Por la concordia: el Papa y autoridades cubanas
Sin dudas constituye un hecho sin precedentes: el mayor censor de las doctrinas democráticas desde el Vaticano, el cardenal Joseph Ratzinger, devenido Papa Benedicto XVI, sostendrá este martes 27 de marzo un encuentro con los líderes históricos de la Revolución Cubana.
La concordia reina entre ambos poderes en esta jornada, durante la cual el principal representante de la púrpura romana visitará el santuario de El Cobre, una pequeña localidad cerca de Santiago de Cuba, donde está el centro de veneración fundamental a la patrona de la nación, la Virgen de la Caridad del Cobre.
Esta deidad es reverenciada por católicos y santeros por igual y es una suerte de virgen acriollada al estilo de las reconocidas en todo el continente –Guadalupe (México), de Copacabana (Bolivia), etc.- con rasgos de origen africano y hasta conocida como Ochun, la diosa del amor, para los devotos de las religión yoruba.
El Papa Juan Pablo II también rindió culto a la Virgen de la Caridad y alentó un clima más distendido entre la Iglesia y el Estado, durante su visita a este país hace 14 años. Desde entonces, ambos polos procuran derribar los muros erigidos en sintonía con los desencuentros de las décadas anteriores y hasta negociaron cuestiones que atañen a toda la ciudadanía, con resultados muy positivos.
Ratzinger, en calidad de jefe del Estado Vaticano, sostendrá un encuentro este día con Raúl Castro y todo parece indicar que será recibido por su hermano Fidel Castro, quien encabezó el proceso revolucionario más transcendental de la segunda mitad del siglo pasado en América Latina, iniciado de forma paralela al Concilio Ecuménico Vaticano II.
Estos dos hechos impactaron de forma universal: el primero adoptó medidas de carácter radical para acabar con la supeditación a los intereses de los capitales extranjeros en suelo cubano y con la explotación de unos seres humanos por otros, por lo cual alentó el auge de los movimientos sociales, de liberación nacional y antiimperialistas, en buena parte del mundo.
El segundo, porque contribuyó a la modernización del culto católico, a la democratización de la Iglesia romana, y a la formación de jerarquías eclesiásticas nacionales en los países en vías de desarrollo independientes; al ecumenismo y/o la reconciliación con los demás cultos; al diálogo con los no creyentes; la renuncia a las excomuniones y la condena de los heterodoxos.
Las formulaciones del Concilio (1962-1965) estimularon también a los elementos reformistas, democráticos y radicales identificados con las realidades de sus pueblos, sobre todo en este hemisferio, donde proliferaron nuevas interpretaciones de la Palabra de Dios y de la manera en la cual concebir la liturgia.
Algunos prevén que tal vez en esta jornada de accionar político de Benedicto XVI en Cuba, participe en el encuentro con las autoridades cubanas el venezolano, Hugo Chávez, quien permanece en el territorio bajo tratamiento médico contra el cáncer que le aqueja.
Más, en lo que si coinciden casi todos los corresponsales de prensa y analistas, es en que Benedicto XVI no dará audiencia a los grupos opositores al Gobierno, mientras los miembros de estos articulan acciones desestabilizadoras y son acusados por las autoridades de recibir respaldo financiero de Estados Unidos.
En Santiago de Cuba, en su misa de la víspera, el Papa expresó que “quedan muchos aspectos en los que se puede y debe avanzar, especialmente a la aportación imprescindible que la religión está llamada a desempeñar en el ámbito público de la sociedad".
No podía esperarse menos, a fin de cuentas, es el representante y alentador máximo de la fe católica. Lo importante es que, pese a sus críticas abiertas y actuación contra la ideología marxista, el homosexualismo, el aborto, la teología de la liberación y otras tendencias reformadoras dentro y fuera de la Iglesia, Ratzinger igual es un crítico del bloqueo económico, financiero, comercial y mediático sostenido hasta más de medio siglo por Estados Unidos contra Cuba.
1 comentario
Miguel Angel -
Otro: la Santísima Virgen no es una deidad; es una persona santa, ejemplar y pura como ninguna. Hay una sola deidad en el Catolicismo que es Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo)