Navidad, una amenza para el pinabete en Guatemala
La Navidad supone la peor amenaza para la subsistencia del pinabete en Guatemala, especie de arbusto endémico de este país en peligro de extinción, aseguran hoy fuentes del Instituto Nacional de Bosques (INAB).
El aroma que emana de esa planta de la familia de las coníferas; su forma de pino, la pequeñez y el verde oscuro de sus hojas, orientadas de manera horizontal, hacen de estos ejemplares los más codiciados por los amantes de poner el tradicional arbolito navideño sin recurrir a las propuestas artificiales del mercado.
Esto motiva a los depredadores furtivos a arrasar por estas fechas con los ejemplares del abeis guatemalensis, una de las siete mil 754 especies de plantas que integran la riqueza natural de Guatemala, de las cuales seis mil 600 son no maderables y mil 154 son maderables.
Tal profusión constituye el 46 por ciento de todas las plantas existentes en Centroamérica y el 40 por ciento del total de especies endémicas de Mesoamérica, entre las que abundan las orquídeas, los helechos y los musgos.
De acuerdo con informes del INAB, el pinabete apenas produce semillas de noviembre a enero, las cuales germinan en los conos ubicados en sus ramas y suelen ser extirpadas sin miramientos por los depredadores.
Esos seres sin conciencia de la necesidad de preservar esas y otras especies de la flora y la fauna para la sobrevivencia, incluso de los seres humanos y de la Madre Tierra, son los peores enemigos de este bello ejemplar de la riqueza medio ambiental de Guatemala.
Según informes del INAB, los perseguidores del pinabete cada año cortan las ramas de estos arbustos de hasta 40 metros de altura por esta época -en pleno proceso de maduración- y las pegan en troncos de otros más pequeños con tal de facilitar su traslado para la venta.
Pero igual durante casi todo el tiempo usan las hojas de estos para adornar las coronas de flores que muchas y muchos dedican a sus familiares, amigos o conocidos fallecidos.
De tal suerte, añaden, muchos conos con semillas de la planta nunca lograr madurar y con esto disminuye la posibilidad de mantener un flujo constante de reproducción de esa especie autóctona.
Otra cosa sería si se tratara de cortar las ramillas con la misma delicadeza que a una rosa y con el cuidado requerido para no frenar su proliferación.
En 2008 Guatemala poseía cerca de 94 sitios con una extensión de 27 mil 548 hectáreas de pinabete, buena parte de ellas concentradas en el departamento occidental de Chimaltenango, de acuerdo con el INAB.
Ahora apenas existen 245 hectáreas cultivadas de esta maravilla natural, que también puede encontrarse en otros departamentos occidentales como San Marcos, Quetzaltenango, Huehuetenango, Totonicapán, y en los orientales Sololá, Jalapa, Chiquimula y Zacapa.
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