Reverso de la crisis alimentaria en El Salvador
Las políticas implementadas por los gobiernos de la Alianza Republicana Nacionalista en los últimos 19 años motivaron en gran medida que El Salvador reciba con mayor vulnerabilidad los efectos de la crisis alimentaria en avance.
Para la Confederación de Federaciones de la Reforma Agraria Salvadoreña (CONFRAS), la falta de apoyo estatal a los agricultores y los Tratados de Libre Comercio, u otros, frenaron la producción de granos básicos y por eso el país depende de alimentos importados.
En opinión de Calixto Martínez, vicepresidente de la organización, el paquete neoliberal implantado con la venia de los jerarcas del partido en el gobierno destruyó el agro de forma deliberada, aunque autoridades y sectores empresariales achaquen el problema a factores externos con la complicidad de algunos medios de difusión.
Los programas de semilla que está impulsando la administración de Elías Antonio Saca, en el poder desde el 2004, tampoco son de gran ayuda, consideró Martínez, de acuerdo con el Diario Colatino.
Miembros de la organización civil coincidieron en que variables como el alza de los precios del petróleo, de la demanda de alimentos a nivel mundial, de la especulación en el mercado, o la furia de los agrocombustibles, son relativos para la crisis en el país más pequeño de Centroamérica.
Especialistas, campesinos y dirigentes de los movimientos sociales salvadoreños abogaron porque las autoridades impulsen medidas de controles de precios y aumentos salariales para contrarrestar la situación.
También sugirieron la creación de un Consejo Nacional Agropecuario, el cual consideraron debe ser integrado por representantes del Ejecutivo, del sector campesino, de cooperativas agropecuarias, organismos ambientalistas y consumidores.
Otras medidas propuestas por la CONFRAS son la aplicación de subsidios a pequeños productores de granos destinados a la dieta básica de los salvadoreños y la creación de un Fondo de Garantía Agropecuaria.
De acuerdo con la publicación, ese ente deberá garantizar los créditos a los agricultores frente a las crisis provocadas por las fluctuaciones en los precios en el mercado internacional y las situaciones de desastres naturales que impliquen pérdidas en los cultivos.
Los dirigentes de la confederación prevén, además, presentar una propuesta de Ley Agraria ante la Asamblea Legislativa el venidero 28 de mayo, con tal de revertir el panorama en el campo salvadoreño.
La limitada capacidad del país para alimentarse a sí mismo, resultado de la liberalización de la agricultura, empeoró a su vez ante el aumento de la demanda de los agrocombustibles en Estados Unidos.
En correspondencia, crecieron los subsidios e inversiones hacia ese rubro y miles de hectáreas dedicadas tradicionalmente a la producción de comida fueron desviadas a la producción de caña.
A tono con esta corriente, recordaron miembros de la Vía Campesina Centroamericana, el maíz incrementó su valor al ser potenciada su condición de materia prima para obtener etanol.
El desplazamiento de millones de personas a las áreas urbanas, donde muchas acabaron en barrios pobres y forzadas a comprar comida y otros bienes a altos precios, incidió también en el redoblamiento de la crisis en un país que fue desbastado por una guerra.
Apenas dos décadas transcurrieron del fin del conflicto armado en El Salvador, hecho en virtud del cual, más de 75 mil seres humanos murieron, 40 mil quedaron mutilados o limitados, ocho mil desaparecieron y miles, emigraron, según datos oficiales.
De cualquier manera, sugirió el analista salvadoreño Ricardo Ayala, las causas externas e internas de la crisis alimenticia son dos caras de la misma moneda: el apego al modo de producción capitalista y al libre mercado, que lleva en su naturaleza la especulación.
Sólo una política equilibrada y la oxigenación de la producción de alimentos en cada país frenará la hambruna en avance y permitirá precios estables para campesinos y consumidores, concordaron presidentes latinoamericanos y caribeños.
La renuncia al neoliberalismo como política de Estado, la reevaluación del papel del campesinado y la unidad regional, son la vía para superar este reto, definieron en la Cumbre sobre Soberanía y Seguridad Alimentaria, celebrada el 7 de mayo en Nicaragua.
2 comentarios
Jordan Jumpman -
TERE -