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Embajada de Costa Rica, baluarte de la integración en Guatemala

Embajada de Costa Rica, baluarte de la integración en Guatemala

Una embajada, más que la representación de un país para cuestiones políticas o consulares, puede ser el espacio donde la cultura encuentre cabida y derribe fronteras, considera el representante de Costa Rica en Guatemala, Javier Díaz Carmona.

Con base en esa visión, desde su llegada el geólogo devenido diplomático incentivó la conversión de la sede en la capitalina Quinta Avenida de la Zona 14 en una suerte de centro expositivo para promover la obra de artistas plásticos, escultores, y artesanos, guatemaltecos y costarricenses.
"Ambos países pertenecemos al Sistema de la Integración Centroamericana y la cultura es una de las aristas que más nos vinculan como pueblos, pero quizás es de las menos aprovechadas en aras de unirnos", expresó en un diálogo sostenido con Prensa Latina.
Con las muestras que organizamos en esta casa "desterramos un poco el silencio ceremonial que implica una sede diplomática y, al mismo tiempo, podemos transitar por esa avenida tan amplia que es la de la idiosincrasia de los idiomas y otras características que nos unen", explicó.
Díaz Carmona cuenta que hace poco menos de dos años que llegó a este país y desde entonces aprovechó para adentrarse en el conocimiento de una cultura que a su juicio, está plagada de una riqueza sin par.
En este período organizó unas seis exposiciones de pintores y artesanos, 90 por ciento de estos guatemaltecos, a razón de una cada dos meses y abiertas por tres semanas al público, sin límites ni costo.
Las temáticas reflejadas en cada ocasión fueron diversas y en cuanto estilos giraron desde el clasicismo hasta el surrealismo, más lo importante es que algunas dieron pie para programas colectivos que involucraron a decenas de personas mayoritariamente jóvenes.
"La designación de Ciudad Guatemala como Capital Iberoamericana de la Cultura, en 2015, sirvió de incentivo para emprender este proyecto expositivo, pero también para comenzar a apoyar otros orientados a la superación en beneficio de jóvenes en riesgo y con talento para las artes", comentó.
Desde entonces los espacios de la Embajada de Costa Rica están a la disposición de pintores nóveles o desconocidos que engalanan el lugar con sus obras, mientras difundimos la cultura guatemalteca, agregó.
Para Díaz Carmona, la mayor satisfacción es comprobar que con esas acciones fomenta la amistad entre dos pueblos vecinos e incluso con representantes de otras naciones que acuden a disfrutar de las muestras.
También es grato ver la alegría de quienes no podrían ver sus obras en una galería u otro centro expositivo por carecer de los recursos para alcanzar esa meta, manifestó, en tanto mostraba plantas y otros elementos de decoración que bajo su égida dan vida a la casa de Costa Rica en Guatemala.
Porque pese a los años invertidos en el servicio exterior, como diplomático, este hombre sigue apegado a sus orígenes profesionales y se confiesa un amante de la naturaleza, en particular de las plantas y las piedras.
"Las piedras constituyen la primera carrera, la que consolidó la formación del hogar, y que cimentó lo que luego redundó en crecimiento a partir del paso por la Escuela Centroamericana de Geología de la Universidad de Costa Rica", confesó.

Con la respuesta, Díaz Carmona despejó la interrogante inicial acerca del collar que carga debajo de su investidura con diferentes tipos de piedras recolectadas por todas partes donde fue y probablemente, dejó su huella como ahora en Guatemala.

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