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Creciendo en Gracia, control social bajo manto religioso

Creciendo en Gracia, control social bajo manto religioso

La polémica en torno al Ministerio Internacional Creciendo en Gracias y su prédica orientada al control social bajo manto religioso cobró fuerzas en las últimas semanas de junio de 2012 en Centroamérica, de modo particular en Honduras.
Una campaña respecto al supuesto fin del mundo, alentada por los seguidores del puertorriqueño José Luis de Jesús Miranda, obligó a las autoridades de ese país a reforzar la vigilancia frente a las operaciones ilegales de los representantes de la controversial secta.
El Ministerio Público reinició investigaciones respecto a los representantes de la congregación, debido a las reuniones clandestinas que organizan luego que las autoridades de la Secretaría del Interior y Población declararon ilegal sus cultos en Honduras, en el 2007.
Fuentes de la entidad adelantaron que los cuatro líderes del nuevo movimiento religioso pueden ser convocados a declarar por abuso de autoridad y desacato, señaló el 4 de julio de 2012 el diario El Heraldo.
Desde el 2011, autoridades hondureñas advirtieron acerca de las posibles implicaciones de la llegada de Miranda para tatuar a sus simpatizantes con el 666, número de la Bestia según el libro del Apocalipsis del Nuevo Testamento, pero de Jesús Humano para los fieles de Creciendo en Gracia.
"Consumado es" y "pronto nos veremos" fueron las frases que desataron la controversia desde mediados del mes de junio de 2012 alrededor de quienes predican el fin de los estados y las monedas, y la llegada de un gobierno universal que ejercerá el control con la Marca de la Bestia.
Estos pronunciamientos formaron parte de la campaña realizada a través de la Internet y de vallas publicitarias en todo Estados Unidos, Brasil y ocho países más, considerada la última iniciativa cuestionable del autoproclamado Anticristo.
Papi, como exige que lo llamen el también autodenominado Mesías, intensificó hace mucho su discurso respecto al lugar general de la "transformación" de su cuerpo glorificado en el día del Juicio final o de la desaparición del mundo, fijado para el 30 de junio.
Sólo sus seguidores podrían salvarse de la hecatombe, que por suerte no llegó, pero dejó a miles con el 666 y las letras SSS tatuadas en sus antebrazos, como prueba de fidelidad al exconvicto devenido líder religioso.
"Ese día, el cuerpo de José Luis de Jesús Miranda, que es un ser humano como tú y yo, será procesado y su carne será inmortal. Él vivirá para siempre. Y esto va a pasar con él y con todos sus seguidores. Todos los que no creen serán destruidos", vaticinaban líderes de la secta.
Después de este evento apocalíptico, el Jesús Humano alcanzaría superpoderes que le permitirían correr sin cansarse, pasar por el fuego y no quemarse, traspasar paredes y en sentido general, marcar la diferencia, aseguraban obispos de Creciendo en Gracia.
Los miembros de la secta, convencidos de que están viviendo los últimos días en esta tierra, creen en la posible conversión de su líder en esta suerte de superhéroe -tipo Spiderman, Hulk, Thor o Superman- y por ende marcan sus cuerpos sin cuestionar la exigencia de Miranda.
Desde febrero de 2010, este señaló que el terremoto que devastó en enero de ese año a Haití fue sólo una prueba de lo que ocurriría en el período de juicio.
"La Tierra gime ya que la generación de hoy ha vituperado y rechazado a Miranda, teniendo en poco su venida. Las señales de los tiempos son claras. Miles a nivel mundial están marcados con el número de su nombre: 666. Hasta la rotación de la Tierra se ha acelerado a 66,666 millas por horas", agregó.
Según el texto, "todas las profecías bíblicas se están cumpliendo, aún las formulas científicas, astronómicas y numerológicas se alinean -todas apuntando al año 2012, año en el cual José Luís De Jesús, nacido en Puerto Rico (Latitud 66.6Â�), curiosamente cumple 66".
Miranda justificó entonces que, aunque ese año había sido propuesto 59 veces de forma equivocada a través de la historia, él era el único con la autoridad para comunicar la fecha según el texto bíblico Hechos 17:31.
Pero, pese a los cuestionamientos que estas prédicas puedan motivar, Creciendo en Gracia mantiene miles de seguidores en 35 países, programas en 287 estaciones de radio y un canal de televisión que transmite en español las 24 horas del día.
Portavoces de la congregación en Costa Rica y Honduras estimaron que entre ambos hay unos 10 mil adeptos al supuesto profeta, en Guatemala llegan a dos mil, en El Salvador a mil 500 y en Nicaragua a mil.
El movimiento, con sede en Miami, Florida (Estados Unidos), articuló en menos de 30 años amplias redes en América Latina y motivó su expulsión oficial de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.
La cruzada contra la secta en estos países implicó a militares y policías, debido a las protestas protagonizadas por los seguidores del Jesús Humano, quienes quemaron en las calles biblias, destruyeron crucifijos, relicarios, santos y otros íconos católicos, en tanto llamaron a actuar a voluntad.
Los choques por esas acciones reflejaron la incidencia que podía tener tal expresión de religiosidad en el acrecentamiento de la violencia social y la división en las fragmentadas sociedades centroamericanas.
Sólo el aumento progresivo de las muertes por hambre, desempleo, desesperanza, represión, SIDA y otras epidemias, como la criminalidad y el narcotráfico, pueden explicar la influencia de un grupo tan controvertido como Creciendo en Gracia, concuerdan especialistas.
Más, Miranda y su credo -protagonistas de múltiples campañas publicitarias articuladas a través de la Internet- penetraron de modo legal hasta en territorios identificados con lo católico y menos aquejados -aunque no exentos- de estos males sociales, como España.
El movimiento, además de sus miles de centros de reunión esparcidos por el mundo, posee una tienda virtual que oferta música, videos, libros y otros accesorios, y cuenta con un espacio diseñado para captar la Siembra: el equivalente al diezmo de los creyentes católicos.
Fuentes diversas concuerdan en que el artífice de este movimiento creció en un barrio puertorriqueño pobre, estuvo en la cárcel por robo y se convirtió en un adicto a la heroína con apenas 14 años. También acumuló una amplia trayectoria religiosa.
El principal predicador de Creciendo en Gracia fue católico romano, pentecostal y bautista, pero tras una supuesta visión nocturna en 1973, en Massachusetts, renació como Jesucristo en la Tierra, según afirma.
Desde entonces, él y Jesucristo son uno y no puede aprender de nadie más, comentó a la reportera Mariah Blake, del semanario Miami New Times. "Dios amó tanto al pueblo de habla español que me envió en un cuerpo puertorriqueño", dijo después al salvadoreño Diario de Hoy.
Todo parece indicar que la misma "voz interior" impulsó al exconvicto a fundar en 1986 la secta y un estudio de televisión en Miami, donde apenas acumuló una feligresía inicial de cerca de 500 miembros.
Aunque luego articuló 300 congregaciones en casi toda América Latina, Australia, Canadá y Estados Unidos, para el sociólogo Lorne Dawson, de la Universidad de Waterloo, los anuncios del plazo para el fin del mundo constituyen una señal de que el movimiento está declinando.
"Esta es una fuerte indicación de que su autoridad está en declive, está perdiendo seguidores, no ha tenido muchos seguidores como esperaba", asegura el académico.

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