Amerrisque y la invención de América
Amerrisque, país del viento o donde el viento sopla, llamaron los maya a la cordillera situada entre Juigalpa y La Libertad, en el departamento nicaragüense de Chontales.
Tanto el geógrafo francés Jean Marcou, como el geólogo y naturalista inglés, Thomas Belt, dejaron constancia de ello en sus obras Sobre el origen del nombre de América (1875) y The Naturalistic in Nicaragua (1874), de manera respectiva.
La cordillera de Amerrisque delimita las aguas entre el lago de Nicaragua y el río Bluefields, aseguró el segundo, quien sirvió como ingeniero a la compañía Minera de Chontales entre 1868 y 1871 en los yacimientos de oro de Santo Domingo, San Benito y San Antonio.
Según Belt, después del cuarto viaje a este hemisferio los acompañantes de Cristóbal Colón (1502-1503) divulgaron con persistencia la voz Amerrisque al otro lado del Atlántico.
Incluso, el piloto mayor de esa tripulación, Alberico Vespucci, dos años después del hallazgo cambió su patronímico por Amerigo, agrega y refiere que quizás ello respondió a que los restantes marineros participantes en la exploración comenzaron a identificarlo con ese nombre.
De ser cierta esta tesis, el navegante italiano adoptó de esta región geográfica el calificativo que lo lanzó a la celebridad en vez de haberle aportado su patronímico a este continente, como repiten algunos de manera acrítica.
El apego a las concepciones eurocéntricas y/o la costumbre indujo a muchos abuelos y maestros a atribuirle el nombramiento de esta zona geográfica al cartógrafo alemán Martin Waltzemüller, quien fuera calificado por el sabio Alejandro Von Humbolt como un "librero muy oscuro".
La carta de relación del cuarto viaje de Colón a este hemisferio fue traducida del francés al latín en abril de 1507, en Saint Dié, pequeña localidad de Lorena, y trascendió como Quatuor Navigationes.
Ese documento, impreso en la época bajo el título Cosmographiae Introductio, supuestamente iba dirigido por Vespucci a uno de los financiadores de las exploraciones a las entonces denominadas Indias Occidentales, el mecenas italiano Francesco de Medicis.
La traducción al latín de ese texto, considerado la auténtica partida de bautismo del también identificado en ese tiempo como el Nuevo Mundo, resultó de una orden emitida por el papado al canónigo Jean Basin.
El elegante estilo de redacción del sacerdote poeta sirvió de pretexto para su designación como intérprete del documento, en el que aparecieron por primera vez los apelativos Americus y América, dados a Vespucci y a esta zona, de manera respectiva.
Pero fuentes históricas aseguran que Waltzemüller se atribuyó la iniciativa y presentó otra traducción bajo el nombre de Martin Ilacomylus, en respuesta de la cual las autoridades católicas suspendieron la publicación de la obra y despidieron al alemán.
En represalia este se fugó con las planchas creadas al efecto y mientras los cuestionamientos alrededor de los protagonistas de aquel relato rodaban por Europa, el pionero en el arte de la falsificación y piratería en la era de la imprenta se dedicó a reimprimir el texto.
Cosmograhie Introductio ignoró a Colón y acusó a Vespucci de desleal respecto el gran almirante, por estampar su firma en las cartas a Medicci con la clara intención de arrebatarle al primero la gloria del mal entendido "descubrimiento".
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