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Carlos Fonseca Amador sigue venciendo a la muerte

Carlos Fonseca Amador sigue venciendo a la muerte

Como asegura la canción, el padre de la Revolución popular Sandinista, comandante Carlos Fonseca Amador (1936-1976), continúa hoy como un tayacán que guía a su pueblo y vence a la muerte en Nicaragua.

Este domingo recobra fuerza el recuerdo del fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional, nacido el 23 de junio de 1936 en la ciudad central de Matagalpa, y la casa donde vio la luz por primera vez queda inundada por la afluencia de personas que participan en el homenaje al héroe.
La fecha obliga a repasar el pensamiento y el accionar del fundador de la revista Segovia en la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza De Bayle (1925-1980), heredero del asesino intelectual de Augusto C. Sandino, Anastasio Somoza García (1896-1956).
Fonseca Amador es considerado el líder indiscutible del proceso revolucionario nicaragüense y uno de los representantes más claro de pensamiento transformador latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX.
Múltiples lecturas a tiempo y el contacto con el movimiento comunista internacional le permitieron colocarse entre los primeros en comprender en el continente que la vía para resolver los problemas de estos pueblos no sólo podía ser armada y que era preciso un liderazgo intelectual fuerte.
Partir de la historia de las raíces de la nación, para pulsar sus resortes en función de la liberación nacional, fue la clave de la obra del matagalpino, acorde con lo que desde finales de la centuria decimonónica otros latinoamericanos preclaros promovieron.
El rescate del legado antiimperialista de Sandino y la necesidad de forjar la unidad nacional para derrotar al somocismo devinieron cuestiones esenciales en su lucha, tras comprender que el problema en estas tierras pasaba por propulsar el nacionalismo frente a la injerencia extranjera.
La cárcel, el acoso, el exilio, nunca mellaron la disposición de Fonseca Amador para cumplir con su mayor compromiso: liberar a Nicaragua, sueño que nunca vio concretado porque acólitos de la dictadura le cegaron la vida el 7 de noviembre de 1976 en Zinica, Matagalpa.
Testigo de esos hechos aseguran que el comandante guerrillero fue capturado en el fragor del combate, asesinado y su cadáver mutilado con el propósito de enviar sus manos a Managua para su identificación.
Sin embargo, la lucha del líder que unió en su tiempo las diversas tendencias libertarias nicaragüenses derivó tres años más tardes en el triunfo de uno de los procesos populares más radicales del siglo pasado en América Latina y el Caribe.
La Cruzada de Alfabetización, una de las proezas más reconocidas de las realizadas a partir del 19 de julio de 1979 en Nicaragua, rescató como guía intelectual a quien ganó el respecto de sus contemporáneos y las generaciones posteriores en este territorio centroamericano.
Transcurridos 37 años de su pérdida física, el héroe popular de la revolución en este país todavía inspira y su legado es rescatado cada día por el gobierno de Daniel Ortega en diversas obras que tratan de revertir la pobreza heredada después del largo invierno neoliberal de los años 90.
No obstante, este domingo resonará con más fuerza el canto al "novio de la patria roja y negra" al que Nicaragua entera sigue gritándole "presente", como eternizó la canción escrita por su amigo y compañero de batallas Tomas Borge y cantada por el compositor Carlos Mejía Godoy.

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