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Mujeres en Centroamérica por empoderarse

Mujeres en Centroamérica por empoderarse

Con los años cobró rango natural ver a mujeres agricultoras, operadoras de maquinarias, empresarias, científicas, ingenieras, médicas o desempeñando otros tipos de trabajos que en el pasado eran considerados cosas de hombres. De tal suerte, pareciera que van quedando atrás las visiones jerárquicas asociadas al machismo y a la discriminación hacia el género femenino.

En la actualidad, la actividad de ellas tiene un impacto positivo en la economía centroamericana, sobre todo en el ámbito de los negocios, la agricultura y la industria. Aunque muchas todavía subsisten con escasos salarios como empleadas domésticas, vendedoras de mercados o cuidadoras de niños y adultos mayores, muchas veces sin remuneración en efectivo.

Datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señalan que la tasa de población femenina activa mayor de 15 años en esta región aumentó en los últimos tiempos: El Salvador 50%, Costa Rica 47%, Guatemala 42%, Honduras 48%, Nicaragua 50%, Panamá 51% y República Dominicana 52%. Ello puede redundar en que, a medida que aumenten las necesidades de cubrir puestos laborales, las mujeres cuenten con más oportunidades de trabajo.

Por ahora, ellas aparecen como creadoras de servicios o vendedoras de comercio y mercados (42.2%), trabajadoras no calificadas (22.4%), oficiales, operarias o artesanas (10.6%) o bien, técnicas y profesionales de nivel medio (7.1%), precisan los informes del organismo internacional. Y añaden que más de una cuarta parte son líderes del sector empresarial, 18% del grupo tiene un papel destacado en organismos y otro 12% realiza aportes en el campo político.

El Observatorio Centroamericano de Desarrollo Social (OCADES) advirtió que la igualdad y la equidad de género en la región que abarca el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) presenta un gran desafío, debido a que las mujeres poseen una menor autonomía económica, y su participación laboral se estancó un 53%.

Para técnicos y activistas vinculados a este y otros organismos, la discriminación por cuestiones de género es un factor negativo que denigra y oprime, pero mirado desde otra perspectiva puede estimular un movimiento positivo de empoderar a las mujeres alrededor del mundo.

EMPRESARIAS

Si bien las empresarias representan un número significativo, alrededor del 20% del total de empresas en Centroamérica, los desafíos que enfrentan son similares a sus semejantes en todo el mundo.

Particularmente en esta área geográfica, las empresarias chocan con la falta o escaso acceso al financiamiento, a la información y la capacitación, a los mercados, a la tecnología y la innovación, a la toma de decisiones y al conocimiento de la globalización y liberalización económica.

El financiamiento prevalece como el mayor obstáculo, aseguran muchas de ellas, porque “pareciera que bancos y empresarias no hablan el mismo idioma”. Eso frena la modernización de sus empresas y sus capacidades para competir en condiciones de igualdad dentro de los mercados nacionales e internacionales.

Para colmos, los gobiernos en carecen de políticas crediticias concretas favorables al sector femenino y son escasas las iniciativas estatales eficaces orientadas a su desarrollo personal y como emprendedoras.

Es como si todavía la sociedad latinoamericana condicionara a las mujeres a encargarse del cuidado, la crianza y la responsabilidad personal del hogar y la familia, más que a su capacitación y la información. Sin embargo, la participación en este tipo de actividades es un gran laboratorio, es un aprender y desaprender técnicas y estrategias de mercadeo y negociación.

Tal experiencia engloba un sesgo de género significativo, ya que tradicionalmente es un proceso en el cual los hombres estuvieron envueltos desde su niñez y cuando ellas entran en los sectores de negocios son las recién llegadas, por lo que deben redoblar sus esfuerzos y aprender la cultura propia de las negociaciones comerciales.

Paralelo a esto, la liberalización y globalización comercial intensificó nuevas formas de actividades de mercado y las obligó a desarrollar redes de contactos empresariales, estrategias de negociación, y tácticas para ingresar en la arena económico-política del sector empresarial.

Sin dudas, las pequeñas y medianas mujeres empresarias de la región soportan la economía globalizante con la esperanza de estar en una fase de transición, que las llevará a una nueva etapa de crecimiento y sostenibilidad, a hacerse suficientemente fuertes para competir en igualdad de condiciones. Pero otro desafío que tienen por delante es la innovación.

El 56.5% de las empresarias centroamericanas realizó una innovación empresarial, relacionada con innovación tecnológica, la mejora en los procesos administrativos y en la infraestructura. La necesidad de modernización, de competitividad, de eficiencia y de eficacia en los procesos interno y externos de la empresa, de acceder a nuevos mercados y productos, de cambiar de imagen y adquirir mayor eficiencia, es lo que las motivó.

Pese a todos esos retos, alrededor del 90% de las decididas a emprender negocios consolidaron sus proyectos, y desarrollaron habilidades y destrezas plurifuncionales, para seguir atendiendo sus negocios sin descuidar a sus familias, lo que las distingue en buena parte de los casos de sus contrapartes masculinos.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) asegura que el 90% de las mujeres del mundo viven agredidas y violentadas. Las empresarias centroamericanas no escapan de esa realidad. No obstante, el ente mundial reconoce que existen instituciones empeñadas en cambiar los estereotipos y destacan los esfuerzos del SICA por redoblar la inclusión de las mujeres en el mercado laboral.

Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana, países miembros de ese bloque regional, muestran una tendencia al aumento de población en edades productivas y de la participación de las mujeres en actividades cada vez más importantes para el desarrollo económico de estas sociedades, lo cual crea mayores oportunidades de crecimiento y desarrollo.

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