Fiesta para los bueyes en Costa Rica
Pocos reparan en el esfuerzo realizado desde hace siglos por los bueyes, toros castrados y dedicados de por vida a tirar de arados y carretas en ambientes agrícolas, pero eso cambia en Costa Rica.
Ese país centroamericano celebra desde hace casi tres décadas el Día Nacional del Boyero y rinde tributo a esos vacunos, venerados unas veces y sacrificados otras por motivos religiosos, en las culturas antiguas.
Conducidos por sus dueños, y ataviados con lazos de colores u otros adornos, ejemplares de todo el territorio suelen congregarse cada mes de marzo durante el jolgorio celebrado en San Antonio de Escazú, municipio ubicado al oeste de la provincia de San José, donde radica la capital.
La caravana contó este año con 200 yuntas de bueyes y reflejó la intención de preservar la tradición del "Boyeo y la Carreta", declarada Patrimonio Intangible de la Humanidad por el Programa de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en 2005.
El respeto a la vaca mantiene vigencia en la India, pero los historiadores concuerdan en que los egipcios fueron los primeros en rendir culto a los vacunos, mientras los griegos sacrificaban sólo a aquellos cuya cabeza nunca llevó el yugo y los romanos les llamaban "víctimas mayores".
Estos últimos apenas respetaban la vida de los destinados a la agricultura, al mismo tiempo que esculpían imitaciones de sus patas en la base de sus muebles de tablas y trípodes para imprimirles fuerza y estabilidad.
Para los paganos, en época del surgimiento del cristianismo, un buey con cara de hombre simbolizaba la agricultura y en la mitología griega se recoge el combate de Hércules con una deidad capaz de transformarse de serpiente a toro y viceversa.
Los macedonios consideraban a los vacunos una ofrenda valiosa, digna del dios Marte, cuando ganaban una victoria por medio de algún ardid.
En tanto el Deuteronomio, en su capítulo XXV, prohibió al pueblo de Israel ponerle bozal a los utilizados para trillar o para los demás usos de la labranza.
"Queriendo el Señor que el animal que ayuda al hombre en sus fatigas tenga alguna parte en el fruto de ellas", precisa esa fuente histórica, pese a la cual hartas son las medallas antiguas donde el buey o el toro con los cuernos cargados de flores recuerdan las matanzas perpetradas en su contra.
En Costa Rica, el empleo de bueyes en tareas agrícolas comenzó con la colonización española y sólo fue a finales del siglo pasado que iniciaron los homenajes masivos a ellos para incitar al turismo y al apego a la tradición.
La cita sirve de incentivo a los interesados en conocer la cultura tica, distinguida por íconos como la carreta, la marimba, y esta jornada dedicada a los labriegos y sus bueyes, utilizados todavía en terrenos de difícil acceso para otros animales o transportes, sobre todo en América Latina.
Esos toros son castrados después de la pubertad y destinados a tirar de carretas y arados, lo cual genera doble compasión y solidaridad con animales condenados a servir a los seres humanos sin más retribución que el sacrificio cuando sus fuerzas comienzan a extinguirse.
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