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Mujeres indígenas en las Américas, una reflexión desde Guatemala

Mujeres indígenas en las Américas, una reflexión desde Guatemala

El peso del racismo, la violencia, la discriminación, el etnocidio, el cambio climático, y de otros problemas recae hoy de forma casi similar sobre las mujeres indígenas, denunciaron cientos de originarias americanas en Guatemala.

Estos temas fueron tratados por 298 lideresas, autoridades comunitarias y activistas de 22 pueblos autóctonos de la región durante el VII Encuentro Continental de Mujeres Indígenas de las Américas, celebrado del 16 al 19 de noviembre en esta capital.
Con sus vestidos típicos, pinturas en el rostro, plumas de colores y otros símbolos de sus culturas, las asistentes al foro dieron una lección del valor que tiene la asunción de la identidad y el respeto a la experiencia.
La satisfacción de saberse poseedoras de una larga tradición de luchas y de una filosofías de vida diferente, más en armonía con la Madre Tierra, prevaleció en los rostros de esas mujeres de distintas generaciones.
Desde el acto inaugural, en el Hotel Conquistador, esas actitudes motivaron elogios de funcionarios de la Organización de Naciones Unidas, del Gobierno de Guatemala, y de activistas del Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas (Ecmia).
Ello alentó, además, el llamado de la titular de la Corte de Constitucionalidad de Guatemala, Gloria Patricia Porras, a apreciar la triple condición de las reunidas: "mujeres, indígenas y tradicionalmente excluidas, mas protagonistas del presente, porque obran para construir el futuro en sus comunidades".
La coordinadora del Sistema de la ONU en este país, Valerie Julliand, remarcó el arduo camino recorrido por los pueblos indígenas en defensa de sus derechos y consideró que su sabiduría ancestral puede ayudar a equilibrar este mundo.
"La única manera de vivir en paz es abrazando las nociones de solidaridad, igualdad y colaboración de estas naciones. Se ha comprobado que los territorios y bosques asociados con los pueblos indígenas tienen mayor impacto de protección de los recursos naturales que otras zonas protegidas", argumentó.
Aparte, con Prensa Latina, Julliand aludió al valor de una cita como esta en Guatemala por la alta discriminación que dificulta el disfrute de derechos de todo tipo a las mujeres indígenas y por la oportunidad de visualizar esa realidad.
"Hablamos de preservar la paz, pero no lograremos esta si no reconocemos el papel de las mujeres indígenas en función de mantener la paz en sus comunidades y en el mundo", afirmó la titular de ONUMujeres en Guatemala, María Machicado.
"Las indígenas han sido menospreciadas a lo largo de los años, por lo que ya es tiempo de dignificarlas en cualquier estrato social", expresó la titular de la Coordinadora Nacional de Viudas de Guatemala (Comavigua), Rosalina Tuyuc.
En tanto, la Premio Nobel de la Paz (1992) Rigoberta Menchú recordó el papel de ellas en la preservación de la cultura y la pervivencia de sus pueblos, por ser "las transmisoras de la lengua, saberes tradicionales y el frente de defensa de nuestros territorios".

UN LLAMADO A LA JUSTICIA CLIMÁTICA 
Con vistas a la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas Sobre Cambio Climático (COP21, Francia), las indígenas americanas exigieron a los Estados comprometerse a facilitar el acceso a financiamiento, transferencia de tecnologías, y capacitación para enfrentar la problemática.

En un comunicado, presentado el segundo día, precisaron que son ellas las más afectadas por los desastres asociados al fenómeno, la mayor frecuencia de inundaciones y el frío que trae consigo enfermedades mortales para sus hijos.
Ellas poseen una capacidad enorme para adaptarse a las adversidades, por ser portadoras del saber ancestral de sus pueblos, pero están preocupadas por la falta de acciones para prevenir los efectos del cambio climático.
En correspondencia, exhortaron a evitar el aumento de la temperatura, asegurar la igualdad de género, mantener el petróleo y los combustibles fósiles.
Demandaron igual reducir los patrones de producción y consumo de energía, entre otros factores que hacen insostenible la subsistencia de la Madre Tierra.
En el transcurso de la reunión Prensa Latina pudo entrevistar a la vicecoordinadora de la Conavigua, María Conil, quien aseguró que las mujeres indígenas sí desean el desarrollo, pero sin dilapidar a la Madre Tierra.
"Es equivocado pensar que los pueblos indígenas se oponen al progreso, simplemente defendemos los bosques, los ríos, la biodiversidad, el medio ambiente, porque de ellos dependen nuestra subsistencia pero también la de todo el mundo en este planeta", puntualizó.
Cuestionó el afán de acumular riquezas en planes hidroeléctricos, agroexportadores u otros, que atentan contra la calidad de vida de las comunidades indígenas en Guatemala.
"Cuando el conflicto armado nos mataban con balas, ahora lo hacen privándonos de nuestros bienes naturales, de nuestros recursos de vida", expresó la testigo de la cruenta guerra que vivió la nación (1960-1996).
"En Guatemala la situación para los pueblos indígenas y luchadores sociales no es muy diferente de la que vivimos durante la guerra, porque la persecución, violencia y falta de acceso a los medios de comunicación continúan", estimó.
Pero a pesar del afán por silenciarnos, continuaremos batallando por el respeto a nuestros derechos, remarcó.
"Por mucho tiempo las indígenas hemos sido discriminadas y ahora podemos hacer valer nuestra agenda pública, romper con la invisibilización de la cual hemos sido objeto por parte del Estado", dijo también a Prensa Latina la lideresa del Organización de Mujeres Andinas y Amazónicas del Perú, Angela Chisilla.
"En Perú estamos posesionándonos con propuestas a las instituciones del Estado, y no sólo saliendo a las calles a protestar por derechos", ejemplificó.

VOCES NUEVAS, VIEJAS DEMANDAS 
Probablemente, lo más impactante de este encuentro es haber visto a una juventud que viene con gran ímpetu para defender los derechos de los pueblos indígenas y de las mujeres, refirió el integrante del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de la ONU, José Francisco Calí.
"Esto es alentador en medio del retroceso que se vive en tierras indígenas, por la invasión de empresas extractivas y por la violencia extrema contra las mujeres de esos pueblos, reflejo de la violencia a nivel mundial", compartió con Prensa Latina.
Por su parte jóvenes indígenas americanas garantizaron que continuarán las luchas de sus antecesoras y agradecieron las experiencias legadas por estas.
Tres activistas brasileñas, Alona Manchineri, Judite Guajajara y Patricia Jwwna, concordaron en plática con Prensa Latina que seguir ese accionar es imperativo porque sobre todo las más jóvenes sufren la violencia en todas sus formas, el desplazamiento forzado, y otros males que alientan hasta al suicidio. Externaron su disgusto por ser vistas como objetos sexuales por personas no indígenas, por los falsos prejuicios, y la falta de oportunidades, que lleva a que muchas no quieran asumir su identidad y por eso nunca terminarán de luchar.
"Participar en eventos como este y conocer las experiencias de otras mujeres indígenas, con iguales o similares problemas, permite fortalecernos para enfrentar los obstáculos que aparecerán en nuestro camino", apreció Jwwna.
"De este evento nos vamos con más saberes, con más fuerza, y con la certeza de que juntas podemos resolver nuestras dificultades", subrayó.
Como cabría esperar, luego de tales pronunciamientos, el VII Encuentro de Mujeres Indígenas de las Américas terminó con la esperanza en la renovación y continuidad del accionar de cientos de lideresas del continente.
La declaración final reafirmó el compromiso "en la lucha por la vida en plenitud de las mujeres y los pueblos indígenas, la protección, defensa y curación de la Madre Tierra".
Manifiesta preocupación por el debilitamiento del equilibrio, debido a la desconexión con la naturaleza, y por la persistencia del colonialismo, la discriminación, el sexismo, el racismo y exclusión.
Admite ciertos avances en el accionar de los estados, en apego a acuerdos internacionales, más denuncia la falta de un cuerpo jurídico que proteja y reconozca los derechos específicos de las mujeres indígenas.
"Seguimos invisibilizadas en las estadísticas, en las políticas internacionales y nacionales", refiere y considera "que hay retroceso en la implementación de programas para mujeres indígenas".
Por esto recomienda crear mecanismos de consulta entre instituciones y mujeres indígenas, al mismo tiempo que exige poner fin a la violencia de empresas extractivas que atentan contra la seguridad y soberanía de sus pueblos.
Las firmantes defienden la perspectiva de "pasar de la asistencia oficial al reconocimiento de los aportes de las mujeres y pueblos indígenas que hemos mantenido milenariamente un paradigma de desarrollo del bien común".

 

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