El olvido del derecho laboral en las maquilas en Honduras
Presiones y violaciones a los derechos laborales de trabajadoras y trabajadores continúan a la orden del día en las empresas ensambladoras de textiles o maquilas en Honduras.
La denuncia más reciente llegó desde la fábrica Productos San José, que funciona con capital estadounidense en el complejo industrial Zip San José, en la norteña ciudad de San Pedro Sula.
Alrededor de mil 500 obreros de ambos sexos están contratados por la entidad y son obligados a cumplir metas excesivas incluso fuera de horario, desatendidos en su salud y en otras necesidades elementales, de acuerdo con Vida Laboral.
Obreras de la maquila denunciaron que los directivos de esta instruyeron a las autoridades de la clínica del Instituto Hondureño de Seguridad para que no las asistieran y alegaron contar con enfermería en la fábrica.
Los servicios sanitarios en el local de la fábrica- que trabaja para las marcas Athetic, Jerzees y BVD, entre otras- también están en mal estado, les controlan el tiempo cuando van a sus necesidades fisiológicas y al demorarse reciben llamados de atención.
Un mensaje cursado por la agrupación precisó que las obreras también son amenazadas con deducción del día de salario y de la boleta de almuerzo si se tardan un poco.
Cuando una de ellas va al seguro social, recibe amonestaciones, le reducen el pago del día, medio salario del séptimo y la boleta de almuerzo, añadió la fuente.
Dos operarias que trabajan pegando etiquetas sufrieron abortos por el calor de la plancha y de la fuerza realizada al levantar bultos, operación muchas veces desarrollada en lugares sin ventilación, ejemplificaron las denunciantes.
En diciembre de 2007, a una muchacha se le murió la niña adentro porque le subía la presión y así la obligaban a trabajar, agregaron y cuestionaron el uso de un aparato pesado llamado rotor, destinado a revisar las prendas.
Igual comentaron que otra obrera fue amonestada por acudir al seguro social cuando se le incrustó una aguja en un dedo de la mano: los ejecutivos de la fábrica procuran ocultar los accidentes y así ganar premios por las horas seguras, explicaron.
Cuando transcurre un tiempo sin accidentes de trabajo, precisaron, los estadounidenses propietarios de la fábrica envían dinero a los administrativos para que celebren con los trabajadores.
Frases como burros, haraganes y otros ofensivas son propinadas por el jefe de mecánica contra los trabajadores, relataron.
La operaria, Delmy George, contó que el médico del Seguro Social le diagnosticó lumbalgia crónica al atenderla por un problema en su columna vertebral y la apoderada legal de Productos San José, Loesi Barrera, cuestionó tal diagnóstico.
Lejos de reconocer la prescripción del facultativo, la directiva le ofreció el pago de sus prestaciones y le adelantó que consultaría con otro doctor antes de remitir el caso a la comisión de invalidez.
Mientras, la mujer padece fuertes dolores en todo el cuerpo que prácticamente le imposibilitan continuar laborando y su economía está cada vez peor, según su testimonio.
El artículo 460 del Código del Trabajo de Honduras establece que es de interés público la constitución legal de organizaciones sociales, sean sindicatos o cooperativas, para contribuir desarrollo del país, de la cultura popular y de la democracia.
Sin embargo, coinciden activistas sociales, defensores de los derechos humanos y de las mujeres, la mayoría de los empresarios nacionales y extranjeros utilizan la represión como medida para impedir la organización de los trabajadores.
Los contratados por Productos San José trataron de organizar un sindicato en más de una ocasión y los ejecutivos de la empresa respondieron con despidos masivos de trabajadoras y trabajadores involucrados en la acción.
Un inspector de la Secretaría del Trabajo de San Pedro Sula intentó varias veces entrar al complejo industrial donde funciona la fábrica para notificar a la dirección sobre la creación del sindicato y, pese a la autoridad de que está investido, se lo impidieron.
La asesora legal de algunos de los cesanteados, Carlina Cnol, explicó que el funcionario también debía informar a obreras y obreros sobre la protección estatal a los afiliados al gremio, pero no logró cumplir con su labor por la orden emitida por los empresarios.
Pero lo acontecido en Productos San José es sólo una muestra: la Organización Colectivo de Mujeres Hondureñas y otras agrupaciones sociales denunciaron antes el deterioro de la calidad de vida de las trabajadoras de las maquilas.
Las mujeres en esas empresas trabajan más de las ocho horas establecidas, les controlan el tiempo para comer, las amenazan con despedirlas, sus jefes las maltratan y las acosan sexualmente, entre otras violaciones de sus derechos laborales.
El contacto con sustancias nocivas y las obligadas posturas inadecuadas, les provocan igual enfermedades respiratorias, hipertensión arterial, infecciones urinarias y problemas musculares.
A pesar de ello, el gobierno en este país centroamericano y en otros, insiste en las presuntas bondades de trabajar en las maquilas ante la incapacidad de generar empleos en otros sectores.
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claudia lagos -