Hacinamiento, principio de todo mal en cárceles de Guatemala
Al menos 17 muertos resultaron del último conflicto ocurrido el domingo 29 de noviembre en la Granja Penal Canadá, del departamento sureño de Escuintla, que hizo aflorar una vez más las debilidades del Sistema Penitenciario en Guatemala.
Desde los primeros momentos las autoridades del Ministerio de Gobernación sugirieron un posible choque entre privados de libertad como causa de los hechos, mas pronto admitieron la posible incidencia en ello de la superpoblación recluida en la instalación.
"El tema del hacinamiento es lo que nos está afectando", reconoció el viceministro Elmer Sosa, después de descartar probables fallos en los protocolos de seguridad del recinto carcelario.
La Granja Penal Canadá cuenta con una capacidad original para 600 presos, sin embargo, en el momento de la revuelta guardaban prisión en ella tres mil 92, entre ellos secuestradores, violadores, y líderes de pandillas.
Pese a ese panorama, sólo resguardaban el orden en el centro 60 guardias, es decir, uno por cada 52 reos, de acuerdo con datos proporcionados por funcionarios del Sistema Penitenciario de Guatemala.
Al ser interrogado al respecto el viceministro de Gobernación argumentó que "aunque pongamos 100 policías y 100 soldados no podríamos realmente tener la capacidad de entrar en el pensamiento de cada privado de libertad para que se abstenga de ser violento".
Lo cierto es que al dispararse las alarmas aparecieron guardas de todo tipo para contener lo que algunos medios de prensa aseguran fue una riña entre paisas y cholos, por un partido de fútbol; mientras otros atribuyen al reclamo de varios reclusos a supuestos pandilleros por extorsionar a las visitas.
En virtud de los acontecimientos registrados poco después de las 4:00 de la tarde del domingo, fueron desplegados alrededor del penal 200 efectivos del Ejército, 500 de la Policía Nacional Civil y agentes del Ministerio Público.
No obstante ese movimiento de contención siete reos fueron decapitados y del total de fallecidos 15 presentaban huellas de armas cortantes, en tanto uno murió de un disparo de arma de fuego.
Familiares de los internos salieron despavoridos del recinto casi en medio de la reyerta, registrada al terminar el horario de visita de la jornada, y estuvieron por horas fuera de la instalación en espera de noticias de sus parientes recluidos.
Pero el silencio al respecto prevaleció hasta el martes, cuando se conoció el nombre de apenas 10 de los primeros cadáveres identificados.
Paralelo a esto emergieron informaciones acerca de las medidas adoptadas en la cárcel de máxima seguridad sureña, donde a partir de ahora los guardias deberán rotar como corresponde y todas las semanas -de día, noche y madrugada- efectuarán controles para requisar cualquier objeto anómalo, según Sosa.
Los guardias deberán firmar el acta correspondiente tras cada requisa, para que todo lo que ingrese después de estas sea responsabilidad de ellos, señaló el vicetitular de Gobernación, quien también anunció que ahora serán más exhaustivas las inspecciones de las visitas en la Canadá.
Pero del principal problema notado nunca más se habló, mientras informes del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales señalan que el hacinamiento en las cárceles guatemaltecas rebasa 280 por ciento de las capacidades instaladas y es la causa principal de amotinamientos y choques entre reclusos.
Más de 19 mil 628 privados de libertad permanecen en las 22 prisiones existentes en este país centroamericano, habilitadas para recibir apenas a seis mil 412, con problemas de infraestructura y malas condiciones de vida a la orden del día.
Desde estos almacenes de seres humanos son planificadas extorsiones, asesinatos, secuestros y todo tipo de delitos en el exterior, lo cual mantiene en elevado nivel los índices de violencia en Guatemala, agregan las fuentes.
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