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Canto a la memoria histórica en Guatemala

Canto a la memoria histórica en Guatemala

El Día de la Dignidad de las Víctimas del Conflicto Armado Interno devino un canto a la memoria histórica en Guatemala, país que sufrió la guerra más cruenta y desgastadora de las registradas en Centroamérica (1960-1996).

La celebración tuvo esta vez un significado particular, por cuanto coincidió con el juicio contra dos de los culpables del sometimiento a esclavitud sexual y doméstica a más de una decena de mujeres indígenas en el destacamento militar de Sepur Zarco, instalado al noroeste de esta capital durante la confrontación.
Si bien el tribunal tampoco decidió en torno a ese proceso, como se esperaba, quedó claro que suman cientos los empeñados en dar un giro al nivel de impunidad vivido hasta ahora por los culpables de ese crimen de lesa humanidad y otros tantos ocurridos en esos años en Guatemala.
De acuerdo con el informe de la Comisión de Esclarecimiento Histórico de la Organización de Naciones Unidas (1999), el conflicto armado interno dejó un saldo de 200 mil personas muertas y 45 mil desaparecidas, en su mayoría indígenas, sindicalistas, universitarios, líderes campesinos, y otros.
Tal genocidio es imposible olvidar y será poco lo que se haga con tal de preservar el recuerdo de las víctimas mortales, pero también de quienes sobrevivieron más arrastran las secuelas de lo acontecido entonces, concordaron participantes en las distintas actividades organizadas a propósito de la efeméride.
Como señaló el cantautor y poeta Fernando López, en conversación con Prensa Latina, probablemente sean unos pocos locos los que cantan a la memoria histórica en Guatemala, pero lo importante es que lo hacen felices, convencidos de andar por el mundo haciendo lo correcto.
Esta concepción alentó la organización de un recital muy íntimo, emotivo, en la Casa de la Memoria, en la Zona 1 de esta capital, que sirvió de colofón a una jornada impactante para nacionales y visitantes sensibilizados con lo que marcó como hierro indeleble a la nación guatemalteca.
Esta inició temprano en la mañana con un acto en la Plaza de los Derechos Humanos, ante la Corte Suprema de Justicia, donde integrantes de organizaciones de mujeres, defensores de los derechos humanos, y otras personas mostraron respeto a las víctimas de las atrocidades perpetradas por los militares en Sepur Zarco.
Entre ellos más de 200 indígenas mayas del altiplano occidental que realizaron una ceremonia sencilla de corte religioso y luego marcharon por Ciudad Guatemala con los trajes distintivos de sus pueblos, con cruces de madera y fotografías de los familiares muertos o desaparecidos durante la beligerancia.
De tal suerte, el homenaje también derivó en una demostración de rechazo al intento del Gobierno de Jimmy Morales de reducir los fondos del programa de resarcimiento a las víctimas del conflicto armado interno y confirmó la fuerza de un pueblo que, pese a todo, continúa dispuesto a luchar por sus derechos.

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