Blogia
ALTiro

Creer pero ¿en qué o en quién?

Creer pero ¿en qué o en quién?

Ante tantas muertes por hambre, desempleo, desesperanza, represión, SIDA y otras epidemias, como la criminalidad y el narcotráfico, crece hoy la influencia de algunos grupos religiosos en Centroamérica. 

Tal es el caso del Ministerio Internacional Creciendo en Gracia, liderado por el puertorriqueño José Luis Miranda, quien dice ser Jesucristo Hombre e incita a tatuarse el número de la bestia (666) y una señal de fidelidad (SSS). 

Portavoces de la congregación en Costa Rica y Honduras estimaron que entre ambos países hay unos 10 mil seguidores del autodenominado profeta, al mismo tiempo que en Guatemala llegan a dos mil, en El Salvador a mil 500 y en Nicaragua, supera los mil. 

Estas cifras tienden al aumento no obstante al rechazo de gran parte de la población, de las jerarquías católicas y protestantes, y hasta de las autoridades gubernamentales. 

Líderes cristianos y funcionarios en el área coinciden en que este “Anticristo” es un estafador, que alienta al irrespeto de las normas sociales y a la tradición cristiana. 

Las controversiales prédicas de Miranda redundaron en su expulsión oficial de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.  

“Hay que evitar que venga aquí un loco que diga que es el Mesías, por eso damos la orden de sacarlo del país y tiene un impedimento para entrar”, alegó quien ejercía entonces como presidente salvadoreño, Elías Antonio Saca. 

La cruzada contra esta secta, para la cual fueron movilizados también antimotines, guardias de seguridad, policías y otros agentes del llamado orden, responde a los postulados básicos que difunde. 

Pero también, a las marchas y protestas callejeras protagonizadas por sus miembros en estos y otros territorios, donde se reiteraron las quemas de Biblias, la destrucción de crucifijos, relicarios, santos, libros y otros símbolos católicos y los llamados a actuar a voluntad. 

Los choques entre distintos sectores por esas acciones reflejaron la incidencia que podía tener tal expresión de religiosidad en el acrecentamiento de la violencia social y la división en las fragmentadas sociedades centroamericanas. 

Papi, como llaman algunos seguidores a Miranda y los niños utilizados en las campañas publicitarias articuladas a través de internet, penetró legalmente en territorios identificados con lo católico como España. 

En menos de un lustro, igual, captó la atención de miles de personas de ambos sexos en Centroamérica y articuló decenas de centros de reunión en Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.  

La congregación, con sede en Miami, Florida, posee más de 300 centros educativos, 200 programas de radio y televisión, y páginas informativas en la red de redes. 

También recibe ingresos mediante una tienda virtual que oferta música, videos, libros y otros accesorios, y cuenta con otro espacio diseñado para captar la “siembra”: el equivalente al diezmo que pagan los creyentes católicos. 

Fuentes diversas consultadas sugieren que el artífice de este movimiento tiene 60 años y nació en Ponce, Puerto Rico, donde creció en un barrio pobre, estuvo en la cárcel por robo y se convirtió en un adicto a la heroína cuando tenía 14 años. 

El predicador acumuló a su vez una amplia trayectoria religiosa: primero fue católico romano, luego pentecostal y hasta dijo ser bautista.  

Pero tras una supuesta visión nocturna hace más de dos décadas- dice en sus presentaciones-, se convirtió en sucesor de Jesucristo en la tierra. 

Desde ese instante- comentó a la reportera Mariah Blake, del semanario Miami New Times- él y el Señor Jesucristo se convirtieron en uno y no puede aprender de nadie más. 

Dios amó tanto al pueblo de habla español que me envió en un cuerpo puertorriqueño, dijo después al Diario de Hoy, de El Salvador.  

Todo parece indicar, de acuerdo con ese testimonio, que la voz interior impulsó a Miranda a trasladarse a Miami, Florida, donde fundó el Ministerio Creciendo en Gracia junto con un estudio de televisión.  

Aunque allí apenas acumuló una feligresía de cerca de 500 miembros, luego articuló 300 congregaciones adicionales en casi toda Latinoamérica, Australia, Canadá y Estados Unidos. 

0 comentarios