Crisis política lleva a negativa calificación económica de Guatemala
Guatemala descendió a BB- en la escala de calificación de riesgo de la agencia Standard & Poors (S&P), debido a la debilidad institucional y a la inestabilidad política agravadas en los últimos meses.
Los expertos de la empresa estadounidense de servicios financieros consideraron que la moneda extranjera a largo plazo del país centroamericano pudiera disminuir como consecuencia de la debilidad del crecimiento económico, mellado por una situación sin visos de mejoría.
Asimismo, hicieron notar que la reversión de esa tendencia pudiera tardar al menos dos años, de continuar la inacción estatal frente al tema, agregó la revista especializada Bloomberg.
BB es sinónimo de que el país calificado está marcado por la incertidumbre constante y la exposición a situaciones económicas adversas. Esto puede llevar a la inhabilitación para cumplir con sus compromisos financieros y por ende, incide en una baja credibilidad en los mercados internacionales.
El signo negativo añadido a la evaluación anterior de Guatemala es una suerte de llamado de alerta: implica que la vulnerabilidad económica acecha a la mayor economía centroamericana en medio de la profundización de la conflictividad social.
Desde la primavera de 2015 estalló en suelo guatemalteco una crisis sin precedentes, tras las acusaciones de corrupción y apresamiento de sus principales autoridades estatales, lo cual signó las elecciones presidenciales de ese año que llevaron al Gobierno a Jimmy Morales.
El mandatario, un humorista de 47 años, enfrentó la controversia en torno a su gestión durante los últimos meses y luego de ser involucrado también en actos irregulares salió con una polémica declaración de non grato contra el titular de la Comisión Internacional Contra la Impunidad (Cicig), Iván Velásquez.
Velásquez, un renombrado abogado colombiano, es para muchos guatemaltecos expresión y líder de la lucha anticorrupción tan demandada por la ciudadanía en el contexto de las protestas masivas que llevaron a la salida del expresidente Otto Pérez Molina (2012-2015).
Sin embargo, otros sectores concuerdan en que su acción tiene visos de injerencia política y por ello demandan su expulsión del país.
La inconformidad con la actuación de la mayor parte de los diputados es otro factor que incide en la desestabilización política en Guatemala, reconocido por el Banco Mundial (BM) como uno de los de mejor desempeños económicos en América Latina, porque gracias a un manejo macroeconómico prudente alcanzó una tasa de crecimiento por encima de 3 por ciento desde 2012 y cerca de 4 por ciento en 2015.
El incremento del acceso a los mercados extranjeros, a través de diversos acuerdos comerciales, es uno de los factores que incidió en esa estabilización luego de 36 años de una guerra cruenta y de un proceso tendente a la consolidación democrática que no acaba de fraguar, convienen expertos.
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