un contrato, sin un seguro y en condiciones precarias. Ellas son las que se levantan primero para preparar comida y las últimas que se acuestan a dormir, comentó, citado por el sitio digital latribuna.hn.
Las infantes trabajadoras domésticas deben lavar y planchar ropa, cocinar, barrer y limpiar pisos, asear inodoros, cuidar niños, ancianos o discapacitados, bañar perros, hacer compras y cargar bolsas, entre otras actividades que atentan contra su desarrollo físico y mental.
A pesar de la multiplicidad de labores que deben asumir, ellas ganan salarios inferiores a los dos mil lempiras (unos 105 dólares), pero la justificación dada por los patronos es que también les dan casa y comida.
Este monto representa menos de la mitad del salario mínimo en Honduras, que desde el 12 de enero último oscila entre 241.91 y 374.93 dólares, según la actividad económica y cantidad de empleados en las empresas.
El nuevo salario mínimo da escasas expectativas de que los pobres resuelvan sus crecientes necesidades porque es afectado por la espiral de inflación.
Esta miseria generalizada induce a que algunos progenitores continúen forzando a las hijas a recurrir al trabajo doméstico, lejos de los hogares, con la esperanza del bien de su porvenir o del núcleo familiar.
Casa Alianza y el proyecto Reyes Irene Valenzuela constataron mediante un estudio que las infantes empleadas en el sector oscilan entre los 12 y 17 años de edad y casi todas trabajan de cinco de la mañana a nueve de la noche, de lunes a sábado.
La mayoría de ellas provienen de zonas rurales de los departamentos El Paraíso, Intibucá, Lempira, Olancho, Choluteca y Francisco Morazán, en tanto otra buena parte son oriundas de las colonias capitalinas más pobres como Nueva Suyapa, Los Pinos, Villanueva, Mary Flores y El Carrizal.
Los investigadores confirmaron que, por lo general, las chicas empleadas domésticas abandonaron sus estudios y enfrentan largas jornadas, bajos salarios y la negativa de licencias o descansos cuando se enferman.
"No hay contratos, ni una tabla que regule sus salarios y especifique el porcentaje del salario mínimo correspondiente, ya que este trabajo es ilegal, está prohibido en Honduras", explicó Capellín.
El Reglamento sobre Trabajo Infantil, en su artículo seis, consiente la contratación de quienes cumplieron 14 años de edad con la autorización de la Secretaría de Estado en los Despachos de Trabajo y Seguridad Social.
La norma, en el artículo siete, limita la jornada a seis horas diarias y prohíbe el trabajo nocturno para los menores de 18 años, pero a los mayores de 16 y menores de 18 les permite trabajar hasta las ocho de la noche sin afectar "su asistencia regular a un centro docente o su salud física y moral".
El reglamento prohíbe el empleo infantil en el transporte, la construcción, coheterías, la extracción de moluscos y el campo doméstico, considerado una de las peores formas de trabajo.
Sin embargo, tales restricciones son violadas de forma continúa: unos 115 millones de infantes de todo el mundo ejercen labores peligrosas para su salud, seguridad y moralidad, y casi 400 mil de ellos son hondureños, denunció la Organización Internacional del Trabajo.
La falta de alternativas para el desarrollo en ese país obliga a más de 377 mil 182 menores, entre los 10 y 17 años de edad, a truncar su infancia para ganar el sustento en la agricultura, minería, construcción, manufactura y otras esferas de riesgo.
Estos chicos y chicas pocas veces reparan en lo que implica ser buzo, fabricar cohetes, prostituirse, traficar con drogas, exponerse a plaguicidas, a alto voltaje o a cargar bultos pesados.
Igual, hay muchísimas niñas como servidoras domésticas en las distintas ciudades, admitió la directora de Previsión Social de la Secretaría de Trabajo, Elsa Ramírez, pero esgrimió la falta de facultad del ente para ingresar a las casas e inspeccionar las condiciones en las que laboran.
La funcionaria aceptó que "este es un trabajo esclavizador, separa a las niñas de sus padres y no les queda tiempo para estudiar", pero pese a las denuncias no acaba de enfrentarse la problemática con toda la seriedad requerida, en opinión de Casa Alianza.
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