Centroamérica en la ruta del Che
Centroamérica también estuvo en la ruta de Ernesto Guevara, Che para las mayorías, cuyo cumpleaños 87 es celebrado este 14 de junio en estos países por seguidores de la Revolución cubana y personas que lo conocieron.
El viaje hacia el centro del continente, realizado tras graduarse de médico con una tésis sobre alergias (1953) y de pasar por Bolivia, Venezuela, Perú y Ecuador, estuvo motivado en buena medida por los ecos del proceso transformador dirigido por Jacobo Arbenz en Guatemala, señalan fuentes históricas.
Sin embargo, el periplo por el área comenzó en Costa Rica, donde entró en contacto con dirigentes políticos de tendencias diversas, como el líder comunista de ese país Manuel Mora Malverde, el dominicano Juan Bosch y el venezolano Rómulo Betancourt.
De su encuentro con Bosch asegura que fue muy interesante ya que "no hablamos de literatura, simplemente de política". Este, según sus palabras, era un "literato de ideas claras y de tendencia izquierdista".
"Valverde, es un hombre tranquilo, más que eso pausado, pues tiene una serie de movimientos de tipo de tics que indican una gran tranquilidad interior, un dinamismo frenado por el método", añade, en un escrito acerca de su estancia en San José.
Guevara resume su encuentro con el dirigente costarricense, pleno de detalles históricos acerca de las maniobras de las clases políticas de ese país con tal de despojar a los comunistas de cualquier cuota de arraigo entre las masas populares y en el Gobierno.
Reconoce, además, que este le dio una "cabal explicación de la política en Costa Rica en los últimos tiempos".
En cambio, señala, la entrevista con Betancourt "no tuvo las características de lección de historia que nos diera Mora. Me da la impresión de ser un político con algunas firmes ideas sociales en la cabeza y el resto ondenate y torcible para el lado de las mayores ventajas".
"En principio está firmemente con los Estados Unidos. Falseó el Pacto de Río y se dedicó a hablar pestes de los comunistas", puntualiza.
Costa Rica también fue el lugar donde Guevara entró en contacto, por primera vez, con miembros del Movimiento 26 de Julio, sobrevivientes del asalto al cuartel Moncada del 26 de julio de 1953 y exiliados de Cuba.
Esta situación se repite a su llegada a Guatemala, tras pasar por Nicaragua, donde compartió habitación con quien describe como un cubano alegre y muy risueño, el moncadista Antonio (Ñico) López.
Con López volvería a verse en México años después, en medio de los preparativos para la expedición del yate Granma, a la cual se sumó con el ánimo de derrocar a la dictadura de Fulgencio Batista y avanzar en su afán de convertirse en un revolucionario genuino.
De hecho, desde San José, escribió el 10 de diciembre de 1953 una carta a su tía Beatriz, en la cual dio por sentado que en Guatemala "me perfeccionaré y lograré lo que me falta para ser un revolucionario auténtico".
El conocimiento directo de los desmanes de la transnacional estadounidense United Fruit Company contra las poblaciones de estos países lo llevan a prometer, incluso, que no descansaría "hasta ver aniquilados estos pulpos capitalistas".
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