Crisis en cárcel de Guatemala tiene raíces en la impunidad, opina Marcelo Colussi
Los disturbios en la cárcel de Pavón, que causó 14 muertes y hasta hoy alienta la controversia, tienen sus orígenes en la impunidad, corrupción y poca institucionalidad en Guatemala, afirmó el filósofo y sicólogo Marcelo Colussi.
Para el profesor de la estatal Universidad de San Carlos, la lectura de estos y otros hechos similares debe hacerse de manera más abarcadora y transcender la visión del simple motín carcelario desatado por el conflicto de intereses entre dos grupos rivales empeñados en controlar el mercado de la droga.
La crisis en la granja penal del municipio metropolitano de Fraijanes, a raíz de la cual murió el llamado rey de los presidios Byron Lima, confirmó otra vez la vulnerabilidad del sistema penitenciario y la falta de seguridad al interior de recintos dominados por mafias sin límites para su actividad, sugirió.
"Las cárceles guatemaltecas, dominadas hace tiempo por los presos y donde ocurren todo tipo de crímenes ante la mirada pasiva de las autoridades, son un reflejo de lo que ocurre en esta sociedad enferma de miedo, de desesperanza, de frustración", opinó.
En este país, terminada la guerra interna (1960-1996), quedó la violencia como parte de una estrategia bien pensada, agregó. Colussi compartió a Prensa Latina algunas de las experiencias acumuladas durante los estudios de campo realizados en las colonias más impactadas por la violencia en el departamento de Guatemala: El Limón, de la Zona 18 de la capital; y El Mezquital, de la Zona12 de Villanueva.
Con base en los datos acopiados en esas investigaciones, definió que el problema principal de este país no son las estructuras delincuenciales conocidas como maras o pandillas.
"En Guatemala el problema fundamental en la pobreza crónica, la impunidad y un Estado deficiente que no resuelve las necesidades de la población, pero que si reprime y tiene enquistadas en sus estructuras poderes mafiosos que siguen actuando con la misma lógica de la Guerra Fría", refirió.
Y puntualizó que las maras (organización de pandillas) son un síntoma social y su surgimiento responde a muchas causas más allá de las económicas, como la desintegración social, cultural, familiar, la prevalencia de una cultura de la violencia, del negocio de las armas, de los poderes ocultos y del narcotráfico, entre otros.
"Estas son grupos pequeños, su poder se hiperexageró a través de los medios, que las presentan como los nuevos demonios", manifestó y recordó que "se llegó a decir que hay más de 200 mil mareros y en verdad apenas están activos de dos mil a dos mil 500, porque la mayoría está preso".
La mara no es un poder y su influencia está limitada al cobro de extorsiones a comerciantes, al menudeo de drogas, al sicarito, y otros, muchas veces al servicio de otros poderes que son los que realmente mantienen bajo su control todo el escenario guatemalteco, enfatizó.
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