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Boleros de siempre recobran vida en Nicaragua

Boleros de siempre recobran vida en Nicaragua

Una propuesta cargada de amor reservan  los participantes en el primer Festival Internacional del Bolero en Nicaragua, quienes este 14 de febrero ofrecerán un concierto en la capitalina galería Santo Domingo con motivo del Día de San Valentín.

Melodías antológicas del repertorio latinoamericano recobraron vida en la jornada inaugural del encuentro y volverán a escucharse este jueves en voz de cantantes de este país, Cuba, El Salvador, Colombia, y México.

Contigo en la distancia, Dos gardenias, Nosotros, El día que me quieras, Solamente una vez, Tres palabras y otras de autores reconocidos como Benny Moré, César Portillo de la Luz, Armando Manzanero, José Alfredo Jiménez, Álvaro Carrillo, entre otros, devolvieron recuerdos la víspera y obligaron a batir palmas.

Un Eugenio Granera sin par regaló a los presentes con sus impresionaste registros y colocó entre el público a quien sigue motivando los homenajes más efusivos en este país tras su muerte el 19 de enero de 2013, Silvio Linarte, cantante de Los de Palacagüina.

Por Nicaragua, además de Granera, participaron en el concierto Luis Enrique Mejía Godoy, Rommel Ocampo, Laureano Ortega, Rebecka Molina, y Ofilio Picón, todos acompañados por la majestuosidad del manejo instrumental de los integrantes de la Camerata Bach y Jazz Tá.

Sin dudas, el desempeño de esos grupos acompañantes fue lo que más motivó los aplausos del público y el reconocimiento constante de los distintos boleristas, entre los que destacó la cubana Raquel Hernández.

La caribeña dio una muestra de dominio escénico sin parangón y transitó desde las melodías más románticas hasta un Lágrimas Negras en tiempo de son, que motivó a más de uno de los presentes a bailar en sus asientos.

También la mexicana Lupina Cantu y la colombiana Beatriz Arellano pusieron en alto el valor de las féminas para tocar con su canto la sensibilidad de los seguidores de una de las expresiones musicales más influyentes de Latinoamérica cuyo origen los especialistas ubican en Cuba.

Edmundo Alfaro regaló a los presentes en nombre de los salvadoreños en esa noche de ensueños, colmada de remembranzas bajo los efectos de una música ideal para la seducción debido a su sencillez y espontaneidad.

Tristeza, del cubano José (Pepe) Sánchez, es considerado el primer bolero, género que desde ese lejano 1885 arrastra el acompañamiento de guitarras, bongós, y tumbadoras, a los cuales sumó este miércoles violines, guitarras acústicas, y una flauta de ensueños en el Teatro Nacional Rubén Darío de Nicaragua.

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