Pobreza y bajo desarrollo humano en Guatemala
Las noticias acerca del incremento desmesurado de la pobreza y del bajo nivel de desarrollo humano de Guatemala, difundidas en medio de las fiestas navideñas, despertaron cuando menos indignación y dolor.
Diputados opositores, activistas sociales, representantes de organismos internacionales y buena parte de la ciudadanía guatemalteca insisten en que lo que corresponde ahora es reforzar el combate frontal iniciado este año contra la corrupción y la impunidad para avanzar hacia la reducción de esos indicadores.
A juicio de la diputada electa del partido Convergencia Sandra Morán, las más de nueve millones 600 mil personas sumergidas en la pobreza en este país son resultado de la falta de actuación, de la corrupción y de la imposición de un desarrollo que empobrece.
"Que tristeza y que indignación", escribió en su cuenta de la red social Facebook, tras la presentación de los resultados de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi 2014).
Según el estudio desarrollado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) con el respaldo del Banco Mundial, de 2006 a 2014 la pobreza ascendió de 51,2 por ciento a 59,3 puntos porcentuales -8,1 por ciento de incremento- y la pobreza extrema llegó a 23,4 por ciento de la población.
Los indígenas, asentados principalmente en el altiplano occidental, continúan siendo el sector más afectado por la problemática: alrededor del 79,2 por ciento de ese grupo social está sujeto a la pobreza, es decir, 1,9 puntos porcentuales más que en 2006.
En tanto casi siete de cada 10 menores de 18 años de edad (68,2 por ciento) viven en condiciones precarias, mostró la investigación.
Tales datos resultan "signos alarmantes y tenemos que ponerle cuidado y atención, porque son indicadores sociales que pueden darle vergüenza a cualquier guatemalteco", reconoció el presidente de Guatemala, Alejandro Maldonado.
Mientras, la activista por los derechos humanos y de las mujeres Mirna Ramírez consideró que la evasión de impuestos es una de las causas principales de que la población cada vez esté más desprotegida.
"En este país urge un cambio total, en el sector público siguen las redes que roban al erario nacional", afirmó y acusó de ese delito a los miembros del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras.
Señaló que estos son protegidos por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) y el Ministerio Publico (MP), que "no han querido proceder contra ellos por grandes sumas de defraudación tributaria". "Esos robos abusivos, descarados, son los que han provocado que la población cada vez esté más desprotegida", expresó Ramírez, también en Facebook.
En tanto el ciudadano Cristhians Castillo dejó por sentado en la red social Twitter su frustración ante el anuncio del periódico La Hora acerca de los resultados de la Encovi: "este titular me duele y me roba la dignidad como guatemalteco, detrás de él hay muchísima gente con hambre y muriendo".
INDICE DE DESARROLLO HUMANO
Pero la presentación del estudio del INE, el 10 diciembre de 2015, precedió a otra noticia alarmante para un país cuyo crecimiento económico ronda el cuatro por ciento de manera estable hace algunos años y es considerado el más aventajado en ese terreno en Centroamérica.
Cinco días después ganó espacio en los medios de prensa que Guatemala ocupa el penúltimo lugar en cuanto al índice de desarrollo humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y muestra los peores indicadores en ingresos per cápita, longevidad y educación en Centroamérica.
Según el documento, este país ocupa el puesto 128 de los 188 evaluados, con un índice de desarrollo humano de 0,62, por encima de Honduras (0,60), pero inferior con relación al resto de sus vecinos Nicaragua (0,63), El Salvador (0,66) y Costa Rica (0,76).
La coordinadora residente del Sistema de Naciones Unidas en Guatemala, Valerie Julliand, advirtió el gran desafío que supone revertir la pobreza en medio de este contexto, marcado también porque 70 por ciento de la población depende del trabajo informal.
Esto quiere decir que siete de cada 10 guatemaltecas y guatemaltecos trabajan, pero en un grado elevado de vulnerabilidad, sin estabilidad y sin garantías de ningún tipo, puntualizó durante el taller de presentación del informe del PNUD.
La también representante residente de ese programa del principal mecanismo multilateral calificó el trabajo informal de nueva forma de esclavitud, que conlleva muchas veces al irrespeto y la violación de los derechos humanos, así como el uso y abuso de la mano de obra infantil.
"Guatemala va por delante en algunos indicadores del desarrollo humano y en temas de trabajo -el desempleo está en tres puntos porcentuales-, pero el mayor problema es que muchas y muchos trabajan en condiciones que no son dignas de un ser humano", afirmó, en respuesta a Prensa Latina.
"Los resultados de la Encovi 2014 hablan por sí mismos, dan la señal de cuánto va mal en este país", agregó.
"Guatemala tiene mucho, mucho, mucho por hacer para lograr trabajos y salarios decentes", enfatizó y sugirió reconsiderar un modelo económico que si bien mantuvo estable el crecimiento, sólo benefició a unos pocos.
Remarcó que las mujeres tienen una situación peor que los hombres y los indígenas más que el resto de los sectores.
Ellas desempeñan de tres a cuatro horas de trabajo no remunerado en el mundo y por ende no visible, lo cual deriva en la no cuantificación del aporte de las féminas en ese sentido, comentó.
En el caso de Guatemala, explicó, 93 por ciento de los trabajos domésticos son cubiertos por mujeres y pocas ganan unos 500 quetzales al mes, o sea, 66 dólares, cuando el costo mensual de la Canasta Básica Alimenticia de las familias -con 5,3 miembros promedio- es de tres mil 540,6 quetzales (472 dólares).
Hizo referencia, además, a las desventajas de quienes habitan en las zonas rurales, donde es mayor la pobreza, pero también más complicado el acceso al trabajo, a los servicios y a oportunidades de desarrollo.
Suscribió que el crecimiento económico no necesariamente conduce al desarrollo y aludió al caso de América Latina, que pese al ritmo mantenido registró un aumento considerable del número de desempleados hasta sumar 19 millones.
Economistas consideran que la estabilidad económica en Guatemala está ligada al ingreso de cinco mil a seis mil millones anuales de dólares por remesas, así como a los beneficios derivados de actividades irregulares que poco juegan en favor de la reducción de la pobreza y de la marcada estratificación social.
Inversiones y otras acciones emparentadas con el lavado de dinero, el narcotráfico y el contrabando inyectan buenos dividendos a la economía nacional y la dinamizan, opinó el coordinador de la organización civil El Observador, Fernando Solís.
Por demás, si se acaba la migración habría que ver qué pasa porque al final son las remesas las que contrarrestan el efecto de la falta de un empleo digno en este país, reflexionó en conversación con Prensa Latina.
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