Día Mundial de la Alimentación, celebración con sustento en Nicaragua
Nicaragua integra el listado reducido de países que disminuyó sensiblemente los niveles de pobreza y subnutrición, lo que unido a otras razones le sirve de sustento hoy para festejar este Día de la Alimentación.
De 1990 a 1992 y de 2012 al 2013 la proporción de personas con hambre o subalimentadas disminuyó de 55 a 20 por ciento en este territorio, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Pero el reconocimiento a Nicaragua es extendido por cumplir la meta de la Cumbre Mundial de Alimentación del año 1996 que era relativamente más exigente, era reducir a la mitad el número de personas subalimentadas.
A juicio del delegado de la FAO en este país, Fernando Soto, todo ello da razones especiales a este pueblo para celebrar este miércoles el Día Mundial de la Alimentación, aunque quede pendiente la solución al tema de la obesidad que progresa en los sectores más jóvenes.
Alrededor de 24 por ciento de los mayores de 20 años en suelo nicaragüense padecen de obesidad y eso constituye un gran reto por superar.
La batalla del gobierno sandinista contra estas problemáticas tiene un desafío mayor, por cuanto es librada en medio del encarecimiento de los precios de los alimentos en el mercado internacional y de una crisis que impacta incluso a economías más aventajadas.
Esto obliga a procurar alternativas al interior del territorio para alentar el consumo de productos locales y tradicionales, objetivo contemplado en los proyectos inclusivos ejecutados en aras de fomentar el desarrollo de los pequeños productores rurales y de la agricultura urbana.
Especialistas y actores internacionales en la esfera mercantil coinciden en que los precios nunca regresarán a lo que fueron antes de 1996, de modo que el mundo tiene que aprender a vivir con un nivel de precios mayor y de una altísima volatilidad, advirtió Soto en una sesión especial celebrada la víspera en la Asamblea Nacional.
Para Nicaragua sugirió continuar progresando en cuanto al desarrollo productivo de la Costa Caribe y a priorizar en medio de esos planes las raíces y tubérculos, el consumo de la yuca y del quequisque o malanga, así como de productos que históricamente alimentaron a esa población.
Paralelo a ello debe marchar la educación nutricional, elemento que ayudará a reducir los trastornos a la salud por cuestiones asociadas a la alimentación y por consiguiente, a mejorar la calidad de vida de las y los nicaragüenses.
Para Soto la celebración cada 16 de octubre del Día Mundial de la Alimentación, proclamado en 1979 por la Conferencia de la FAO, es una oportunidad para renovar el compromiso de la humanidad con esa parte de ella que no ejerce su derecho a una cuestión tan esencial.
Con antelación la FAO entregó un reconocimiento al gobierno del presidente Daniel Ortega por la efectividad de los programas sociales ejecutados para erradicar la pobreza y el hambre en este país.
El último informe de ese organismo reveló que de 1990 a 2013 el número de hambrientos disminuyó 17 por ciento en el mundo, mas 842 millones de personas continúan subalimentadas o con hambre crónica.
Aparejado a ello la Organización Mundial de la Salud advierte que mil 500 millones de seres humanos padecen obesidad, enfermedad crónica de origen multifactorial prevenible, resultante de la acumulación excesiva de grasa, casi siempre asociada a una mala nutrición.
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