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Sandy, el huracán deforestador, y su secuela en Cuba

Sandy, el huracán deforestador, y su secuela en Cuba

"Santiago de Cuba está casi devastado", asegura el periodista Oscar Ignacio Ruano Chavez desde la segunda ciudad en importancia de este país.

Sandy, convertido en huracán categoría tres, pasó por el oriente cubano cual deforestador desalmado. Árboles destrozados, cortes de energía eléctrica, cientos de viviendas, sedes de instituciones públicas e instalaciones turísticas dañadas, son apenas algunos de los datos preliminares reportados por residentes en esa región y reporteros de prensa.

Ya a su paso por el sur del mar Caribe, Sandy dejó al menos dos personas muertas, una en Jamaica y la otra en Haití. En Cuba, algunos corresponsales de prensa y fuentes locales adelantan el deceso de una mujer, en  Palma Soriano, pero ello está por confirmarse.

La alarma decretada desde Guantánamo hasta Las Tunas, incluyendo los municipios camagüeyanos de Nuevitas, Guáimaro, Najasa, y Santa Cruz del Sur, -y la disciplina social acumulada frente a situaciones como estas- posibilitaron evitar  otras pérdidas humanas.

Más, pese a estas medidas preventivas y al esperado acrecentamiento de las reservas de agua, este fenómeno climatológico recordó que mucho queda por hacer para resolver los problemas arrastrados por la infraestructura habitacional de buena parte del territorio cubano.

Imágenes captadas por camarógrafos de los telecentros locales, tuiteos constantes, y comentarios telefónicos de amigos, conocidos y parientes, atestiguan que Sandy arrasó:

“Un Santiago de Cuba casi devastado deja a su paso por esta provincia el Huracán Sandy, fenómeno que alcanzó categoría tres en su desplazamiento por esta región del sur oriente cubano.

Derrumbes totales de viviendas, establecimientos estatales, instalaciones del turismo, centro educacionales, de salud y otros inmuebles de la cultura y del sector de la economía.

Hasta este preciso momento no se reportan pérdidas de vidas humanas, no así en la economía, donde ya se cuantifican los daños, que al decir del Santiago de Cuba que se muestra, serán cuantiosos los daños.

Árboles y ramas caídos, portes y tendidos eléctricos y las instalaciones telefónicas, son imágenes que están a la vista de quienes habitamos esta provincia cubana, donde ya los que habitamos aquí recogemos escombros, desechos y las cubiertas de las viviendas que obstruyen calles y arterias, fundamentalmente en la zona urbana de la provincia.

Ante este fenómeno meteorológico se puso a prueba la solidaridad entre los que aquí vivimos, familias con mejores condiciones en sus viviendas albergan a quienes perdieron sus bienes.

Nada, hoy es ruina lo que ayer fue flor.”

Crónica urgente bien ilustrativa de lo ocurrido en la primera capital cubana, publicada por Ruano Chavez en su página personal, en Facebook.

En tanto, Silvano Treviño insistía en lo absurdo que resultan muchas veces las denominaciones de las tormentas tropicales y huracanas:

¿A quién se le ocurre llamar a un huracán "Sandy"? quizá si le llamarán "ASESINATRÓN 2012" la gente sí evacuaría, por lo menos del miedo.

En tanto, una voz familiar comenta al teléfono que en el norteño municipio de Nuevitas, en Camaguey, al menos cuatro casas cayeron totalmente sólo en las inmediaciones de la suya.

¿Qué no ocurriría en un territorio en el que cientos de familias continúan esperando una mano piadosa o un desvío necesario y urgente de recursos estatales para mejorarsu subsistencia luego de los derrumbes parciales y totales provocados hace cuatro años por los huracanes Ike, Paloma y Hanna?

Fachadas destruidas, techos ahuecados, paredes quebradas, enrejados improvisados de alambre, y apuntalamientos por doquier, conforman desde entonces el panorama de la antes promocionada como Nuevitas La Bella, donde decenas de familias sobreviven incluso en lo que quedó de lo que algún día fueron sus hogares.

Salvar la vida es el mejor saldo tras el paso de fenómenos de esta naturaleza y Cuba tiene harta experiencia y mérito en garantizarlo, reconocido hasta por sus peores enemigos. Pero los problemas habitacionales, si acumulados, peor. Máxime, cuando por ley natural aprendimos que cada año estaremos sujetos a la amenaza de eventos climatológicos como estos.

Prioridades, son prioridades y los esfuerzos, tienen que seguir multiplicándose. Nuevitas, Baracoa, y otros municipios hacia el oriente pujan por una inyección de algo más que esperanzas de manera urgente.

Esperemos los reportes oficiales: es casi seguro que ellos confirmarán que todavía –pese a los empeños realizados en los últimos años, con mente cada vez más abierta y ganas sinceras de revertir lo feo para bien de la obra común y de su beneficiario principal, el pueblo- queda mucho por hacer.

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