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La lluvia barre con todo…menos con la nostalgia por Nuevitas

La lluvia barre con todo…menos con la nostalgia por Nuevitas

Cada vez que llueve en La Habana, donde vivo hace más de 16 años, pienso en el pueblo donde crecí y disfruté de una de las más lindas familias, en particular, del abuelo al que debo buena parte de lo que soy.

Nuevitas, con una extensión territorial de 58,5 kilómetros cuadrados y una población de nueve mil 596 habitantes, con tres mil 505 viviendas, está integrada por cinco asentamientos rurales: Los Filtros, La Cuarenta y Dos, Alambre de Púas, Marujís y San Agustín.

Este municipio, situado al norte de la provincia de Camaguey, recibió el beneficio de los planes coordinados con el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) y con la desintegración de ese bloque -desaparecido con la caída del Muro de Berlín y del socialismo en Europa- emprendió un camino sin pausas hacia el deterioro.

Los más viejos cuentan que el proceso transformador impulsado en el país, desde enero de 1959, llegó de manera tardía al territorio. El pueblo nuevitero, dedicado en lo esencial a la pesca, a la actividad portuaria, o a la siembra del henequén, sólo palpó algunos cambios avanzados los años sesenta.

El 9 de febrero de 1963, según la Enciclopedia Cubana (Ecured), el Comandante Ernesto (Che) Guevara (entonces Ministro de Industrias) visitó la localidad con motivo de la inauguración de la Fábrica de Alambres con Púas y Electrodos Gonzalo Esteban Lugo y constató los inmensos vacíos en el desarrollo de la región.

Transcurrido más de un año, el 12 de julio de 1964, regresó a la primera industria de su tipo en el país y al presentar las nuevas máquinas instaladas en el centro, alentó la esperanza de los lugareños con anuncios de bonanzas paralelas al desarrollo industrial de la ciudad costera.

“A una ciudad muerta, sin industrias, que vivía solamente una parte del año del movimiento de su puerto, va a seguir una ciudad moderna, con grandes industrias y con un puerto que será de los primeros del país”, afirmó y así aconteció.

Nuevitas fue privilegiada por mucho tiempo. Su bahía, a la que los conquistadores españoles denominaron por sus dimensiones y rasgos distintivos Puerto de Mares, ofrecía una magnífica posibilidad de desplegar la actividad mercantil por la zona.

En consonancia, parte de las obras promovidas derivaron en la modernización de uno de los mayores puertos cubanos y el establecimiento de una red favorable a la comercialización de los resultados productivos de la ampliación de la “base técnico material del socialismo” en la región.

Una de las industrias erigidas como parte del proyecto de Ciudad Industrial, atribuido al Che Guevara, y que aprovechó las capacidades instaladas en la zona portuaria, fue la Fábrica de Cemento 26 de Julio.

Esta empresa elaboró su primer saco del material constructivo el 9 de abril de 1968 y todavía aprovecha los terrenos arcillosos de Nuevitas, condenados por generaciones por su supuesta salinización y escasas posibilidades para la agricultura, aunque desde los críticos años noventa afloraron en ellos todo tipo de cultivos comestibles ante la urgencia de garantizar la alimentación familiar.

De forma paralela a esta empresa, cuyas exportaciones a países de África y el Caribe superaron hasta las 14 mil toneladas (Granma, marzo, 2002), surgieron otras fábricas como la Termoeléctrica 10 de Octubre, la de Fertilizantes Revolución de Octubre, la de Amoniaco, la de Fideos, el Combinado Lácteo, el Cárnico, y la Planta Potabilizadora de Agua.

Durante su alocución en la Fábrica de Alambres con Púas y Electrodos, en julio de 1964, el Che aseguró que la planificación de esta serie de fábricas “empezó en el 1960 y en el 1961”.

“Hay años de estudios previos que no se ven, después vienen años de construcción e instalación de las maquinarias hasta que se ponen en marcha, y es así como hoy en Nuevitas tenemos un problema inmenso: el problema de que el pueblo es demasiado pequeño para todas las fábricas que se van a instalar”, expresó entonces.

Según Ecured, que salió a la red de redes en el año 2011, “Nuevitas es una de las principales áreas urbanas de Cuba, tanto por poseer uno de los puertos más importantes del país, como por su gran desarrollo fabril, característica ésta que la convierte en la llamada "Ciudad Industrial de la isla".

Sin embargo, contrario a lo supone esta referencia, la sociedad nuevitera padece las secuelas de la ruptura de los planes coordinados con el extinto campo socialista y la destrucción de buena parte de su infraestructura habitacional.

Valores históricos, arquitectónicos, urbanísticos y patrimoniales, como el edificio del Ayuntamiento o la Casa de la Cultura, con diseños en sus techos alusivos a sociedades españolas de otrora, también dejan de ser por la poca predisposición a garantizar el mantenimiento de obras que llenaban de orgullo a los lugareños.

Propuestas no faltaron par rescatar la grandeza que vivió uno de los municipios más codiciado por profesionales de todas las ramas en formación en los años setenta del siglo pasado.

La Iglesia Católica recuperó, gracias a ello, sus colores y recibe en su nave principal restaurada a fieles y visitantes. También templos o casas cultos de otras denominaciones religiosas ponen su sello en una ciudad semi destruida y descolorida, compuesta de casas de madera en su mayoría.

Incluso, los complejos habitacionales construidos en forma de edificios bajo proyectos estatales empeñados en aliviar la crítica situación de la vivienda en otras épocas, muestran el paso de décadas enteras sin recibir la caricia de una brocha o de un rodillo embarrado de pintura.

La destrucción empeoró con los huracanes del 2008 y lo peor, como dije en ese contexto, “qué decir de un pueblo donde la Asamblea Municipal del Poder Popular tuvo que cambiar de sede hace varios años por la caída parcial de la edificación en que radicaba y todavía no se avizora la solución”.

“Téngase en cuenta que hablo del antiguo Ayuntamiento Municipal, uno de los conjuntos arquitectónicos más emblemáticos del territorio”, tres años después rodeado por una cerca de alambre con púas y sus puertas añejas de ricas maderas prácticamente saqueadas.

Para muestra un botón, cabrían más ejemplos, más lo importante es motivar la reflexión hacia la problemática y aunar los esfuerzos de todos los interesados en cambiar el panorama, sin importar por dónde estén.

Sólo así la encantadora Ciudad Industrial volverá a recuperar parte de la gloria que hace apenas unas décadas disfrutó y la colocó en el centro de la atracción de muchos jóvenes interesados en labrarse un porvenir en el orden profesional o simplemente, humano.

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