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Médicos cubanos en Guatemala: una obra de infinito amor

Médicos cubanos en Guatemala: una obra de infinito amor

La colaboración médica es más que un gesto solidario de Cuba hacia Guatemala: la labor desplegada desde 1998 hasta hoy en este territorio es un acto de amor entre dos pueblos hermanados por la historia.

El Hospital La Tinta, enclavado en el municipio homónimo, del departamento norteño de Alta Verapaz, devino hace mucho símbolo de esa fraternidad y uno de los bastiones para el desarrollo de la profesión en este país centroamericano.
Fue a ese centro asistencial a donde por primera vez llegaron cooperantes de la salud cubanos, en medio del desastre causado por el huracán Mitch, y quienes vivieron la experiencia comparten el grato sabor de lo avanzado en esa materia.
Para el conductor que trasladó a aquellos galenos, Manuel de Jesús, y para el director de Recursos Humanos de la unidad, Otto Jonás, ver la entrega de esos hombres y mujeres de batas blancas es una de las mejores lecciones.
Ambos agradecieron el apoyo cubano para mejorar la salud de los pobladores de las comunidades aledañas al río Polochic y coincidieron en que el esfuerzo realizado en estas casi dos décadas no ha sido en vano.
"Guatemaltecos y cubanos estamos en un mismo barco que se llama salud y tenemos que seguir sacando a flote este", expresó Jonás, al intervenir en el acto por los 17 años de la presencia de la Brigada Médica de Cuba en Guatemala.
En tanto el coordinador nacional de ese equipo solidario, Manolo Torres, aseguró que quién pasó por el Hospital La Tinta aprendió el valor de una profesión que tiene mucho por hacer en una nación como esta.
El municipio Santa Catalina La Tinta tiene 32 mil 841 habitantes y la mayoría habla el idioma maya Q'eqchi, pese a lo cual logramos comunicarnos y hacer osas impensadas para ayudarlos a superar viejos problemas, comentó a Prensa Latina la doctora de la provincia oriental Santiago de Cuba, Nutsabel Pascual.
La desnutrición es la principal causa de mortalidad en esta zona, así como el parasitismo y las sepsis respiratorias asociadas a esta; mientras que las lecciones en la piel provocan una alta morbilidad, precisó la camagueyana Adis Cabrera.
Ambas llegaron hace poco más de un mes a esa región guatemalteca y ya sienten el peso de experiencias acumuladas, como ver morir a niñas y niños por hambre, por falta de medicamentos y de la atención preventiva.
Estas misiones son un aprendizaje perpetuo, porque en ella comprobamos el valor de la medicina de nuestro país al chocar con la poca atención del Estado guatemalteco a los problemas de salud de estas personas, expresó la doctora habanera Josefina Peñalver, casi de regreso a Cuba, luego de tres años.
Ellas, junto a más de una veintena de galenos cubanos, hacen historia en La Tinta al reafirmar con su trabajo el valor de la generosidad, de la hermandad y de la solidaridad entre los pueblos, perpetuado también en un pedestal develado en el ámbito de los festejos de este 5 de noviembre en el hospital de la localidad.

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