Explosiones de bombas artesanales ponen en vilo a Guatemala
Los recelos y el temor cunden en la ciudad de Guatemala, donde dos explosiones de bombas artesanales en distintos puntos causaron la muerte de dos personas y heridas a casi una veintena.
Episodios como estos habían dejado de ser frecuentes en un país marcado por una elevada tasa de homicidios (33,84 por cada cien mil habitantes sólo en 2015), pero su reaparición preocupa a quienes consideran que pudiera ser la respuesta de las maras ante el recrudecimiento de acciones para contener la criminalidad, en tanto otros ven por detrás una mano inidentificable.
El tema ganó primeros espacios en la opinión pública desde el domingo, cuando en horas del amanecer, un artefacto activado a través de un teléfono celular explotó en un autobús en San José Pinula, municipio situado a 22 kilómetros de esta capital, en el departamento de Guatemala.
Pesquisas de agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) y del Ministerio Público (MP) mostraron que el detonante fue un explosivo elaborado artesanalmente y activado a distancia a través de un teléfono celular, porque en la escena apareció un encendedor de vehículo, una placa de teléfono, celdas de batería para motocicleta y cable de conducción eléctrica.
Estos detalles son similares a los de un artefacto utilizado en los años 2010 y 2011 en los buses de la ruta a Ciudad Quetzal, localidad del municipio de San Juan Sacatepéquez, también en el departamento metropolitano, según explicaron a la prensa.
Por su parte, el titular del Mingob, Francisco Rivas, precisó que la empresa de transporte colectivo no era víctima de extorsión, no había recibido un teléfono celular, ni llamadas extorsivas de pandilleros.
Sin embargo, medios de comunicación insisten en que ese primer ataque tuvo lugar en una zona en la que operan las maras 18 y Salvatrucha, por lo general culpadas de cada hecho criminal en la ciudad.
Un día después otra bomba incendiaria estalló dentro de una venta de comida en la 18 avenida y 20 calle en la Zona 6 y provocó quemaduras a dos adultos y un menor de edad.
De acuerdo con sobrevivientes, las culpables fueron dos mujeres -presuntas pandilleras-, que llegaron en moto y una de las cuales lanzó un objeto que explotó, provocando la expansión del fuego.
Basados en esas suposiciones y otros detalles la PNC atribuyó de manera oficial el ataque a pandillas que operan en los llamados Proyectos 4/4, que exigen pagos a los comercios de la zona.
Para muchas personas resulta contraproducente la tibieza del presidente Jimmy Morales en pronunciarse sobre los acontecimientos, a pesar de que el domingo emitió un mensaje seis horas después del primero de estos y aseguró haber cursado órdenes para reforzar la investigación, así como detener a los culpables.
Mientras, el guatemalteco promedio refuerza su tendencia a ser cauto por los niveles de criminalidad que acechan de siempre e insta al visitante a redoblar cuidados al transitar por una ciudad donde nunca se sabe dónde está el peligro.
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