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Palabras para hoy

Palabras para hoy

El jueves leí en Granma el artículo de Elier Ramírez Cañedo «Volver a Palabras a los intelectuales» y celebro su recuerdo, en el diario de mayor circulación nacional, de aquel debate memorable, en el cual, como en muchos otros momentos, remontó Fidel el escenario planteado por la coyuntura y dejó una reflexión indispensable para todos los tiempos. Sin embargo, a pesar de haber contado el autor con una página entera del diario, y dar elementos sobre la actualidad del acontecimiento, sentí que quedaron cosas por decir. Pienso que de las cosas que un historiador no puede pasar por alto.
En 2011 dediqué unas líneas al 50 aniversario de las Palabras…, a solicitud del semanario chilenoPunto Final. Las busqué ahora, confieso que motivado también por el debate en Segunda cita, y prefiero volver a algo que dije entonces, que intentar hacerlo con otras palabras. Parto del hecho de que fue en aquella intervención de Fidel que quedó plasmada, en una expresión sencilla, inequívoca, una postura que devendría paradigmática. Cimentada en un principio –tal vez sin precedente en la tradición socialista– que previniera, al mismo tiempo, los riesgos de dos excesos extremos: de un lado, el de aplastar las libertades y, del otro, el de tolerarlas en contra del proyecto revolucionario en curso.  No obstante, después del debate de 1961 y registrada en la memoria la fórmula de Fidel, hemos podido ver (y sufrir), en la posterioridad, cómo la interpretación burocrática sobre el alcance de las libertades era sometida a otros condicionamientos. Sabemos que solo diez años después, los términos «dentro» y «contra» fueron  manipulados muchas veces en referencias arbitrarias para reprimir. El artículo de Elier despacha aquella  deformación con siete palabras: «en los años 70 hubo distorsiones y errores». Una reducción incomprensible.
Recuerdo que algunas de las obras cubanas y no cubanas más significativas de aquellos años fueron proscritas y tuvo que correr agua bajo los puentes para que llegaran a manos de los lectores más jóvenes. La creación llegó a experimentar, en todas sus manifestaciones, episodios sombríos que no necesitamos inventariar aquí, vinculados con frecuencia a otras formas de discriminación. La ingeniería de lo que Ambrosio Fornet bautizó como «quinquenio gris» no se implementó contra las Palabras a los intelectuales sino, paradójicamente, a partir de una interpretación distorsionada incompatible con el sentido original de las mismas. En 1996, recordaba Armando Hart que su actuación fundacional en el Ministerio de Cultura, veinte años antes, se orientaba a «aplicar los principios enunciados por Fidel en Palabras a los intelectuales y para desterrar radicalmente las debilidades y los errores que habían surgido en la instrumentación de esa política».
La experiencia del marxismo soviético está cargada de ejemplos de una hermenéutica distrófica del pensamiento revolucionario, concebida para justificar arbitrariedades políticas consumadas o a consumar. También en Cuba, durante muchos años, la crítica de posiciones soviéticas era objeto de una severa descalificación ideológica; poco importaba que fuera justa o no. Hoy esa crítica parece intrascendente, pero los censores vuelven a alzarse, una y otra vez, para obstaculizar el disenso y el debate, ahora en torno a los problemas propios de nuestro socialismo. Como si la clave de la unidad se cifrara en exclusiones. Precisamente cuando más se necesita de la mirada crítica y cuando más inteligencia hemos desarrollado para ello. Y lo más complicado es que el futuro del pensamiento no está exento –no lo estará nunca, ni aquí ni en ninguna latitud– de la recurrencia a estas deformaciones. Es la vertiente más escabrosa de la real batalla de ideas.
Me excuso ante los lectores por esta parrafada tan larga. Fidel nos enseñó entonces, de manera ejemplar, cómo se asocian, por su naturaleza, la vanguardia política y la intelectual. Creo que Elier lo reconoce en el párrafo final de su artículo deGranma. Yo pienso también que desde entonces no han sido pocos los intelectuales cubanos que lo aprendieron y han dado muestra de ello, en la escala de sus entregas vitales. Con vuelos propios y hondo sentido crítico, algunos  fallecidos recientemente como Guillermo Rodríguez Rivera, Fernando Martínez y Jorge Ibarra, y otros vivos y en plena madurez creativa, como es el caso de Silvio, cuya lucidez celebro tanto como su talento.

Lamentablemente, a los que hemos vivido este tramo de la revolución cubana nos ha faltado la audacia de someterla al bisturí crítico del análisis histórico. Nuestros historiadores, que no son pocos, se detienen en 1959 como si un muro les impidiera ir más allá. Es una carencia perceptible y las generaciones futuras no nos van a perdonar esas tibiezas. Tal vez ya las de hoy no nos las perdonen.

¿Dónde nos colocamos?

¿Dónde nos colocamos?

El debate político en Cuba es mucho más intenso de lo que la mayoría supone, puede afirmarse que tiene connotaciones sociales y un grado apreciable de calidad, sobre todo en los círculos académicos e intelectuales.
Lamentablemente los principales medios informativos del país no han sido capaces de reflejarlo a plenitud y han sido los medios alternativos, dígase las redes sociales, nacionales y extranjeras, las que han monopolizado su difusión, con las ventajas y desventajas que esto implica.
Ello nos ha colocado en la situación de que tal parece que el debate cubano actual se explica a partir de colocarnos en ciertas dimensiones espaciales: los  lados, el centro o la periferia.
En realidad no existe un padrón común para colocar los elementos en una u otra ubicación. Algunos identifican a la izquierda con las posiciones más intransigentes. Sin embargo, detrás de esta intransigencia, muchas veces se oculta un nivel de conservadurismo que merecería ser considerado de derecha, según los parámetros que definen convencionalmente a esta tendencia. De todas formas da igual, derecha o izquierda, son términos históricos relativos y poco ilustran por sí mismos.
Algo peor ocurre con el llamado “centrismo”, una categoría inventada por alguien, no sé si propios o ajenos, y definida a partir de referencias históricas o doctrinales, que poco sirven para explicar la realidad del país. Si bien el conocimiento de la historia es indispensable para comprender la actualidad, tampoco la historia se repite miméticamente y pretenderlo solo conduce a su manipulación.
Bajo estas indefiniciones parece imposible encauzar un debate realmente provechoso y quizás esto explica la violación de normas éticas elementales a la hora de ejercerlo. Lo cortés no quita lo valiente, dice el refrán, y vale agregar que lo educado sirve para adornar la convicción, sin menoscabo de su integridad.
Más grave aún, es que estas etéreas etiquetas condicionan percepciones excluyentes, ausentes de rigor argumental, que en ocasiones se pueden traducir en políticas concretas, las cuales nos dañan a todos, porque limitan la calidad y el alcance del proceso de reflexión que requiere el país.
El resultado indeseado de estas políticas es aumentar constantemente la periferia, dígase aquellos a los que no interesa debate alguno, sobre todo entre los jóvenes. Este es el mayor peligro que estamos enfrentando, porque por el hueco de la apatía y la ignorancia puede penetrar cualquier cosa, incluido el oportunismo. 
A riesgo de que me acusen de simplista, se ha puesto de moda acusarlo a uno de cualquier cosa, prefiero explicarme la orientación que debe tener el debate nacional a partir de tres categorías de problemas: lo que no queremos, lo que sí queremos y lo que hace falta hacer para alcanzar lo que queremos o no queremos.
Históricamente, el consenso de las grandes luchas populares se ha establecido a partir de la conciencia de lo que no se quiere. En Cuba, dos movimientos revolucionarios muy abarcadores se han definido a partir de esta lógica: el anticolonialismo y el antimperialismo. 

Estas posiciones establecieron las líneas de demarcación del patriotismo cubano y han sido la brújula para identificar a los que caben o no caben dentro del proyecto de nación.
Es por eso que los colonialistas, anexionistas, plattistas y neocolonialistas han sido justamente definidos con antipatriotas y excluidos del debate nacional en cada momento, para ser colocados en el enfrentamiento con el colonialismo español o el neocolonialismo norteamericano. Tal premisa vale para la actualidad nacional.
Una vez determinado lo que no se quiere, es mucho más difícil ponerse de  acuerdo en lo que se quiere, entre otras cosas porque las opciones dependen de la propia evolución de la sociedad, los intereses específicos de los individuos, y varían debido a múltiples coyunturas. En esto radica la constante necesidad de la búsqueda de un consenso, para avanzar hacia objetivos concretos, que satisfagan las necesidades, apreciaciones y expectativas de la mayoría. Aquí se expresa la ciencia de la política.
  
En esta categoría de problemas entra el debate sobre el socialismo como sistema económico, político y social en Cuba. Evidentemente, el socialismo ha contado y cuenta con el apoyo de la mayoría de la población cubana, porque ha sido fuente de beneficios materiales y morales tangibles. No sé qué más se le puede pedir al pueblo de Cuba para demostrar este respaldo.
Pero el socialismo no significa lo mismo que hace medio siglo y muchas interrogantes nos asaltan respecto a su propia definición. Es lógico que así sea, porque estamos hablando de un proceso de transformación social que tiene que dar respuesta a dinámicas cambiantes y a veces contradictorias. Los clásicos del marxismo le llamaron dialéctica y ni siquiera fueron ellos los que inventaron el concepto.
La discusión respecto a las características del socialismo cubano es un tema abierto en el debate nacional y lo más sano es ampliar al máximo su diapasón, para poder convencernos entre nosotros. Algo así ha intentado la dirección del PCC con la discusión del documento referido a la conceptualización del modelo cubano, donde han participado amplios sectores de la población y en esto radica su importancia, a pesar de la reconocida necesidad de su constante revisión y enriquecimiento.
De todas formas, no hay que ser socialista para vivir en Cuba y gozar de los derechos que implica la condición de ciudadano. Esto incluye el respeto a la manera de pensar de estas personas y las prerrogativas de expresarla. La unidad nacional no se debilita con esta práctica, sino que se fortalece, mediante la inclusión de todos aquellos que, definidos a partir de lo que no quieren para el país, pueden ser considerados patriotas.
 
En cualquier variante, ya sea para establecer lo que queremos o no queremos, lo más difícil es ponerse de acuerdo sobre cómo lograrlo. Este es el campo donde se concreta la democracia, que no es más que crear los mecanismos para ponernos de acuerdo a pesar de las diferencias, y ello condiciona la calidad de la política.
Una vez escuché a Fidel decir que el arte de la Revolución había sido su capacidad para convertir a los enemigos en amigos. Todo lo que conspire contra esa lógica deja de ser revolucionario, la historia lo ha demostrado, da igual la geometría que se utilice para tratar de justificarlo. 
(Por Jesús Arboleya Cervera)              

¿Contra "el centrismo" o contra una posición de izquierda militante pero realista y dialéctica?

En estos últimos días ha aparecido sobre todo en nuestra prensa digital (pero que ha llegado hasta la oficial escrita) un debate alrededor de un supuesto centrismo que se manifiesta entre nosotros y al que se combate acusado de tratar de introducir el capitalismo por la puerta de la cocina utilizado como camuflaje un discurso de aparente izquierda.
El destacado y admirable poeta y revolucionario que es Silvio Rodríguez, en quien debemos celebrar ¨tanto su lucidez como su talento¨ como acertadamente recién ha escrito el compañero Aurelio Alonso (a lo que yo añadiría su honestidad y valentía intelectual), ha abierto las puertas de su blog Segunda Cita a este debate y ha expresado su criterio de que los círculos que, pretendiendo ser rectores ideológicos, desarrollan la campaña anti centrista están manifestando un izquierdismo infantil anacrónico.
No se han mencionado, que yo conozca, los nombres de los que se consideran ¨centristas¨ pero por las imputaciones que se les hacen dentro de ellos están incluidos los que proponen una mayor rapidez en la aplicación y mayor profundización de los cambios considerados en los Lineamientos y demás documentos oficiales aprobados por los máximos organismos de dirección del país.
También al parecer están involucrados los que han propuesto tener en cuenta en la realización de nuestros cambios experiencias internacionales¨, incluidas algunas procedentes de los países capitalistas, considerando sus críticos que al capitalismo hay que descartarlo completamente como fuente de experiencias a considerar pues en él  no hay aspectos positivos que puedan ser rescatados, ya que los mismos elementos que lo hacen más eficiente y productivo son los que generan la enajenación del hombre y riqueza para una minoría y pobreza para las grandes mayorías.
Realmente a mí me parece una forma maniquea de analizar y enjuiciar al Capitalismo y no sé por qué me recuerda la frase de cierto Papa católico, de sentido ideológico opuesto, pero de igual absolutismo dogmático, cuando afirmaba que ¨El comunismo es intrínsecamente perverso¨.
Cierto es que el Capitalismo como sistema económico social es un sistema de explotación despiadado y que, llegado a su fase imperialista, ha sido el engendrador del fascismo y del nazismo, del colonialismo, de las más devastadoras guerras de la historia, que tiene actualmente a la humanidad al borde de su desaparición física y que, en él, ¨no se puede confiar ni un tantico así¨.
Y es cierto que lo que se deriva de las propias leyes de su desarrollo y de las del desarrollo histórico y lo que se plantea como alternativa de solución para las masas humildes del mundo y para los problemas de supervivencia de la humanidad, es una organización socialista de las relaciones económicas y sociales a partir fundamentalmente de la teoría marxista, aunque sin dejar de tomar en consideración también otras concepciones y experiencias afines.
Pero de esto a concluir que al Capitalismo hay que echarlo por la borda como un todo único e indistinto, despreciando todo lo positivo que ha creado y desarrollado a lo largo de la historia sobre todo en la esfera de la economía, hay un gran trecho. Esto último me parece que se aparta completamente de un análisis objetivo y marxista de esa historia, de cómo pensaron y actuaron los representantes más paradigmáticos de la izquierda marxista universal y cubana y, en cuanto a la situación actual de nuestro país, es no tener en cuenta de manera realista las características de dicha situación y el contexto internacional actualizado en que esta existe y se desarrolla.
Ya Lenin en su artículo ¨Las tareas inmediatas del poder soviético¨, escrito en marzo-abril de 1918, apenas 5 meses después del triunfo de la Revolución, planteaba que en cuanto a la organización del trabajo la última palabra la tenía el sistema Taylor y orientaba textualmente ¨Hay que organizar en Rusia el estudio y la enseñanza del sistema Taylor, su experimentación y adaptación sistemáticas¨. Lo mismo lo repetía a principios de mayo de ese año en ¨Seis tesis sobre las tareas inmediatas del poder soviético¨.
En una sesión del Comité Ejecutivo Central de los soviets de toda Rusia planteo el 29 de abril de 1918 que ¨es dudoso que se pueda pasar al socialismo sin aprender de los organizadores de los trusts¨.
En 1918, teniendo en cuenta de manera realista las condiciones concretas de la sociedad rusa, planteo también que el Capitalismo de Estado ¨sería un gigantesco paso adelante¨ y que ¨nos llevara por el camino más seguro al socialismo´. Esta idea se implementó dos años más tarde cuando la aplicación de la NEP.
En abril de 1921, hablando sobre la organización de la economía decía de manera subrayada por su parte que ¨todavía se puede y se debe aprender mucho de los capitalistas¨.
En Cuba, el Che en su artículo titulado ¨Consideraciones sobre los costos de producción…¨ escrito en junio de 1963, en el que explicaba la fundamentación de las empresas consolidadas que bajo su orientación se habían organizado para aplicar el Sistema Presupuestario, planteaba que ¨Este sistema se basa fundamentalmente en la idea de aprovechar los avances existentes en la contabilidad general de las empresas capitalistas¨.
  
En un artículo posterior suyo escrito en febrero de 1964 y titulado ¨Sobre el sistema presupuestario de financiamiento¨ el Che cita un artículo de Oscar Lange cuyos criterios manifiesta compartir y en cual Lange expone los avances del capitalismo en la esfera de la organización económica que debían ser tenidos en cuenta en la construcción del socialismo.
En este mismo artículo el Che plantea que ¨Las formas de conducción de la economía, como aspecto tecnológico de la cuestión, deben tomarse de donde estén más desarrolladas¨.  Y cita, como ejemplo, los casos de la tecnología de la petroquímica, y en la rama económica lo referente a las normas técnicas de dirección y control de la producción que estaban más avanzadas en el capitalismo.
Y tiene una frase concluyente: ¨el antecesor del sistema presupuestario de financiamiento es el monopolio radicado en Cuba¨.
¿Debemos concluir que Lenin y el Che eran ¨centristas¨?
Actualmente, ¿por qué no considerar la experiencia de países capitalistas en la estructura y organización de la propiedad pública o estatal existente en el caso de los países nórdicos de Europa e incluso en países imperialistas con una propiedad pública significativa y en los cuales esta ha funcionado y funciona con mucha más eficiencia que la experimentada durante años en los países del llamado socialismo real y en nuestro propio país?
¿Por qué no considerar las experiencias actualizadas en sus estructuras, funcionalidades, métodos de dirección y mecanismos de eficiencia las de los monopolios y las transnacionales, que son las que más se acercarían a nuestras Agrupaciones Empresariales Estatales?
¿Por qué no considerar la experiencia de funcionamiento de las MYPYMES en muchos países incluyendo capitalistas donde hay una experiencia más desarrollada que en nuestro país?
¿Por qué no tener en cuenta las experiencias internacionales, incluyendo las capitalistas, en cuanto a sistemas de gobierno, parlamentarios, semi parlamentarios y presidencialistas y, sobre la base de la historia nacional desde las Constituciones mambisas hasta las de 1940 y 1976 reformada en1992, como antecedente y de la experiencia de sus textos y aplicación práctica, formular ahora la propuesta que más se aviene a nuestra historia, proyecto de modelo de sistema económico social, condiciones e idiosincrasia?
Como planteaba Lenin, en su intervención de octubre de 1921 en el II Congreso de Educación Política, creo que debíamos proponernos superar lo que el llamo métodos envejecidos, es decir los manifiestos y declaraciones generales que en su momento fueron necesarios para explicar al pueblo que cosas nuevas queríamos edificar y cómo hacerlo pero que no tiene sentido continuar rutinariamente repitiéndolos.
Si seguimos haciéndolo, advertía Lenin solo 4 años después del triunfo de la Revolución de Octubre hablándole a la misma generación que había hecho la Revolución, ¨el obrero más simple se burlará de nosotros y nos dirá: ¨Basta de explicar cómo quieres edificar, demuéstranos en la práctica como sabes hacerlo. ¡Y si no lo sabes nuestros caminos son diferentes; vete al diablo! ¨. Y tendría razón. ¨
Y concluía Lenin: ¨Ha pasado el tiempo en que era necesario esbozar políticamente los grandes objetivos y este es el momento en que hay que realizarlos en la práctica¨.
Con mucha más razón ese debe ser nuestro propósito 60 años después del triunfo de nuestra Revolución, luego de reiterados intentos y frustraciones y hablándole a la sexta o séptima generación posterior al triunfo de 1959.
En los momentos actuales, como ya he escrito en fecha no muy lejana, considero que nuestro proyecto socialista corre riesgos y peligros, advertidos ya por Fidel en la Universidad y por Raúl en el 2010 y acrecentados hoy por la situación internacional existente con una presidencia pro fascista e irresponsable al frente de la potencia capitalista mundial más poderosa y que es nuestro principal enemigo a solo 90 millas de nuestras costas.
Es el momento para que todas las fuerzas políticas e intelectuales que nos pronunciamos por el Socialismo unamos nuestras fuerzas más que nunca y debatamos con honestidad y franqueza nuestros puntos de vista sobre cómo salvar y desarrollar la obra de la Revolución, sin paranoias que vean el fantasma del enemigo en cualquier opinión discrepante de la nuestra, sin descalificaciones y calificaciones a priori, que obstaculicen el libre debate de argumentos a razón o en contra de una u otra posición o proposición y que en definitiva obstaculicen llegar al consenso necesario para hacer lo que sea necesario y hacerlo a tiempo.
Y también siguiendo las orientaciones de Lenin, debe evitarse la ¨fraseología revolucionaria¨ hueca y subjetiva, enfermedad que aparece ¨cuando en el curso de los sucesos revolucionarios se dan grandes y bruscos virajes¨, fraseología que se manifiesta en ¨una simple repetición de consignas revolucionarias, que emborrachan y exaltan los ánimos pero que carecen de fundamento y no toman en cuenta de manera suficiente las condiciones objetivas de la situación dada y de determinado sesgo de los acontecimientos¨.(Por Humberto Pérez)

Del “miedo canijo”, o de los usos del “centrismo” hoy en Cuba

Del “miedo canijo”, o de los usos del “centrismo” hoy en Cuba

El actual debate contra el “centrismo” es muy reciente (viene siendo empleado hace menos de dos años), pero la imaginación de la que procede es más antigua.
En Cuba desde los 1960 hasta hoy hemos vivido “debates” contra “quintacolumnistas”, “reformistas”, “segmentos blandos”, “diversionistas”, etc. No es solo una tradición cubana. La experiencia estalinista convirtió la etiqueta “enemigos del pueblo”, con sus epítetos correspondientes, en el eje de una política represiva que se apropió del nombre del socialismo. Tampoco es una tradición solo “comunista”. Políticas capitalistas represivas han criminalizado diferencias (y criminalizan hoy de muchos modos) a través de procesos como el macartismo.
El “debate” impulsado contra los “centristas” pretende reducir a solo dos puntos todas las posibilidades del espectro político cubano. Se sabe mucho sobre los proyectos que han defendido esa doctrina (“conmigo o contra mí”) y sobre sus consecuencias. Sabemos, de inicio, que no conviene al Estado y a la sociedad cubanas para resolver nuestras necesidades de construcción política y mejoramiento social.
La pluralidad y el aislacionismo político
Las revoluciones no son solo un cambio radical en la estructura social y las representaciones culturales de un pueblo, son también una “masa de acciones colectivas”. No hay forma de concebir de modo uniforme “esa masa”, que no sea recortando su interpretación y alcance en el discurso que la delimita y emplea.
Martí dio cabida a un amplio registro de sectores interesados en la independencia nacional y social de Cuba. Mella disputó un campo de beligerancia contra Machado con sectores de la oposición burguesa y de distintos ámbitos revolucionarios. La política de Guiteras fue defendida, entre otros, por sectores trotskistas. El partido comunista cubano pactó con Batista en 1938, pero son menos publicitados los márgenes de independencia que sostuvo. Chibás creó el partido de masas, policlasista, más grande de la historia nacional hasta entonces. Fidel Castro elaboró, con el MR-26-7, una de las creaciones políticas más originales de la historia nacional, capaz de articular a una gran cantidad de personas y sectores sociales.
En la América Latina del siglo XX no fue “centrista” el APRA peruano que preconizó explícitamente una “tercera vía” como salida frente al capitalismo y frente al socialismo de la URSS, cuya deformación ya era evidente entonces. No fue “centrista” ninguno de los ahora llamados populismos “clásicos”: “ni yanquis, ni marxistas; peronistas.” O, como decía el cardenismo mexicano: “ni liberalismo individualista ni Estado patrón”. En diálogo con esa cultura política Fidel Castro formuló la idea de conquistar la “libertad con pan, y el pan sin terror.”
No era “centrista” Rosa Luxemburgo en sus debates críticos con Lenin. No lo era Gramsci en su argumentación democrática sobre la constitución de lo nacional-popular y en sus críticas al estalinismo. No lo era Che Guevara con su denuncia al capitalismo y al socialismo soviético. No era “centrista” Hugo Chávez con su “socialismo del siglo XXI.” No es “centrista” el debate en Europa sobre la “centralidad del tablero”, que ha impulsado, por la izquierda, Podemos, en España, frente a la oligarquización de la política a manos de la derecha, nueva o vieja, y de la izquierda socialdemócrata que devino hace décadas un ala entusiasta del capitalismo neoliberal.
El problema del “centrismo”
Como ha sido empleado en este debate, el concepto de “centrismo” es muy difícil de encontrar en el debate político en cualquier parte del mundo. La razón es simple: es difícil aceptar que en Cuba, o en cualquier otra parte del planeta, un espectro político pueda reducirse, si se mira a una sociedad real, a una oposición entre dos únicos polos, entreuna sola y unívoca derecha y una única y unánime izquierda, como no es el mismo socialismo el que defienden los socialistas, que son una gran familia de tradiciones cercanas entre sí de amigos y “enemigos” fraternos, como los anarquistas, los anarcosindicalistas, los autonomistas, los consejistas, los autogestionarios, los socialistas democráticos, los socialdemócratas, los comunistas, etc. (Tampoco es idéntico el capitalismo que defienden los capitalistas, como son los casos del anarcocapitalismo o de los defensores del capitalismo regulado, pero ese es otro debate en el que no me detendré ahora.)
En Cuba no existe ninguna instancia que otorgue en derecho de propiedad exclusiva y excluyente —que es, por demás, el derecho de propiedad privada típicamente capitalista—, el monopolio de lo “revolucionario”. El motivo para no aceptar determinadas diversidades es que estén “financiadas por el enemigo”. Para proteger a la nación del programa real de la injerencia y la subversión extranjera existen leyes e instituciones. Quien trabaje probadamente en contra de la soberanía, en contra de los intereses nacionales/populares, acepte para ello recursos de una potencia extranjera y su actividad política sea dependiente de ese acceso, no puede reivindicar legitimidad para participar políticamente de una comunidad que tiene en la autodeterminación el principio primero de su existencia cívica.
Sin embargo, no puede emplearse ese recurso a diestra y siniestra para “culpar por asociación” a cuanto actor estimen los críticos “anticentristas”. (En Segunda Cita, han aparecido comentarios estrictamente falsos sobre el financiamiento de la USAID y los recursos “ilimitados” de específicos proyectos dizque “centristas”.) No existen en exclusiva derechos de la revolución y del Estado a defenderse, en ausencia de una relación de derechos y deberes con la ciudadanía y el pueblo al que se deben.
El tema del financiamiento “enemigo” se ha dirigido solo contra los medios no estatales. Es importante que varios de esos espacios hayan hecho públicas sus cuentas, que otros hayan anunciado que lo harán, y es imprescindible que lo hagan todos los que tienen presencia en el espacio público. La política, para aspirar a ser un bien común, requiere mucha transparencia. Por lo mismo, la exigencia tiene que incluir al uso de recursos públicos para poder impugnar, desde la sociedad que somos, su “privatización”, esto es, su uso exclusivista por parte de sectores con poder para hacerlo.
El debate contra el “centrismo” y los problemas nacionales
Muchas personas se han quejado en este debate de que es un intercambio entre “intelectuales” con ninguna resonancia para la sociedad cubana. Efectivamente, el término “centrismo” no tiene presencia en el tan florido e innovador español de Cuba y no formaría parte de lista alguna que enumere los principales problemas para la vida cotidiana de millones de cubanos. Pero tampoco tiene presencia en las ciencias sociales del país (en el trabajo académico en su sentido estricto) ni ha tenido presencia en el discurso del liderazgo político cubano desde 1959 hasta hoy.
En sus afanes, algunos críticos del “centrismo” han acopiado a libre voluntad teorías situadas en otros contextos como si fueran doctrinas defendidas por sus cuestionados. Por ejemplo, la teoría de la “convergencia”, que han sintetizado como la elección de los “mejores y peores” rasgos del capitalismo y del socialismo. Sin embargo, en la versión de Raymond Aron la convergencia entre ambos sistemas se produciría en una sociedad industrial semejantes en sus características. Por la izquierda, el grupo de Monthly Review caracterizó en aquel contexto a la URSS como una alternativa acelerada al desarrollo por vía no capitalista, pero que no era socialista. Ese debate era una interpretación sobre sociedades reales, no una conversación sobre “ideas”. Con un escenario por completo distinto al de los 1960 (para no hablar del estado de la industrialización cubana), con un capitalismo brutalmente concentrado y violentamente depredador, y único como poder sistémico mundial, pregonar una teoría de la “convergencia” es un delirio, y pobre será quien lo haga, pero acusar de pregonarla a quien no lo hace es un desvarío por partida doble.
Ilustrar una idea propia, seleccionando a libre voluntad contenidos teóricos e históricos que calcen dicha idea, y atribuir a otros lo que sea más conveniente para “desacreditarlo”, no parece ser análisis político ni intelectual. La intención de calificar de “centristas” a un amplio conjunto deotros no parece ser discutir la posibilidad o la inviabilidad de ciertos contenidos políticos, ni ponderar analíticamente su deseabilidad, o no, mirando a problemas reales de la sociedad real cubana —lo que colocaría el debate en un nivel intelectual superior— sino penalizar a un muy amplio campo de actores que participan del debate nacional.
El “debate” que termina autorizando desde un teclado, o peor, desde una oficina, quién es más “revolucionario”, y proyectando consecuencias para la vida cotidiana de las personas a partir de tal autorización, es algo más cercano a las discusiones sobre la fe y las herejías, que a los debates políticos del que hacen parte personas reales que construyen sentidos políticos mientras disputan a diario lo mejor para sus vidas, defienden sus ideas y sus prácticas, y tienen necesidades que solo se pueden resolver, o resolver mejor, con construcciones colectivas.
Cuando necesitamos con enorme urgencia análisis y propuestas colectivas de soluciones sobre pobreza, racismo, envejecimiento, violencia de género, bienestar social, transporte público, acceso a internet, producción de alimentos, empleo digno, salario decente, maltrato animal, seguridad social, continuidad generacional, calidad de los servicios, relaciones de mayor beneficio para la nación con su diáspora, desarrollo económico (después de un PIB en 2016 en negativo por primera vez en 20 años), ampliación y garantías de derechos, y sobre la necesidad de habilitar resistencias a la generación de relaciones capitalistas de explotación (que no han sido introducidas por los calificados de “centristas”), y otras cuestiones de interés capital para la vida del país, un reducido número de cubanos prefieren concentrar su fervor en el “centrismo” y no sobre este conjunto de problemas.
De hecho, solo ha llegado a los medios públicos la posición “anticentrista”, como tampoco llegó a los medios masivos la diversidad del debate de 2006 (la “guerrita de los correos”). Se dice con facilidad que a nuestra sociedad no le interesan estos debates, lo que es injusto por cuanto, primero, no tiene acceso a ellos. Otra cosa, bien distinta, sería que con la información disponible decidiera no hacerle caso alguno, como sucede hoy con tanta gente desconectada de la política nacional, sobre los que no muestra preocupación la crítica contra el “centrismo”.

Cuesta trabajo concebir cómo gana nuestra sociedad con este debate. Además de no concentrarse en los problemas más perentorios del país, el intercambio ha involucrado a personas con un ejercicio público valioso —que es inconcebible que puedan imaginarse como de “bandos contrarios”—. La virulencia y acritud que ha llegado a tener pueden acumular enconos duraderos, “divisionismos” estériles, exclusiones y marginaciones, en momentos en que necesitamos todo lo contrario: construir consensos, articulaciones y empeños colectivos que trabajen a favor del país y su gente. Personas como Silvio Rodríguez y Aurelio Alonso, y antes como Alfredo Guevara y Fernando Martínez Heredia, son capaces de servir de “puente” entre sectores diversos, pero son cada día menos entre nosotros por diferentes razones. Una nación necesita de “puentes” (en otras palabras, de diálogos horizontales) para conservar y desarrollar bienes públicos de importancia capital: el tejido social, la ética del comportamiento cívico, los diálogos sociales, los intercambios políticos. A nada de esto contribuye el actual debate contra el “centrismo”.
No solo ante 2018 sino ante todo lo que vendrá en el largo futuro que nos espera tenemos que construir un país en el que quepa, aquí sí cabe decir alegremente, cada vez más gente. Las palabras de Martí siguen contribuyendo a ello: “Con letras de luz se ha de leer que no buscamos, en este nuevo sacrificio, meras formas, ni la perpetuación del alma colonial en nuestra vida, con novedades de uniforme yanqui, sino la esencia y realidad de un país republicano nuestro, sin miedo canijo de unos a la expresión saludable de todas las ideas y el empleo honrado de todas las energías, ni de parte de otros aquel robo al hombre que consiste en pretender imperar en nombre de la libertad por violencias en que se prescinde del derecho de los demás a las garantías y los métodos de ella.”
(Por Julio César Guanche) 

 

Guatemala: inmunidad presidencial en juego por femicidio masivo

Guatemala: inmunidad presidencial en juego por femicidio masivo

Mientras el presidente Jimmy Morales desanda París, en Guatemala cobra forma hoy un proceso de antejuicio en virtud del cual pudiera perder la inmunidad y ser investigado por la tragedia del hogar estatal Virgen de la Asunción.

El Ministerio Público confirmó que dará curso legal al trámite conforme con la denuncia presentada por los diputados Sandra Morán y Leocadio Juracán, una semana después de ocurrido el incendio en el centro, que costó la vida a 41 menores de 18 años de edad y dejó huellas indelebles en el cuerpo y la memoria de una decena más.

De acuerdo con los congresistas de la bancada de Convergencia, el mandatario incurrió en delitos de ejecución extrajudicial, tortura, incumplimiento de deberes y abuso de autoridad, porque autorizó la intervención policial en el lugar donde estaban internas las niñas y adolescentes bajo resguardo del Estado.

Pese a que la denuncia fue presentada el 14 de marzo, la secretaría general de la Fiscalía, Mayra Véliz, informó a la prensa este lunes que trasladarán la solicitud de antejuicio a la Corte Suprema de Justicia para deducir si existe responsabilidad del gobernante en lo ocurrido el 8 de marzo.

Acorde con lo establecido, los magistrados del máximo tribunal del país deberán analizar el expediente y decidir si existen suficientes elementos de prueba contra Morales que justifiquen pedir al Congreso evaluar el tema y dar vía expedita al encausamiento judicial del presidente de la república.

Frente al anuncio el portavoz presidencial, Heinz Hiemann, expresó que el Ejecutivo respetará el debido proceso y la independencia de poderes.

En tanto varias voces insisten en que lo ocurrido en el Virgen de la Asunción fue un crimen de Estado, un femicidio masivo, por cuanto Morales reconoció que desde el día anterior al incendio conocía de los problemas en el lugar y ordenó tomar cartas en el asunto a la Policía Nacional Civil.

Desde 2015, el reciento de la aldea El Platanar, en el municipio metropolitano de San José Pinula, estaba en la mirada ciudadana por las denuncias de los abusos contra los menores de edad allí y de la probable existencia de una red de trata de personas, para explotación sexual y reclutamiento forzoso.

En noviembre de 2016 la alharaca ganó fuerza luego que varias escapadas de la entidad contaron a la prensa los maltratos que sufrían, al punto que el Comité de Derechos del Niño de la Organización de Naciones Unidas solicitó al Estado cerrar el hospicio porque no cumplía con la función de protección.

El organismo internacional recomendó esa salida porque para la fecha estaba rebasada la capacidad del recinto, concebido para 400 internos y donde convivían 748 niños, niñas y adolescentes institucionalizados por orden de juez, debido a que recibieron maltrato, fueron violentados o estaban en la calle.

Pero aunque los internamientos debían ser temporales y sin ánimos correctivos, la apariencia de la institución es similar a la de un correccional con fuertes puertas metálicas, cámaras de vigilancia y hasta alambrado con púas.

Las niñas eran muy agresivas y se amotinaron, insatisfechas por la comida, fue uno de los planteamientos del jefe de Estado de Guatemala después de la tragedia en el Virgen de la Asunción.

’Se les pidió a las personas que las mantuvieran separadas porque muchas de estas menores tenían conflicto con la ley, algún tipo de carácter violento, y lo que se pretendía es que no hubiera una tragedia como la que se vivió.

La tenencia de los menores en un lugar específico estuvo bajo las medidas de seguridad necesarias, incluida la llave’, declaró al canal CNN.

Desde entonces parecía dormida la posibilidad de tramitación de la denuncia en pos de despojarlo de su inmunidad, mas este lunes el tema volvió a la palestra a propósito de la captura de otros cinco implicados en el caso, entre estos tres funcionarios de la Procuraduría de Derechos Humanos.

Paralelo a ello, la Fiscalía contra el Delito de Femicidio solicitó retirar la inmunidad a la jueza de Paz de San José Pinula, Rocío Murillo, por falsedad ideológica, incumplimiento de deberes y retardo de justicia, debido a que no asistió a efectuar una diligencia requerida en el hogar previo al siniestro.

El riesgo del ejercicio del periodismo en Guatemala

El riesgo del ejercicio del periodismo en Guatemala

Desde junio de 2016 fueron asesinados 11 periodistas en nueve departamentos de Guatemala, país donde tiende a incrementarse el contexto de inseguridad para la prensa en general, según el Centro de Reportes Informativos Sobre Guatemala (Cerigua).
De acuerdo con El Observatorio de los Periodistas, que funciona en esa institución, tres de estos crímenes ocurrieron en el departamento occidental de Quetzaltenango, una de las zonas donde más ataques contra comunicadores se reportaron en los últimos años

Frente a este panorama resulta paradójica la disminución de las denuncias recibidas por la Unidad Fiscal de Delitos Contra Periodistas, del Ministerio Público (MP), respecto a las agresiones contra periodistas y medios de comunicación.

Y es que durante los primeros tres meses del 2015 los agravios contra la prensa denunciados sumaron 25, un año después llegaron a 20 y en el presente apenas van por 11 los casos registrados en cuatro departamentos, agrega el informe presentado con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa.

Para los involucrados en la conformación del documento, la reducción en las denuncias de hechos violentos contra los encargados de informar a la población guatemalteca está asociada al incremento en la censura y autocensura de los periodistas.

Esto es particularmente significativo entre 'quienes laboran en zonas con alta presencia del crimen organizado y áreas donde el poder político local, especialmente los alcaldes, se ha constituido como uno de los principales censores de la prensa', precisaron.

Destacaron, además, que es usual que periodistas y comunicadores eviten presentar denuncias por 'la desconfianza hacia los integrantes de las fiscalías distritales y los agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), debido a la relación que éstos pudieran mantener con miembros de estructuras delictivas o funcionarios locales'.

'Prevalece la desconfianza hacia las autoridades encargadas de la seguridad pública y de la persecución penal por su inacción cuando ocurren ataques directos contra reporteros, en la cobertura de accidentes de tránsito o hechos violentos, así como por los pocos casos contra la prensa que han sido resueltos', señalaron.

Otra cuestión negativa es que en este país los policías muchas veces arremeten contra los profesionales de la comunicación y esto incide en que los mismos se abstengan de presentar denuncias cuando sufren amenazas, agresiones físicas u otro tipo de ataques relacionados con su labor profesional.

Varias fuentes concuerdan en que algunos de los principales actores responsables de los ataques contra la prensa son los funcionarios de distintos niveles del Estado, así como los elementos de la PNC.

De hecho, El Observatorio de los Periodistas y Cerigua aseguran que este año ocurrieron cuatro casos en los que estuvieron involucradas autoridades del Organismo Judicial (OJ), deportivas y municipales del departamento central de Suchitepéquez, e integrantes de las fuerzas de seguridad pública.

Con base en estos datos, la diputada de la Bancada de la Dignidad de Convergencia Sandra Morán instó a dialogar en aras de procurar soluciones a lo que, en su opinión, atenta contra la libertad de expresión y el derecho a la información veraz en Guatemala.

'Dejemos de hablar de, comencemos a hablar con', expresó, durante un intercambio con representantes de diversos medios de prensa que cubren las labores del Congreso de la República.

La legisladora, quien hizo notar la importancia del periodismo para la consolidación de la democracia en el país, escuchó a los periodistas acerca de lo que podría hacerse para avanzar en el objetivo de revertir dificultades y conoció de primera mano las preocupaciones y necesidades del gremio.

Los participantes en el encuentro mencionaron la urgencia de mejorar el acceso a la salud social, garantizar la libre emisión del pensamiento, propiciar el desarrollo y capacitación de los comunicadores, el respeto a la dignidad y a la labor que desarrollan y garantizar la nivelación salarial.

También aludieron a la necesidad de que los funcionarios públicos conozcan leyes como la de Acceso a la Información Pública y que se les sensibilice en el trato hacia la prensa en general.

Asimismo, consideraron relevante que desde el Congreso se tomen iniciativas como ésta y reconocieron la necesidad de una mesa de trabajo para abordar estos temas.

En la cita en el hotel Panamerican de esta capital se determinó dar seguimiento a este tipo de reuniones, revisar la legislación relacionada, y el avance de la política pública que trabaja la Comisión Presidencial Coordinadora de la Política del Ejecutivo en materia de Derechos Humanos (Copredeh).

De igual modo, decidieron buscar los mecanismos para la sensibilización de responsables de la institucionalidad del Estado y a periodistas en temas específicos.

RIESGOS DE VIEJA DATA

La complejidad del ejercicio periodístico cobra mayor relieve en Guatemala por la incidencia considerable de la violencia, del crimen organizado y de la corrupción, prima hermana de la impunidad.

A pesar de ese panorama, que hace de este uno de los países más riesgosos del continente y del mundo (27,3 homicidios por cada 100 mil habitantes), el Gobierno continúa sin implementar un programa de protección para los comunicadores como prometió en octubre de 2012.

Durante el último Examen Periódico Universal (EPU), efectuado ese año, los representantes del Estado de Guatemala aceptaron 111 recomendaciones de los miembros del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), 21 de ellas asumidas con reserva y seis dejadas en suspenso.

Incluso, anunciaron cinco compromisos voluntarios, entre los cuales estaba implementar el plan para proteger a los periodistas y fortalecer el sistema de seguimiento a las sugerencias de mecanismos y procedimientos internacionales.

Paralelo a esto, rediseñar la institucionalidad de derechos humanos, seguir ejecutando políticas públicas para fortalecer el sistema de justicia especializado en protección de mujeres; así como desarrollar políticas y programas para prevenir la violencia armada y reducir las muertes violentas, con particular atención en la juventud.

Esa fue la respuesta a los señalamientos de los Estados representados en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, cuyos miembros mostraron su preocupación por la situación de vulnerabilidad en que se encontraba la prensa y el derecho a la libertad de expresión en Guatemala.

Las amenazas del crimen organizado y del narcotráfico, las intimidaciones, la impunidad que rodea los casos de agresiones y amenazas contra estos, y la desprotección por falta de persecución judicial, son apenas algunos de los factores que atentan contra la libertad de los periodistas para ejercer su labor.

Noruega fue más lejos e, igual que en el EPU del 2008, recomendó reformar la Ley de Telecomunicaciones, para otorgar reconocimiento legal a las radios comunitarias y propiciar que las poblaciones indígenas accedan a los medios de comunicación.

Mas, pese al tiempo transcurrido poco o nada cambió respecto a la prensa en Guatemala, que este año deberá someterse nuevamente al examen establecido desde abril de 2008 con la finalidad de revisar cada cuatro años y medio las prácticas de derechos humanos de cada uno de los 193 Estados parte de la ONU.

De hecho el titular de la Procuraduría de Derechos Humanos (PDH), Jorge de León Duque, denunció con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa (3 de mayo) que el Gobierno de Jimmy Morales continúa haciendo caso omiso de las recomendaciones derivadas de esa práctica multilateral.

Casi cuatro años y tres administraciones de Gobierno pasaron desde que se iniciaron las primeras discusiones en torno a la implementación de un Programa de Protección a Periodistas en Guatemala.

Y aunque el secretario de Comunicación Social de la Presidencia, Alfredo Brito, informó que la firma del acuerdo se realizaría en un acto público a finales de noviembre, en el marco del Día Nacional del Periodista, ello no ocurrió.

Desde julio de 2016 asociaciones de comunicadores entregaron al presidente una propuesta en aras de concretar el programa, conformada con apoyo de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, en inglés) y respaldada por 22 organizaciones internacionales.

Sin embargo, esta duerme engavetada en algún lugar: 'esto no se ha puesto en marcha y por consiguiente, continúan en riesgo muchos periodistas, sobre todo en el interior del país', declaró el procurador.

De León Duque remarcó que el Estado tiene la obligación de tomar medidas efectivas en la prevención de ataques contra periodistas y garantizar el derecho a la libertad de expresión.

En el transcurso de 2016 la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG) emitió 32 comunicados de prensa sobre agresiones cometidas ese año, recibió 17 mensajes internacionales de solidaridad y sostuvo más de 30 reuniones con directores de medios y funcionarios, para elaborar el Programa de Protección a Periodistas.

Al recibir el proyecto, el gobernante se comprometió a dar todo el apoyo para que en corto plazo el país contara con una herramienta capaz de atenuar los riesgos que corren los periodistas.

Con todo, al terminar el primer año de su Gobierno, iniciado el 14 de enero de 2016, Guatemala destacó por ser uno de los países con más periodistas asesinados, a la par de México.

En 2016 el país experimentó uno de los períodos más violentos en contra de la prensa y ello redundó en la pérdida de dos directores de medios, tres locutores, un productor y conductor de un segmento televisivo, un camarógrafo, un reportero de televisión, y una comunicadora de un hospital público.

Todo esto hace que varias voces insistan en que el Gobierno, lejos de reaccionar, sigue apegado a una lógica de desatención, en tanto continúan sin resolverse la mayoría de los casos reportados y los culpables campean por su respeto.

Estados Unidos solicita extradición de exvicepresidenta de Guatemala

Estados Unidos solicita extradición de exvicepresidenta de Guatemala

Estados Unidos solicitó hoy formalmente la extradición de la exvicepresidenta de Guatemala Ingrid Roxana Baldetti (2012-2015), por los delitos de conspiración para el tráfico de drogas y asociación delictiva, confirmó hoy el Ministerio Público (MP).
El petitorio de la Corte Distrital de Columbia ingresó esta tarde, poco después del enviado por México con vistas a la repatriación del exgobernador de Veracruz Javier Duarte, precisó la portavoz de esa cartera de Gobierno, Julia Barreda.
De acuerdo con la funcionaria, el requerimiento llegó a la Unidad de Asuntos Internacionales del MP y de ahí será remitida a la Corte Suprema de Justicia (CSJ), cuyos magistrados deberán designar a un tribunal competente y definir la fecha de la audiencia en la cual Baldetti será informada de estos trámites.
Conforme a derecho, la defensa de la exfuncionaria tendrá que analizar la solicitud y decidir si se allanará o apelará a la misma.
La exvicemandataria fue acusada y tuvo que dimitir al cargo en abril de 2015, tras ser vinculada al caso de defraudación aduanera La Línea.
Desde entonces, permanece en prisión preventiva y sujeta a proceso en otros tres casos de corrupción por la falta purificación del Lago Amatitlán, La Cooperacha y Cooptación del Estado.
La exvicepresidenta es la exfuncionaria del Gobierno del Partido Patriota que, junto al exministro de Gobernación Mauricio López Bonilla, tiene más procesos penales en su contra por supuestos hechos de corrupción durante esa administración.
Con antelación, la Embajada de Estados Unidos informó que las autoridades de ese país también valoran la posible extradición de López Bonilla, igual por su posible implicación en narcotráfico en ese territorio.
Según el comunicado de la legación diplomática en esta capital, emitido el 24 de febrero de 2017, de enero de 2010 a mayo de 2015 Baldetti y López Bonilla conspiraron para distribuir cinco o más kilogramos de cocaína con intención y conocimiento de que sería importada ilegalmente a Estados Unidos.
El documento señala, además, que la formulación de cargos ante la Corte del Distrito de Columbia fue el 22 de febrero.

México solicita a Guatemala extradición de exgobernador de Veracruz

México solicita a Guatemala extradición de exgobernador de Veracruz

El Gobierno de México solicitó hoy formalmente a Guatemala la extradición del exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, prisionero en esta capital tras ser capturado en Panajachel, Sololá, seis meses después de evadir la justicia de su país.

La petición llegó esta tarde al Ministerio de Relaciones Exteriores, entidad que conforme con lo establecido para estos casos, la trasladó al Ministerio Público para su tramitación.
Duarte, de 43 años de edad y capturado en abril en ese pueblo turístico del occidente de Guatemala, es acusado de presunta delincuencia organizada y lavado de dinero, u operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Pero también es vinculado a sangrientos asesinatos por parte de cárteles narcotraficantes, varios casos de desaparición forzada y el asesinato de una veintena de periodistas, crímenes que pesan más que todos los millones de dólares que se agenció en esos años a partir de maniobras turbias.
A pesar de la persecución penal en su contra por esos hechos, el exgoberandor (2010-2016) por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) -el mismo del presidente Enrique Peña Nieto- pudo evadirse e ingresar de manera irregular a territorio guatemalteco.
En consecuencia, pudo haber sido deportado a raíz de su captura por parte de la Policía Nacional Civil y de la Policía Internacional en Guatemala, empero las autoridades mexicanas decidieron proceder en este caso conforme el tratado bilateral de extradición.