Alrededor de 168 homosexuales asesinados en Honduras

De 2009 a 2014 fueron asesinados 168 homosexuales en Honduras, denunciaron grupos defensores de los derechos humanos de ese segmento de la población que demandaron acabar con la impunidad frente a esos hechos.

De todos esos casos apenas 37 están judicializados, nueve fueron sentenciados y tres casos fueron absueltos, informó la Asociación para una Vida Mejor de Personas Infectadas y Afectadas por el VIH-Sida (Apuvimeh).
San Pedro Sula y Tegucigalpa son las ciudades de mayor incidencia de acciones criminales como estas, sobre todo en contra de los transexuales.
"No tenemos seguridad porque la Policía Militar en vez de cuidarnos a diario nos reprime y el Estados de Honduras no nos garantiza nuestros derechos de salud, trabajo y educación", afirmó el dirigente de Apuvimeh Jonathan Cruz.
El sábado anterior, en la norteña ciudad de San Pedro Sula, un transexual fue golpeado por un médico y elementos de la Policía Militar del Orden Público.
Además, este 30 de julio un Tribunal de Sentencia de la Corte Suprema absolvió de toda responsabilidad al único sospechoso de dar muerte hace dos años al periodista Erick Alexander Martínez, cuyo asesinato corre el riesgo de quedar impune.
Martínez era portavoz de del Grupo LGTB Kukulcán, integró el Movimiento de Diversidad en Resistencia, aceptó postularse como diputado por el Partido Libertad y Refundación y militaba en la organización política antigolpista Los Necios.
Según los jueces, el crimen contra él fue un homicidio simple y no pudieron demostrar la culpabilidad del acusado Gustavo Adolfo Aguilar, quien estuvo más de un año en prisión, también por estar vinculado a un robo agravado.
Casos como estos no deben quedar en la impunidad, menos cuando hay videos y pruebas de las acciones, incluso de los policías, contra la comunidad que lucha por la diversidad sexual, señaló Cruz.
En tanto la representante del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, Francia Maradiaga, expresó que la violencia contra esos seres humanos proviene desde el interior de las familias, centros educativos, trabajos, porque tenemos una sociedad machista con patrones de conducta arraigada.