Procuran calmar recelos por tardía llegada de tortugas a Nicaragua
Autoridades del Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena) procuraron calmar los recelos respecto a la tardía afluencia de los quelonios a la franja costera aledaña al Pacífico de Nicaragua. "Habría que revisar si es un ciclo de los anidamientos de tortugas marinas que se repiten cada tres o cuatro años", declaró el delegado de esa carpeta de gobierno en el departamento suroccidental de Rivas, Mario Rodríguez, y desmintió la supuesta matanza indiscriminada de tortugas.
Recordó que la llegada de los quelonios tardó más de lo acostumbrado en esta temporada en los años 2006 y 2009.
Con base en los datos acopiados por biólogos, ecólogos y funcionarios del Marena, de la Fuerza Naval del Ejército, de la Universidad Autónoma de Nicaragua y otras instituciones, mediante las investigaciones reforzadas en las últimas semanas, descartó la aparición de indicios de tal masacre de estos animales.
De ese modo aludió a las denuncias formuladas por el especialista de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Sostenible Fabio Buitrago, quien difundió el sábado 21 de septiembre la presunta aparición de cientos de tortugas muertas en las playas de San Juan del Sur.
Pesquisas posteriores en el área e incluso mar adentro, constataron la existencia de apenas una veintena de estos animales sin vida, con señales de haber sido exterminados por humanos empeñados en extraerles sus huevos.
Rodríguez informó que del jueves hasta este domingo alrededor de 15 mil tortugas paslama o golfina, especie amenazada de desaparición, acudieron a desovar en el refugio sureño Vida Silvestre La Flor, aledaño al océano Pacífico de Nicaragua.
El arribo de los quelonios en los últimos tres días ocurrió de modo gradual y puede continuar hasta superar los 40 mil en la medida que avance octubre, explicó.
Datos de Marena reflejan que en esta época en 2012 llegaron a esa zona 38 mil 191 tortugas marinas y que durante la campaña de julio de ese año a enero del presente los animales anidados en esa playa ascendieron a 184 mil 590.
Guardaparques, militares, policías, ambientalistas, líderes comunitarios y trabajadores del Marena, vigilan el respeto a las disposiciones legislativas destinadas a garantizar la protección de esta familia marina.
Además de las paslama, más pequeñas que otras de su tipo y con unos 45 kilogramos de peso en su etapa adulta, cada año arriban a las playas de Nicaragua tortugas verde, carey, laúd o tora y cabezona.
Chacocente y La Flor, distinguidos como refugios de vida silvestre en las costas del Pacífico, son los puntos geográficos por donde se registra tradicionalmente mayor afluencia de estos curiosos seres vivos.
También las reservas naturales entorno al volcán Cosigüina, la isla Juan Venado, y el estero Padre Ramos, en el occidente de Nicaragua, reportan en ciertas temporadas el espectáculo que supone el desove de las tortugas.
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