Salvar a la niñez y sembrar esperanza, sueño compartido en Nicaragua
Nicaragua progresó en cuanto a los derechos de la niñez, aunque enfrenta desafíos como el trabajo infantil y la trata de menores de 18 años de edad para su explotación sexual con fines comerciales.
Representantes del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en este territorio no descartan, incluso, que en apenas un lustro este país esté en condiciones de crear su oficina especializada para atender a ese segmento sin requerir la presencia del organismo internacional.
Para la especialista en Protección de Unicef en Nicaragua, Analucía Silva, algunos pasos importantes dados guardan relación con el proceso de inscripción en el registro civil de miles de niñas y niños.
Datos aportados por ella, en respuesta a Prensa Latina, sugieren que desde 2005 lograron reducir la cantidad de infantes no inscritos de al menos 35 por ciento al 20 por ciento.
Esos avances respondieron en buena medida a coordinaciones entre el Ministerio de la Familia y Unicef, que redundaron en constantes jornadas de inscripción masiva en distintas zonas del país, con lo cual lograron dotar a esos menores de identidad y por ende, convertirlos en sujetos de derecho.
“No tener registro es no existir legalmente y estar inhabilitado para ejercer determinados derechos”, advirtió y comentó que la problemática suele darse sobre todo en zonas rurales y empobrecidas, en las regiones autónomas del Atlántico Norte y Sur, y entre las comunidades indígenas.
Silva manifestó su preocupación por lo mucho que queda por ganar en el afán de proporcionar un mayor bienestar a la niñez nicaragüense y aplaudió la posibilidad de que en este año la Asamblea Nacional apruebe una nueva Ley de Registro Civil.
Según lo proyectado, la norma jurídica en proceso facilitará la inscripción de los infantes y barrerá con los obstáculos impuestos por la vigente desde 1904: “una ley antigua, que en vez de poner facilidades, pone obstáculos”, cuestionó la especialista y la calificó de burocrática.
Esa añeja disposición obligaba a acudir a las oficinas de registro, que antes sólo estaban en las cabeceras departamentales; presentar en los hospitales la partida de nacimiento de los padres y a registrar a los nacidos en el Consejo Supremo Electoral, comentó.
Silva recordó que la falta de un registro civil preocupa a Unicef en Nicaragua desde los años 1990, cuando reforzó su labor con vistas a contrarrestar el trabajo infantil.
En esa época muchas niñas y niños que deambulaban por las calles o realizaban labores agrícolas para granjearse el sustento, no estaban inscritos y eso los dejaba en un alto grado de indefensión, rememoró.
Por suerte, agregó, la nueva ley en progreso alentará a tomar cartas en el asunto a diversas entidades y hasta a las autoridades políticas para garantizar el ejercicio soberano del voto.
La expectativa mayor, a juicio de Silva, gira en torno a que este nuevo cuerpo jurídico probablemente obligue a los registradores a ser más constantes en el traslado a zonas apartadas para formalizar la inscripción de los comprendidos de cero a 18 años de edad.
“Nicaragua está tomando conciencia sobre esto y en ese sentido sigue avanzando”, remarcó y precisó que la falta de identidad por la no inscripción en los registros civiles golpea a más del 20 por ciento de los infantes en América Latina y el Caribe.
-SUEÑOS POR CUMPLIR
Entre los temas atendidos por la unidad de Protección de Unicef están la explotación infantil, la trata de personas, el abuso sexual con fines comerciales, entre otros, que requieren de fondos muy fuertes y de una voluntad política seria para contrarrestarlos.
En su mayoría estos son concebidos como problemas globales, debido a su elevada incidencia a escala mundial, su vinculación al crimen organizado, la violencia, el tráfico de órganos y de personas, y a la necesidad de coordinar acciones entre gobiernos en la batalla contra ellos.
Nicaragua procura alternativas para proteger a los menores de 18 años de la trata de personas y Unicef respalda con varios proyectos esa labor, de acuerdo con el máximo representante de Unicef en Managua, Phillippe Barragne-Bigot.
Para contribuir con esa lucha, la representación del programa mundial invitó al vocalista de la banda de rock finlandés The 69 Eyes, Jyrki Linnankivi, a recorrer varias localidades de este país del 14 al 18 de enero y a conocer de cerca experiencias de víctimas de estas problemáticas.
El propósito es que Jyrki 69 transmita a su regreso un mensaje al pueblo de Finlandia y a toda Europa sobre los avances en cuando al respeto de los derechos de la niñez, los desafíos pendientes y la posibilidad de colaborar para reducir las brechas existentes en Nicaragua, explicó el funcionario.
Durante su estancia el afamado rockero -Embajador de Buena Voluntad de Unicef desde 2005- dialogará con autoridades nacionales y locales, miembros de la Coalición Nacional de Lucha Contra la Trata de Personas, pero sobre todo con menores víctimas de la trata o del comercio sexual.
La ejecución del Programa de Cooperación de Unicef para los próximos cinco años en este país requerirá de 34 millones de dólares y entre sus ejes temáticos está la atención a la infancia en sus primeros años, la educación y la protección, sobre todo de los más vulnerables, detalló a Prensa Latina.
El primero de esos aspectos está asociado al Programa Amor Para los más Chiquitos, implementado por la administración de Daniel Ortega para beneficiar a los carentes de amparo filial y reducir la presencia de estos en las calles.
Barragne-Bigot explicó que en cuanto a la educación, la intención es propiciar que esta sea cada vez más inclusiva, de calidad, y multilingüe, en particular en las áreas habitadas por indígenas y afrodescendientes.
Este componente comprende, además, posibilitar el acceso al agua potable y condiciones higiénicas más acordes en todos los centros que forman parte del sistema de enseñanza público y gratuito nicaragüense.
El tercer aspecto está emparentado con la participación para el desarrollo y la protección frente a la explotación infantil, la trata de personas, y el abuso con fines comerciales, los cuales poseen una relación directa con los países donde se mueven grandes cantidades de capitales, consideró.
Disminuir el 42,8 por ciento de la tasa laboral entre adolescentes es otra tarea pendiente en Nicaragua, admitió el presidente de la Comisión de Producción, Economía y Presupuesto de la Asamblea Nacional, Wálmaro Gutiérrez.
En este país hay “varias disposiciones legales y desde el gobierno central se ha realizado un gran esfuerzo para reducir el trabajo infantil, pero la realidad es que hay que seguir reduciendo esos niveles, todavía es una tarea pendiente”, afirmó el diputado sandinista a El Nuevo Diario.
La publicación El 19 Digital, en su edición del 28 de noviembre de 2012, citó a autoridades del Ministerio de Trabajo que confirmaron que en Nicaragua hay cerca de 300 mil menores fuera del sistema de enseñanza y que laboran en el corte de café, minería, cortes de bananos, entre otros.
Pese a su minoría de edad, ellos integran la Población Económicamente Activa de Nicaragua, calculada en 58,2 por ciento del total de la población.
Economistas atribuyeron esa situación a la persistencia de niveles considerables de desempleo en un país cuyo contratista mayor es el sector agropecuario, que concentra los peores niveles de pobreza, desigualdad, y escasez de instrucción.
Ello incide en que muchos adultos contraten a los infantes, violando todas las leyes, con lo cual contribuyen a recircular la pobreza en esta nación.
Sin dudas estos procesos no se revierte de la noche a la mañana, como aseguran los entendidos, pero múltiples evidencias demuestran que en el caso nicaragüense los retos están planteados y las fuerzas implicadas están inmersas en un plan común para restablecer el derecho a una niñez feliz.
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