San Vicente y las Granadinas: rastros aborígenes
San Vicente y las Granadinas destaca en el contexto caribeño debido a la enorme cantidad de petroglifos expandidos por sus 389 kilómetros cuadrados.
La valía de estos tallados en las piedras de las cavernas del territorio descansa en el aporte de varias culturas autóctonas de la región y ameniza el paisaje natural circundante.
Muestra elocuente del arte rupestre de los antiguos pobladores del área son las formas laberínticas y rostros antropomorfos de rasgos infantiles diseminados por la Cueva de Buccament, situada en la margen izquierda del valle homónimo, en San Vicente.
Esta gruta o gran solapa de nueve metros de altura, situada a más de 200 metros de la costa occidental de esa Isla, exhibe un gran mural realizado por los aborígenes con muy complejos dibujos.
Caracoles en espiral, figuras de cuatro puntas, representaciones de cisnes, serpientes y otros animales, rostros y órganos sexuales humanos, aparecen casi siempre entrelazados en este museo natural.
La profundidad de los trazos en las piedras de Buccament es por lo general de apenas un centímetro por igual de anchura.
Para los especialistas, el dibujo más distintivo de la gruta es un conjunto de cinco figuras, situado en la boca de esta, de los cuales cuatro son caras sencillas con ojos formados por puntos, y las bocas, por rayas.
Quienes recorrieron el mar de las Antillas en canoas por más de un año, como parte de la expedición científica comandada por el geógrafo cubano Antonio Núñez Jiménez, coincidieron en que las representaciones en el lugar perseguían comunicar algo indescifrable para ellos.
Los dibujos parecen un enrevesado alfabeto o jeroglífico múltiple y el que no podamos entenderlos, no implica que no representen una idea, un mito, un mensaje, escribió el destacado investigador hace dos décadas, pero cuyos estudios conservan una total vigencia.
De modo similar, la atención del visitante es captada por la mole de piedra levantada en el cauce del río Rutland, cercano al cacerío Leveth, en Layou, San Vicente.
Con 9,50 metros de largo por 2,80 de ancho, esta resalta además por las figuras talladas por los indios en uno de sus costados y en la parte superior.
Una cabeza triangular plagada de adornos distingue junto a otra parecida a un trofeo de caza, colgada de una soga con un nudo en su extremo, similares a otras de Sudamérica.
Esas no son las únicas de su tipo que pueden apreciarse en la localidad de Layou y en su totalidad constituyen un enigma en la región: todavía resulta impreciso si responden a la llegada de los arahuacos al área o a otras culturas.
Otro de los conjuntos rupestres más apreciados en San Vicente es la estación situada en la carretera que pasa por Liberty y Lodge, a 1,2 kilómetros del mar que baña la capital, Kingstown.
Consta de ocho petroglifos orientados al norte y tallados en roca de andesita, los cuales incluyen una suerte de búho, un pato y otros dibujos concéntricos.
La costa de Indian Bay, salpicada por el Caribe y a sólo kilómetro y medio del aeropuerto de Arnos Vale, presenta una de las vistas más hermosas de este territorio.
En ese litoral los aborígenes tallaron en el plano de una roca inclinada, constituida también de andesita, una estructura de difícil interpretación pero considerada por algunos un pájaro de alas recogidas al estilo de la historia de estos hombres.
Tal vez, desde entonces, los primeros pobladores de esas tierras previeron que sus sueños, miedos, conflictos, alegrías y tristezas, quedarían resguardados en las misteriosas formas elaboradas en las rocas e incomprensibles para los contemporáneos.
1 comentario
arachesostufo -
ciao da scorzè
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